El Consejo del Banco Central decidió este viernes mantener la Tasa de Política Monetaria en 11,25%, en lo que constituye su cuarta mantención consecutiva, a la espera de que el proceso de baja de la inflación se consolide.
En su reunión de política monetaria de mayo, la autoridad afirmó que “en coherencia con un escenario en línea con lo previsto, el Consejo considera adecuado mantener la TPM en 11,25% hasta que el estado de la macroeconomía indique que el proceso de convergencia de la inflación a la meta de 3% se haya consolidado. Al mismo tiempo, reafirma su compromiso de actuar con flexibilidad en caso de que alguno de los riesgos internos o externos se concrete y las condiciones macroeconómicas así lo requieran”.
De esta forma, el Banco Central realiza solo un pequeño matiz en relación al comunicado de abril, cuando señaló que era “necesario” mantener la TPM, a la vez que alertó en esa ocasión que “la economía se está ajustando más lento que lo previsto y la inflación está tardando más en reducirse”, frase que esta vez no está incorporada en su comunicación.
De hecho, ahora resaltan que “la inflación total y subyacente han evolucionado conforme con lo proyectado en el IPoM de marzo. En abril, la variación anual del IPC disminuyó hasta 9,9%. La parte subyacente también mostró un descenso en su variación anual —10,3% en abril—, aunque este ha sido menor que lo observado en la inflación total. La mayoría de las medidas de expectativas de inflación a dos años plazo continúan por sobre 3%”.
Sin embargo, nuevamente no hay una señal clara de cuándo comenzaría el proceso de bajas de tasas, aunque buena parte del mercado ya apuesta por julio. En octubre de 2022 fue la última vez que el Banco Central aumentó la tasa de interés, llevándola al actual 11,25%, desde entonces no se ha movido.
El Central dice que tampoco hubo sorpresas en materia de actividad, considerando los datos preliminares del primer trimestre y más allá del mal desempeño de la minería.
“El desempeño de la economía estuvo acorde con lo esperado en el IPoM de marzo. Por el lado de la demanda, los indicadores vinculados al consumo han continuado ajustándose a la baja, mientras que los de inversión ratifican su debilidad. En el mercado laboral, la tasa de desempleo aumentó a 8,8% en el trimestre móvil terminado en marzo, explicado, entre otros factores, por la reducción de la ocupación y el aumento de la fuerza de trabajo. Los salarios reales siguen recuperándose. En este contexto, la percepción de la economía por parte de empresas y hogares continúa en terreno pesimista”.
A nivel internacional, el BC destaca que la inflación “ha descendido en varias economías”. No obstante, pone una nota de alerta sobre los indicadores subyacentes, los cuales “permanecen en niveles elevados, señalando los riesgos en torno a su convergencia”. Así, “los principales bancos centrales volvieron a subir sus tasas de referencia. En este contexto, la Reserva Federal ha dado señales de una eventual pausa, mientras que el Banco Central Europeo ha indicado que aún debe realizar alzas”. Esto además en un contexto en el que “las perspectivas de crecimiento mundial para este año se mantienen débiles”.
Reacciones
Tras el anuncio de la autoridad monetaria, el economista jefe de Itaú, Andrés Pérez, señala que “no hubo sorpresas. Tal como se esperaba, el Consejo del BC mantuvo de forma unánime la TPM en 11,25% y reiteró un sesgo contractivo, esto en un contexto en que la inflación y la actividad no minera ha estado en línea con lo esperado”. En este contexto, dice que en su análisis la TPM empezaría a bajar a partir de julio de este año, “disminuyendo gradualmente al 9,25% a fines de año. Así, el ajuste en la actividad continuará, llevando a una contracción de un 0,5% en 2023″.
Por su parte, desde Tanner señalan que respecto a la inflación “está cclaro que aún (en el BC) no están cómodos con la elevada cifra de inflación sin volátiles”. A juicio de la entidad financiera, la primera baja debería producirse en julio y sería de 50 puntos base.
Desde Banchile destacan que “el Consejo mantiene un tono prudente al señalar que considera “adecuado” mantener la TPM en 11,25% hasta asegurar la convergencia de la inflación a la meta. Con todo, continuamos esperando que el ciclo de bajas comience en el tercer trimestre de este año y que la TPM finalice el 2023 en 7,75%”.
Cristián Valdés, estratega de inversiones de Zúrich AGF, es más cauto respecto al siguiente movimiento a la baja y lo ve recién en septiembre. Resalta que “el comunicado señala que la mayoría de las expectativas de inflación a dos años continúan sobre el 3% y que a tasa se mantendría en los niveles actuales hasta que se consolide la convergencia de la inflación, pero que actuarán con flexibilidad de ser necesario. Como consecuencia, esperamos que el BC mantenga la TPM en los actuales niveles hasta septiembre, en donde ya deberíamos estar viendo una consolidación de la convergencia inflacionaria. Nos vemos que esta decisión vaya a tener impactos en los precios de los activos al inicio de la próxima semana”.
Mientras, desde Santander afirman que mantienen su visión “de que ya en julio podríamos observar un recorte de la TPM. Con todo, el Banco Central ha tendido a manifestar un tono muy cauto a la hora de plantear un relajamiento monetario, por lo que no es descartable que esperen hasta septiembre para sentirse seguros de hacer un giro en la política monetaria”.