Algo había adelantado ayer en el comunicado de la Reunión de Política Monetaria: Las proyecciones de crecimiento para este año se iban a ajustar al alza. Y así fue. El Banco Central cumplió, pero fue más allá de las expectativas del mercado. Es que el nuevo rango entre 8,5% y 9,5% no estaba ni en el escenario más optimista ( 9%). En marzo se esperaba un rango entre 6% y 7%.
De acuerdo al ente rector, cerca de dos tercios de la diferencia con la proyección de marzo se explica por la acumulación de medidas de impulso al gasto, y el tercio restante, principalmente por el mejor inicio del año y adaptación de la economía. “Las masivas transferencias fiscales y la aprobación del tercer retiro de ahorros previsionales llevan a proyectar un crecimiento anual del consumo privado en torno a 15% (en torno a 12% en marzo)”
A su vez, dijeron que la formación bruta de capital fijo aumentará 11,4% en el año, mientras las exportaciones totales crecerán algo más de 1%. En este escenario, el cierre de la brecha de actividad será más temprano que lo estimado anteriormente.
De acuerdo al IPoM, “un elemento central de estas proyecciones es la política fiscal, que este año agregará un impulso superior al contemplado en marzo, considerando los anuncios ya concretados y el gasto adicional que significarán, entre otras, las medidas de apoyo a hogares recientemente aprobadas”.
El mayor impulso al consumo, en un contexto de cierre más pronto de la brecha de actividad y aumentos de las presiones de costos, eleva las proyecciones de inflación. La inflación subyacente cerrará el año algo por debajo de 4% anual. El alza de los precios de la energía seguirá dominando el componente volátil.
Así, tras alcanzar valores superiores en el segundo semestre, en diciembre del 2021 la inflación anual del IPC total será 4,4%.
En síntesis, el BC destaca que la mayor proyección de actividad para el 2021 se explica en gran medida por el aumento del consumo privado, respondiendo a la acumulación de medidas de estímulo adoptadas desde el IPoM anterior. “Parte importante de estas medidas dan cuenta de una política fiscal considerablemente más expansiva que lo previsto anteriormente”, enfatiza.
Asimismo, indicaron que “las perspectivas para la inversión y las exportaciones, en cambio, son más acotadas, con tendencia a desacelerarse en el primer caso. Así, se perfila un escenario de recuperación notoriamente sesgado hacia el consumo, que, de mantenerse o profundizarse con políticas más procíclicas, podría ir incubando desequilibrios macroeconómicos de mayor envergadura, riesgo que debe ser debidamente anticipado”.
La suma de estas iniciativas, según el Central, hará que el crecimiento del gasto fiscal llegue a cifras en torno a 25% nominal en el 2021, lo que se compara con el 5% considerado en el IPoM de marzo. “Esto llevará a exceder significativamente el déficit estructural programado para el año, lo que el gobierno formalizaría invocando una “cláusula de escape” de las metas fiscales comprometidas”. En ese sentido, subrayan que “aunque aún no se cuenta con nuevas proyecciones oficiales, parece evidente que, pese a las mejores perspectivas para la actividad, este año el impulso fiscal no solo superará lo previsto, sino que será significativamente mayor que el del 2020″.
Política monetaria
Sobre la política monetaria, el BC entregó nuevas pistas de la nueva trayectoria que seguirá en los próximos meses. Mencionan que en lo inmediato, el Consejo estima que la economía aún está afectada por el impacto de la pandemia y el rezago del mercado laboral en la recuperación. Sin embargo, “el alto dinamismo que ya exhibe el consumo y el impulso adicional al gasto privado representan un cambio relevante para el escenario macroeconómico de los próximos meses, lo que hace necesario recalibrar la expansividad de la política monetaria en lo venidero”.
En particular, argumentan que “el mayor crecimiento previsto para el gasto y la actividad harán menos necesario que el impulso monetario apoye la recuperación de la economía con la intensidad actual, por lo que debería comenzar a moderarse gradualmente, antes de lo previsto en el IPoM anterior. Esto permitirá evitar la acumulación de presiones inflacionarias en un momento particularmente sensible de la recuperación”.
Puntualizó que “es importante recordar que la inflación perjudica especialmente a los hogares de ingresos medios y bajos, que no poseen los mecanismos de protección de su poder adquisitivo y sus activos con que cuentan los más acomodados. Por esto, un escenario de mayor inflación solo potenciaría el impacto regresivo de la pérdida de empleos que estos sectores han tenido durante la crisis”.