Un mal panorama para la economía chilena es la que entregó el Banco Central en su primer Informe de Política Monetaria del año y el primero de Rosanna Costa como presidente de la entidad monetaria.

En concreto, recortó las perspectivas de crecimiento para este y el próximo año: para 2022 pasó de 1,5% a 2,5% a un rango entre 1% y 2%, mientras que para 2023 la situación es peor, ya que ve como probable una contracción de la actividad dejando el rango entre -0,25% y 0,75%, menor al rango anterior de 0% y 1%. Para en 2024, en tanto, se expandiría en torno a su potencial, entre 2,25% y 3,25%.

El Banco Central resaltó que “es importante notar que estas estimaciones difieren significativamente de las expectativas privadas —la mediana de la Encuesta de Expectativas Económicas y Consensus Forecast, ambos de marzo de 2022—, las que suponen que tanto el consumo como la inversión seguirán expandiéndose en 2022 y 2023, y que el aumento del PIB se ubicará por sobre el límite superior del rango previsto para cada año”.

En su análisis mencionó que los datos de fines de 2021 y comienzos de 2022 apuntan a que la economía ya estaría en una senda de reducción de los elevados niveles de gasto del año pasado, proceso que está ocurriendo a una velocidad algo más rápida que lo previsto.

“El nivel de gasto en consumo privado, particularmente en durables, descendió durante el último trimestre de 2021, lo mismo que la actividad del comercio. Esto último se extendió a inicios de 2022. Indicadores adelantados del primer trimestre, como las ventas con boletas electrónicas y las importaciones, también muestran un descenso respecto de los altos niveles del año pasado”, detalla el ente rector.

El Informe proyecta que el consumo privado y la formación bruta de capital fijo (FBCF) se contraerán en 2022-2023. En el caso del consumo, la previsión apunta a -0,2% y -0,8% respectivamente, mientras que para la inversión la estimación es de -3,8% y -0,2%.

Para el consumo, el informe dice que “será clave la elevada base de comparación, el descenso de la liquidez acumulada en los últimos trimestres —parte de la cual se ha destinado a ahorro— y la menor disponibilidad de crédito. En la inversión, jugarán un rol fundamental las condiciones financieras más estrechas y la persistencia de una mayor incertidumbre”.

Más inflación y tasas más altas

Otra de las variables que siguen al alza es la inflación. Los precios en doce se ubican en 7,8%, y por ello, el ente rector tuvo que elevar su previsión para este año pasando de 3,7% a 5,6%. En su informe sostiene que la inflación ha seguido aumentando, acercándose a 8% anual, y resalta que todos los componentes del IPC mostraron variaciones anuales al alza, destacando el rápido aumento del IPC subyacente de bienes, que pasó de alrededor de 5% a mediados de 2021 a cifras en torno a 9% a inicios de 2022. “En los servicios se observa una variación anual menor, cercana a 5%, explicada por el congelamiento de varias tarifas reguladas en los últimos años y los rezagos en el ajuste de los precios indexados”. Pese a esta corrección al alza, tiene una perspectiva positiva para 2023, ya que la sitúa en 2,9% y 3% para 2024.

¿Qué explica esta mayor inflación? En el documento publicado hoy, se detalla que el significativo impulso al gasto durante 2021 sigue siendo el principal determinante del alza de la inflación. Su impacto se ha acentuado en un escenario donde las presiones de costos han sido significativas y han seguido aumentando. “Las cadenas de distribución global aún no logran recuperarse de los efectos de la pandemia y, entre otros factores, siguen presentando disrupciones debido al alza de los contagios de Covid-19 y la política de tolerancia cero de China”, menciona el texto.

Es más, el Central detalla que el aumento de la inflación local ha ido más allá de lo previsto en diciembre, resaltando que la mayor parte de la sorpresa se ha concentrado en el componente subyacente del IPC. “La inflación anual acumulada a febrero de 2022 resultó cerca de 1 punto porcentual mayor que la prevista en el escenario central de diciembre. Más de la mitad de esta sorpresa correspondió a mayores incrementos en los precios de los bienes considerados en el IPC subyacente”, y apuntó que “una parte menos relevante de la sorpresa provino de los precios de alimentos y de los combustibles incluidos en su componente volátil”.

Sostiene que los precios de varias materias primas han alcanzado niveles elevados —energía, alimentos y algunos metales—, lo que se exacerba al considerar la depreciación que ha acumulado el peso en el último par de años. Se suma el alza de los costos laborales, ante una oferta que no se ha recuperado completamente de los impactos de la pandemia.

En este contexto de mayor inflación, el BC ha tenido que acelerar el proceso de normalización monetaria y por la Tasa de Política Monetaria ha aumentado más rápido que lo previsto en el escenario central del IPoM de diciembre. Así, en las reuniones de enero y marzo, la tasa se incrementó un total de 300 puntos base, situándose en 7%.

En este informe, el corredor de tasa de interés se ubica entre 100 y 200 puntos base por encima del planteado en diciembre, es decir, pasó del orden de 6,75% a un 8,5% para mediados de este año como techo.

De acuerdo al Central, la mayor alza de la tasa de interés contribuirá a la normalización del gasto interno —supuesto clave del descenso de las presiones inflacionarias a mediano plazo— y a un cierre algo más temprano de la brecha de actividad. Además, permitirá mitigar el impacto de la mayor persistencia de una alta inflación en la formación de expectativas.

Y enfatizó que, de darse los supuestos del escenario central, futuros aumentos de la TPM serían menores que los realizados en los últimos trimestres. “Si bien el incremento de la TPM ha sido rápido y significativo, los riesgos para la convergencia de la inflación persisten. El Consejo los monitoreará cuidadosamente, velando por que se garantice la convergencia de la inflación a la meta en el horizonte de política monetaria de dos años”.