El número de personas desbancarizadas continúa aumentando, esto a más de cuatro años desde que se rebajó la Tasa Máxima Convencional (TMC).
Así lo revelan cifras de la Superintendencia de Bancos (SBIF) publicadas recientemente por PULSO, que muestran que las personas excluidas del sistema crediticio formal continuaron con el derrotero alcista desde la aplicación.
A noviembre de 2017 el rango estaba entre 205 mil y 275 mil personas apartadas del sistema, muy por encima del último dato conocido. A principios del año pasado, el regulador señaló al Congreso que el número de personas potencialmente excluidas del acceso al crédito, entre diciembre de 2013 y diciembre de 2016, se ubicaba entre 151 mil y 227 mil clientes.
Una muestra más de lo perjudicial de buscar esta reducción artificial de la tasa de interés. Lo más preocupante es que dejó fuera a las personas con mayor riesgo, empujándolas hacia un sector desregulado, el crédito informal.
Es que se debe tener presente que una parte no menor de los desbancarizados, con una probabilidad alta, se verá obligado a buscar financiamiento de alguna manera, dado que por lo general esos recursos son para cubrir necesidades básicas o emergencias, con todos los riesgos que ello implica.
Es momento de que el gobierno impulse un cambio al respecto tendiente a reintegrar al sistema formal a parte de los excluidos.
La teoría, y ahora la práctica, comprueban lo pernicioso de reducir artificialmente precios, que no reflejan el verdadero riesgo del cliente que se le otorga el préstamo.
Hubo una natural migración hacia clientes menos riesgosos. Sería una tozudez por parte de las autoridades no aceptar la evidencia, por mucho costo político que esto represente.