Sus bonos gubernamentales y corporativos emitidos en el extranjero este año han tenido el peor desempeño entre los mercados emergentes con grado de inversión. En lo que va del 2022, han registrado un retorno negativo del 15,6%, casi tres veces el de Kuwait, que tiene una calificación similar, y mayor a la de países con la misma calificación como Israel, China y Arabia Saudita.
Pero la baja, más que una señal del escepticismo de los inversionistas hacia Chile, es un reflejo de cuán estimado ha sido el país. Su excelente reputación, ganada durante décadas de pagos oportunos de bonos y presupuestos equilibrados, permitió al país emitir deuda a más largo plazo a tasas de interés más bajas que la mayoría de sus pares, en algunos casos con vencimientos a 50 años y pagando un cupón de tan solo 3,25%.
Ahora, a medida que aumentan las tasas de interés mundiales junto con la inflación, los inversionistas están vendiendo deuda a largo plazo sin importar el emisor: este año más de US$7,3 billones del valor de mercado de renta fija se han evaporado. La larga duración, una medida de cuánto tiempo pasa antes de que los compradores recuperen su capital, ha castigado a cualquiera que tenga esos bonos chilenos a 30, 40 o 50 años.
Si bien el apuro por abandonar los bonos a largo plazo ha sido doloroso para los acreedores, es posible que las autoridades financieras de Chile quieran dar la vuelta de la victoria por su previsión de fijar tasas de interés bajas durante tanto tiempo.
“La emisión a largo plazo ha demostrado ser muy eficaz”, dijo Kieran Curtis, director de inversiones de Abrdn Plc en Londres. “Los encargados de la gestión de la deuda hicieron un buen trabajo con la emisión”, añadió.
Plazo más largo en los mercados emergentes
La duración promedio de los bonos de Chile es de 11,2 años, la más alta en los mercados emergentes y más del doble de lo habitual para los emisores de países en desarrollo en Europa.
Sin duda, otros factores también pesan sobre los bonos chilenos este año: una reescritura de la Constitución puede garantizar más servicios sociales y aumentar el gasto fiscal, y el Presidente Gabriel Boric también tiene planes que podrían ejercer presión sobre el presupuesto. Y también ronda el fantasma de más retiros de los fondos de pensiones en el futuro que, si bien son populares, han sacudido el mercado local.
“Somos neutrales con Chile debido al ciclo político, la nueva Constitución y el riesgo de un aumento del gasto fiscal en el futuro, y la larga duración también es un problema”, dijo Guillaume Tresca, estratega senior de mercados emergentes de Generali Investments en París.
Dicho esto, los diferenciales o “spreads” de los bonos chilenos se han mantenido esencialmente en línea con otros emisores de grado de inversión, lo que muestra que el desempeño inferior está vinculado a la duración más que a algo específico de Chile, según Andrés Pérez, economista jefe de Itaú CorpBanca.
Pérez, quien ayudó a supervisar la estrategia de bonos a largo plazo del país cuando trabajaba como jefe de finanzas internacionales en el Ministerio de Hacienda, dijo que extender las duraciones y crear tasas de referencia en los vencimientos clave tuvo el propósito de facilitar el acceso de los emisores locales a los mercados de capital.
A los inversionistas en Chile que se mantuvieron alejados de los bonos a más largo plazo del país les ha ido mejor, según William Snead, estratega de Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA en Nueva York.