Sin sorpresas: el Banco Central mantuvo la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 11,25% y no dio señales ni indicios de cuándo comenzará a relajar la tasa de interés, sino que, todo lo contrario, ya que advirtió que la inflación sigue siendo “muy elevada” y que la “convergencia a la meta de 3% aún está en riesgo”.

La política monetaria ha hecho un ajuste significativo y está propiciando la resolución de los desequilibrios presentes en la economía, pero la inflación sigue siendo muy elevada y la convergencia a la meta de 3% aún está sujeta a riesgos”, dijo el Central enfatizando que “el Consejo mantendrá la TPM en 11,25% hasta que el estado de la macroeconomía indique que dicho proceso se ha consolidado”, exactamente el mismo mensaje de la reunión de diciembre.

En su análisis, el Banco Central sostiene que, en diciembre, la inflación total y subyacente se ubicaron en 12,8% y 10,7% anual, respectivamente. Ambas cifras fueron menores a las registradas el mes previo. No obstante, mencionan que la inflación acumulada en los últimos dos meses estuvo por sobre lo previsto en el IPoM de diciembre, principalmente por el registro de noviembre. Las expectativas de inflación a dos años plazo continúan por sobre 3%”.

En cuanto a la actividad económica, el ente rector indica que, en noviembre, el Imacec no minero volvió a mostrar un descenso, anotando una caída de 0,2% mensual en su serie desestacionalizada (-0,8% para el Imacec total). Subraya que, desde la perspectiva del gasto, “continua el ajuste en indicadores relacionados con el consumo y la inversión, como el desempeño del comercio minorista, las importaciones y la baja actividad en la construcción”.

Sobre la evolución del mercado laboral, resalta que “se sigue observando una baja creación de empleo y descensos en la variación anual de los salarios reales. Todo lo anterior se da en un contexto en que las expectativas de consumidores y empresarios persisten en niveles pesimistas”.

Ante la fuerte caída que ha tenido el dólar, el Banco Central advierte que “las implicancias macroeconómicas de la reciente apreciación del peso deberán ser evaluadas en el próximo IPoM”. Sobre el consumo destaca que “el crédito bancario continúa contenido, especialmente en las colocaciones comerciales. Esto ocurre en un contexto en que las condiciones de oferta permanecen restrictivas y la demanda ha seguido debilitándose”.

Los economistas coinciden en que el Banco Central se mantiene cauto a la evolución de la inflación y que no comenzará a dar señales de bajas hasta que exista una señal clara de que la inflación comenzará a ceder.

Sergio Godoy, economista jefe de STF Capital, afirma que “al igual que en la reunión de diciembre, el BC sigue estando cauteloso respecto a la convergencia de la inflación a la meta y anticipa que mantendrá la TPM hasta que el proceso de caída de inflación se consolide. Es decir, mantiene un tono neutral”.

Misma visión entrega el economista jefe de Bci, Sergio Lehmann, quien sostiene que el comunicado “da cuenta de que el BC mantiene una mirada cautelosa, evitando iniciar apresuradamente un proceso de recortes”. El experto añade que el ente rector “espera que haya señales claras de que la inflación está cediendo con suficiente fuerza para proceder con la primera baja de tasa e ir normalizando gradualmente la política monetaria”.

Para Martina Ogaz, economista de Euroamerica, el sesgo fue “un poco sorpresivo” debido a “la discusión que se había tenido en el mercado luego de la baja del tipo de cambio y además de otras cifras que han sido positivas, por ello sorprende que se mantenga este sesgo neutral”.

Desde Santander indican que “el dilema que enfrenta el Consejo es que tener certeza absoluta de que la inflación va inequívocamente hacia la meta dentro del horizonte puede tomar tiempo. En el intertanto, las tasas de interés reales estarán subiendo y es altamente probable que la economía esté en recesión”. En ese contexto, aseveran que “demorar el necesario ajuste monetario para la nueva fase del ciclo puede ser muy costoso. Por lo mismo, la autoridad monetaria deberá correr ciertos riesgos a la hora de iniciar el proceso de recortes”.

Abril o mayo

La próxima reunión de política monetaria será el 4 de abril, un día antes de que el ente rector entregue su primer informe de Política Monetaria (IPoM) del año. Ante este escenario, las expectativas para que el Banco Central comience a flexibilizar su política monetaria se ubican entre abril y mayo.

En Santander sostienen que en la próxima reunión el Banco Central contará con información de los IPC de enero y febrero de este año, y con los Imacec de diciembre, enero y febrero. “En el caso del IPC es posible que el registro de enero siga siendo relativamente elevado, en parte, por algunos efectos de una sola vez asociados a la aplicación del IVA a una serie de servicios, mientras que, en febrero, los precios mostrarán un avance muy acotado”. Ahora, por el lado del Imacec, argumentan que “los próximos números ratificarán que la economía está muy débil y que las holguras de capacidad se siguen ampliando. Si a eso agregamos los efectos de la fuerte apreciación del peso, el Consejo debiese tener argumentos suficientes para iniciar los recortes en la próxima reunión”.

Visión parecida muestra Claudia Sotz, economista jefe de Tanner Investments, quien dice que “en la reunión e IPoM de marzo 2023 puede que el Banco Central de la señal de un sesgo para iniciar las bajas de TPM, o bien bajarla en esa reunión, condicional a que el escenario internacional y nacional continúen en la senda actual”.

Lehmann y Godoy se inclinan más para que el primer recorte se materialice en mayo. El primero de ellos dice que “esperamos que en abril prepare el terreno para la baja de tasas, con un sesgo que refleje con claridad que las presiones inflacionarias van en retirada”, y el segundo subraya que “movemos nuestra estimación de la primera baja de la reunión de abril a la de mayo y de al menos 100 puntos base”.

Escenario externo

El panorama internacional también es parte del análisis que hace el ente rector en su reunión de política monetaria. Aquí destaca que la inflación mundial ha disminuido en el margen, principalmente asociado a los menores precios de la energía, pero advierte que persiste en niveles elevados y las presiones continúan siendo importantes. En este contexto, subraya que los principales bancos centrales han continuado subiendo sus tasas de interés de referencia. “Las perspectivas de crecimiento para 2023 se mantienen débiles, aun cuando muestran un acotado ajuste al alza”.

Puntualizó que los mercados financieros globales han reflejado un mayor optimismo, alimentado por los cambios en la política cero Covid en China y las perspectivas de una trayectoria de política monetaria menos restrictiva por parte de la Reserva Federal y el dólar se ha depreciado globalmente y el precio del cobre aumentó de forma importante, ubicándose en US$4,2 la libra.