En mayo del año pasado el Banco Central (BC) activó el Requerimiento de Capital Contracíclico (RCC) en 0,5% de los activos ponderados por riesgo de los bancos del país, en el marco de la Reunión de Política Financiera (RPF) que realiza de manera semestral el instituto emisor. En la RPF del actual semestre, el BC informó este lunes que el Consejo decidió, de manera unánime, mantenerlo en ese nivel.
Este nivel de 0,5% que definió el BC para el colchón anticíclico será exigible en la banca a contar de fines de este mes, dado que ya transcurrió un año desde que el BC lo determinó de esa manera.
“Este nivel se mantiene como una medida precautoria ante una incertidumbre externa y un balance de riesgos similares al del IEF anterior. Esto mantiene vigente la posibilidad de un evento negativo extremo, que implique una disminución significativa del crédito. Contar con un colchón de capital previamente constituido, que pueda ser liberado al concretarse un evento de esta naturaleza, ayudaría a mitigar sus impactos en la provisión del crédito a hogares y empresas”, detalló el BC en un comunicado.
El escenario externo e interno
En su análisis, el BC explicó que “en lo externo, las condiciones financieras globales continúan estrechas y los riesgos geopolíticos son relevantes. Los mercados reflejan una alta sensibilidad a las noticias, en un contexto en que se mantiene la incertidumbre acerca del inicio y velocidad del ciclo de normalización de la política monetaria en Estados Unidos. Esto ha afectado las tasas de mercado de corto plazo, que han aumentado en un número importante de economías. Por otra parte, las tasas de largo plazo se mantienen elevadas, y los riesgos en torno al endeudamiento soberano son relevantes a nivel global”.
En este contexto, el BC agregó que “el escenario externo continúa siendo la principal fuente de riesgos para la estabilidad financiera local. Las condiciones financieras para las economías emergentes podrían verse afectadas significativamente, en un escenario donde las tasas de interés externas se mantengan por un tiempo prolongado en torno a los niveles actuales o se incrementen. En un contexto como este se podría producir una corrección abrupta en los precios de algunos activos financieros, además de tener efectos importantes en aquellos agentes más endeudados. Todo esto, en un entorno en que se mantienen las vulnerabilidades en algunos segmentos de los mercados de crédito. Destaca el sector inmobiliario no residencial, que mantiene la atención de los reguladores en las principales economías”.
En el ámbito interno, el BC señaló que “la economía ha resuelto los significativos desequilibrios macroeconómicos de años previos. La reducción en inflación y tasas de interés de corto plazo han contribuido a normalizar los indicadores financieros de hogares y empresas. No obstante, el rezago en la recuperación de algunos sectores identificados previamente —como el comercio, construcción e inmobiliario— han contribuido a aumentar el impago, el que se ubica en niveles altos en perspectiva histórica, especialmente en la cartera comercial. El costo de financiamiento de largo plazo ha evolucionado de acuerdo con los desarrollos macro‐financieros internacionales, afectando las tasas de interés de los créditos hipotecarios y de los comerciales a mayor plazo. Por su parte, la profundidad del mercado de capitales continúa en niveles bajos”.
El BC también dijo que “la banca ha gestionado el aumento de riesgo de crédito y ha acumulado provisiones y garantías. Las pruebas de tensión del sistema bancario, que se presentan en el IEF del primer semestre, muestran que la banca se encuentra con un nivel de provisiones y capital suficiente para enfrentar un escenario de tensión severo. Con todo, la banca deberá continuar preparándose para enfrentar los desafíos asociados a la convergencia hacia Basilea III, por lo que deberá seguir fortaleciendo sus bases de capital”.