En el marco de la última cuenta pública de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (Sbif) que se realizó esta mañana, antes de que se fusione con la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) en junio, el superintendente Mario Farren señaló que durante el año pasado la banca reportó pérdidas operacionales netas por US$54 millones.
Esta cifra considera incidentes operacionales como el de Banco de Chile, donde le sustrajeron US$10 millones tras el ciberataque, o los casi US$2 millones que le robaron a Consorcio tras el hackeo.
De hecho, según la Sbif, el ítem "fraude externo" engloba el mayor monto en las pérdidas operacionales sumando US$26 millones en 2018. Éstos "se refieren a pérdidas derivadas de algún tipo de actuación orientada a apropiarse de bienes indebidamente o soslayar la legislación por parte de un tercero", según la entidad.
Pero además del fraude externo, las pérdidas operacionales contemplan fraude interno, prácticas laborales, clientes productos y prácticas de negocios, daños a activos físicos, interrupción del negocio y fallo en sistemas, y ejecución entrega y gestión de procesos.