Alemania ha prosperado en los últimos 12 años bajo el gobierno de la canciller Angela Merkel, con un desempleo en un bajo nivel récord y un fuerte crecimiento económico. Sin embargo, ese éxito no se tradujo en una mejor remuneración para las mujeres del país, donde son pocas las probabilidades de que una brecha salarial de género que es una de las peores de Europa mejore en un futuro cercano.

Pese a tener a una mujer al frente del gobierno, una nueva ley que se propone dar visibilidad al problema no tiene fuerza suficiente como para elevar la situación de las mujeres en el sector empresarial. La llamada Ley de Transparencia Salarial, que entró en vigor en enero, hace recaer sobre cada empleada la responsabilidad de dar un paso al frente y solicitar información sobre discrepancias salariales, en tanto se otorga a las compañías un amplio margen de maniobra.

"La ley no marcará prácticamente ningún avance en cuanto a igualdad salarial", dijo Hans-Georg Kluge, un abogado que se especializa en casos de anti-discriminación. "No representará ningún beneficio para las mujeres que estén dispuestas a llevar su caso a la justicia".

Está muy lejos de otras iniciativas, en las cuales la responsabilidad recae en los empleadores. En el Reino Unido, se exige a las compañías publicar todos los años sus brechas salariales de género, y los reportes iniciales de este año provocaron no sólo una furia popular sino también la renuncia de un editor de alto nivel de la BBC como protesta. El gobierno francés proyecta leyes que exigirían un seguimiento de la brecha salarial.

Pese a que se considera a Merkel una de las mujeres más poderosas del mundo y la política alemana ostenta líderes femeninas fuertes, el papel de las mujeres en el mundo corporativo es limitado. El movimiento #MeToo centró una atención generalizada en el acoso y la agresión sexuales, pero la brecha salarial está en muchos sentidos arraigada en la cultura alemana, en tanto se utiliza el término "Frauenberufe (oficios femeninos) para referirse a las profesiones con una remuneración baja como trabajo social, peluquería y enfermería.

Hasta en ámbitos dominados por mujeres, como el de asistentes médicos, los hombres pueden llegar a cobrar un 40% más. La remuneración más baja, sumada a más trabajo con horario parcial para las mujeres, hacen que éstas ganen un 50% menos que sus pares masculinos a lo largo de su vida laboral, según un estudio de 2017 realizado por el Instituto Alemán de Investigaciones Económicas en Berlín.

Estas discrepancias, junto con la escasez de guarderías y las presiones sociales, contribuyen a que haya una cantidad menor de mujeres en la fuerza de trabajo: 78% de los hombres alemanes en edad de trabajar estaban empleados en 2016, en comparación con 70% de las mujeres, según la oficina nacional de estadísticas. Esto representa una oportunidad desaprovechada para una economía que debe lidiar con un déficit de mano de obra que afecta el crecimiento. El Ministerio de Trabajo dijo en un informe el año pasado que ve un "potencial significativo" en el aumento del volumen de horas trabajadas por mujeres, pero que para que eso ocurra deberían mejorar las condiciones generales.