Por unanimidad, BC inicia proceso de baja de tasas con agresivo recorte de 100 pb
El Banco Central llevó el tipo rector de 11,25% a 10,25%. Esta es la primera reducción desde marzo de 2020 y la mayor en 14 años. En su mensaje, la autoridad señala que la decisión está “fundada en la consolidación del proceso de convergencia inflacionaria”. Anticipa que la tasa acumulará una reducción algo mayor a la considerada en el escenario central del Ipom y en el mercado la ven entre 7% y 8% a fines de año.
La expectativa era una sola: el Banco Central iba a comenzar a reducir la Tasa de Política Monetaria (TPM) en julio. Nadie esperaba otra cosa. Las proyecciones fluctuaban entre 50 y 125 puntos base. Y así fue: de manera unánime el consejo del ente rector decidió recortar en 100 puntos base la tasa de interés, llevándola a 10,25%.
Esta es la primera baja desde marzo de 2020 y la mayor en puntos base en una reunión desde el 12 de febrero de 2009, cuando la bajó 250 puntos y es, además, el primer movimiento en 9 meses.
En su argumentación sobre esta decisión, el ente rector dijo que “el escenario macroeconómico sigue siendo acorde con lo considerado en el Informe de Política Monetaria (Ipom) de junio. En particular, el desempeño de la actividad y la demanda no muestra diferencias relevantes respecto de lo proyectado, aunque la inflación se redujo algo más rápido que lo previsto en el escenario central”.
No obstante, mencionan que “el Consejo estima que, en el corto plazo, la Tasa de Política Monetaria (TPM) acumulará una reducción algo mayor a la considerada en el escenario central del Ipom de junio, coherente con lo que indican las encuestas previas a esta Reunión”.
De todos modos, puntualizan que “la magnitud y temporalidad del proceso de reducción tomará en cuenta la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la trayectoria de la inflación”.
Descripción del escenario interno
En el análisis del escenario interno, el Banco Central destacan que la inflación total y subyacente se han reducido más rápido que lo previsto en el último IPoM. “En junio, la inflación total descendió a 7,6% y la subyacente cayó a 9,1% anual. Las diferencias se dieron mayormente en el componente de bienes”. Asimismo, subrayan que “las expectativas de inflación a dos años plazo, tanto la Encuesta de Expectativas Económicas (EEE) como la Encuesta de Operadores Financieros (EOF) se encuentran en 3%”.
En cuanto a la actividad y la demanda siguen evolucionando acorde con lo esperado. “En mayo, el Imacec cayó 0,5% respecto del mes anterior, en su serie desestacionalizada (-2,0% anual). Este retroceso mes a mes fue determinado principalmente por factores de oferta, que afectaron particularmente a la minería y, en menor medida, a la industria”.
De hecho, sostienen que “descontada la estacionalidad, el componente no minero no presentó variación mes a mes (-1,1% anual)”. Ahora bien, por el lado de la demanda, los indicadores vinculados al consumo y la inversión no muestran mayores novedades respecto de lo considerado en el escenario central del IPoM de junio.
Sobre el mercado laboral, dicen que no hay mayores cambios de sus tendencias previas, con una tasa de desempleo que se mantuvo en 8,5% en el trimestre móvil terminado en junio. Puntualizan que las remuneraciones siguen aumentando en términos reales. Las expectativas de los consumidores y de las empresas se mantienen en terreno pesimista, aunque han mejorado.
En el plano externo
En el plano externo, la inflación ha seguido descendiendo, con sorpresas a la baja en un grupo amplio de economías, entre ellas la de Estados Unidos. “Los mercados financieros han reflejado un mayor apetito por riesgo, observándose una depreciación del dólar a nivel global, un aumento de las bolsas y una compresión de los premios por riesgo”.
No obstante, mencionan que “los fundamentos siguen apuntando a la necesidad de una política monetaria restrictiva en las economías desarrolladas. Los principales bancos centrales han vuelto a subir sus tasas de referencia y han dado señales quesus políticas monetarias se mantendrán en terreno restrictivo por un tiempo prolongado”.
En este escenario, sostienen que “el impulso externo que recibirá la economía chilena se mantendrá acotado, con débiles perspectivas de crecimiento mundial tanto para este como para el próximo año”.
Respecto de las materias primas, resalta el aumento del precio de los cereales tras el retiro de Rusia de la Iniciativa de Granos del Mar Negro. El precio del cobre, con fluctuaciones, se ubica en un nivel similar al de la Reunión de junio, mientras que el precio del barril de petróleo aumentó cerca de 10% en el mismo lapso.
El BC destaca que los movimientos del mercado financiero local siguen alineados con expectativas de que la política monetaria reducirá su nivel de restricción. Las tasas de interés de corto plazo han continuado cayendo, el tipo de cambio se depreció y el IPSA acumuló ganancias significativas. Por su parte, las tasas de largo plazo han tenido movimientos menores. El crédito bancario sigue acotado. La Encuesta de Crédito Bancario del segundo trimestre da cuenta de condiciones estrechas por el lado de la oferta, junto con una demanda crediticia que continúa débil.
La visión del mercado
La mayoría de los analistas esperaba un alza de 75 puntos base. “Esta disminución estuvo por sobre lo que esperaba el mercado”, dice el economista jefe de Fynsa, Nathan Pincheira, quien agrega que “lo más relevante del comunicado tiene que ver con la evaluación de que la inflación total y subyacente han caído sobre lo esperado en el Ipom de junio, mientras que la actividad y el escenario externo marchan más o menos según lo planeado”.
Para los economistas, una frase que podría generar un cambio en las expectativas es la mención que hace el Central en que las próximas bajas serán mayores a las previstas. “Con esto, hemos aumentado nuestra expectativa sobre los dos siguientes recortes, manteniendo el de diciembre. Así, la tasa de interés terminaría 2023 en 7,5% y llegaría a la neutralidad en septiembre de 2024″, complementa Pincheira.
Misma visión entrega Claudia Sotz, economista jefe de Tanner, quien comenta que “lo más relevante a destacar, es que se reconozca que los indicadores de inflación, tanto total como subyacente, estén disminuyendo más rápido de lo proyectado en el último informe, por lo que hace pensar que en la reunión de junio debió haber empezado el ciclo de bajas”. La economista espera que en la próxima reunión de septiembre la baja de tasa de interés también sea de 100 puntos base, en octubre de 75 puntos y en diciembre 50 puntos, terminando el año con una TPM en torno al 8%”.
Andrés Pérez, economista jefe de Itaú, afirma que “la economía ya se ha ajustado, se apresta a contraerse marginalmente este año y la inflación ha descendido más rápido de lo esperado. Las perspectivas de actividad siguen siendo débiles para el 2024″. Por ello, plantea que “ya no se requiere una política monetaria tan contractiva”. Para fines de año prevé que la tasa de interés se ubique hacia 7% e incluso por debajo.
Pavel Castillo, economista y gerente de Intelligence en Corpa Estudios de Mercado, apunta que “el riesgo con esta reducción de tasas un poco mayor a la esperada por el mercado es el efecto en el dólar, considerando además el alza que hizo la Reserva Federal y si este se llega a traducir en inflación en uno o dos meses más”.
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