Reducir la volatilidad. Ese es el objetivo que ratificó ayer el presidente del Banco Central, Mario Marcel, en su primera comparecencia pública luego del anuncio de intervención cambiaria por un total de US$20 mil millones mediante venta spot e instrumentos de cobertura cambiaria desde el próximo lunes y hasta el 29 de mayo de 2020. Además, dio algunas luces sobre la evolución de la política monetaria hacia adelante, afirmando que debe ser coherente con la política cambiaria.
Marcel sostuvo que dicho comportamiento era esperable, porque "los agentes tienen que incorporar, internalizar, esa información. Han tenido que producirse ajustes importantes en sus carteras" y agregó que "si lo comparamos con episodios anteriores de intervención en la misma dirección, no hay mayores diferencias respecto de las etapas iniciales, considerando que todavía el Banco Central no está operando en el mercado".
Respecto del objetivo de la intervención, el presidente del instituto emisor no dejó espacio a dudas. "El objetivo de esta medida es reducir lo que estimamos como un grado excesivo de volatilidad de mercado cambiario que se expresa en una sobrerreacción noticias o datos políticos, económicos, etc. y que más allá de los órdenes de magnitud y más allá del nivel de tipo de cambio, nos parece que significa que el tipo de cambio se ha ido apartando de los determinantes fundamentales del mismo".
¿Por qué es importante contenerla? Marcel explicó que "con variaciones muy extremas del tipo de cambio, la información y el proceso de formación de precios se dificulta significativamente. Por lo tanto, esas señales de precios, o la ausencia de señales de precios, también van incidiendo sobre las decisiones de los agentes económicos, particularmente en materia de consumo, inversión, etc." y que, aunque los agentes económicos -hogares, empresas, gobierno, bancos- están "bastante protegidos del riesgo cambiario" por un traspaso acotado a inflación, la volatilidad "introduce un ruido en el mercado que a la larga también puede tener un efecto económico negativo".
Con todo, advirtió el presidente del BC que "nosotros podemos, a través de medidas como esta, reducir la volatilidad, podemos contener en algo esta incertidumbre, pero no tenemos la capacidad para influir en los orígenes de esa incertidumbre", que se traduce en temas de seguridad pública, conflictos políticos, cuestionamientos y debilitamiento de las instituciones.
Por lo mismo, sostuvo que "hay otros actores que tienen un papel mucho más relevante. Observamos que ha habido una experiencia positiva con algunos acuerdos en el Parlamento en materia tributaria, en materia constitucional, en el despacho del Presupuesto y en la medida que el sistema político valore y siga construyendo sobre la base de acuerdos de ese tipo y los vaya aplicando a temas que aún están pendientes, probablemente esa incertidumbre irá reduciéndose".
Aunque no quiso adelantar detalles sobre el efecto de la intervención en la política monetaria, debido a que la próxima semana se expone ante el Congreso el último Informe de Política Monetaria (Ipom) del año, Marcel sí reconoció "primero, que la política monetaria actualmente es bastante expansiva, segundo, que debe ser consistente con la política cambiaria y, en tercer lugar, que debe ir incorporando el escenario macroeconómico y los cambios que se van produciendo en la política fiscal".
Sube la volatilidad
A pesar del histórico anuncio del Central, continuó la volatilidad del mercado cambiario. Pocos minutos antes de la apertura, el tipo de cambio se ubicó en los $796, alentando las expectativas de que la paridad lograría dejar atrás los $800. Pero ese impulso fue perdiendo fuerza. Dos horas más tarde, la divisa apuntó un fuerte salto que lo llevó a un nivel de $826, sólo $2,7 menos que el máximo histórico alcanzado el jueves.
Sin embargo, tras ese peak, la moneda norteamericana inició una carrera descendente que la llevó a cerrar las operaciones en $809,5, lo que supone un retroceso de $19.
La poca claridad respecto al calendario de intervención cambiaria fue determinante en la jornada de ayer, aunque eso fue corregido durante la tarde, cuando el emisor anunció que la próxima semana saldrá al mercado a vender US$200 millones diarios, y otros US$200 millones forward a 30 días.
La volatilidad del peso chileno a tres meses subió 1,4 puntos base hasta 16%, mientras que promedio histórico es de 9%.
La incertidumbre sobre los impactos de la crisis social se refleja aún más al comprar la volatilidad del peso chileno frente a las principales divisas de la región.
Wells Fargo es uno de los bancos de inversión más pesimistas, con una proyección de $790 para este año y de $810 para 2020. Si bien el analista de divisas emergentes de dicho banco, Brendan Mckenna, destaca que mantiene sus pronósticos, considera que la intervención cambiaria logrará calmar al mercado.
"La intervención parece ser considerable y ha calmado los mercados, lo que debería ayudar a contener la volatilidad del peso chileno por ahora. Pero seguimos preocupados por la política y todavía tenemos un sesgo negativo para la paridad dólar-peso", afirma Mckenna.
Los US$20.000 millones que anunció el Banco Central es una de las preocupaciones que ronda entre los inversionistas, pues implica el 10% del PIB.
Ese no es el caso de Wells Fargo: "Existe justificación para usar las reservas de divisas en este momento. Aún no está claro si el Banco Central usará la totalidad del monto anunciado (...) No creo que sea apresurado, la moneda ha estado bajo presión durante más de un mes, y si al menos no dan una señal de que están dispuestos a detenerlo, la liquidación podría empeorar", agrega Mckenna.