La economía ha sorprendido este año. El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) ha mostrado una fuerte aceleración debido a los mayores estímulos y la liquidez presente. Todo esto llevó a que el Banco Central subiera nuevamente su proyección de crecimiento para este año.
De acuerdo al Informe de Política Monetaria (IPoM) de diciembre, el BC estima que la economía crecerá entre 11,5% y 12,0% este año, rango que se ubica por sobre lo estimado en septiembre pasado (entre 10,5 y 11,5%), reflejo del mayor dinamismo del gasto, con ajustes importantes al alza en el consumo privado y la inversión en maquinaria y equipos.
De acuerdo con el documento, el mayor gasto interno ha llevado que el crecimiento del PIB chileno esté dentro de los más altos del mundo, pero al mismo tiempo significa que la economía está operando muy por sobre su capacidad de corto plazo, exacerbando las presiones de costos y precios.
El Central sostiene que en el segundo trimestre se superó el nivel de actividad anterior a la crisis, en el tercero el PIB aceleró su expansión trimestral, llegando a 21% anualizado. A su vez, menciona que el Imacec de octubre creció 15% en doce meses (17% anual la parte no minera), aunque con velocidades de expansión mensuales menores a las observadas previamente.
Asimismo dice que el consumo privado ha continuado siendo el componente más dinámico del gasto, al crecer 27,5% anual en el tercer trimestre. Por el lado de la oferta, esto se ha reflejado en la continua expansión del sector comercio y la aceleración de los servicios.
El BC explica que un reflejo inequívoco del exceso de demanda interna “es el mayor déficit que registra la cuenta corriente” a pesar de un precio del cobre elevado y la significativa depreciación del peso.
En ese sentido, destaca el alto déficit de la cuenta corriente medida a precios de tendencia, que alcanzará a 6,7% del PIB este año. De este modo, añade que “el fuerte incremento del ingreso nacional en el 2021 —gracias a la recuperación cíclica y al incremento del precio del cobre— se ha visto más que compensado por el comportamiento del consumo privado y público, deprimiendo el ahorro nacional”.
En cuanto a la inversión, el central dice que se siguió recuperándose en el tercer trimestre, con un dinamismo importante en todas sus líneas. “El componente de maquinaria y equipos mantuvo un crecimiento elevado, especialmente la de uso industrial y vehículos de carga”. Mientras que en la construcción y otras obras ha sido clave la reactivación de proyectos de edificación y de obras de ingeniería relacionadas con la minería. De hecho, según el catastro de la CBC del tercer trimestre, la inversión del 2021 está entre las más altas de los últimos cinco años.
Perspectivas
No obstante, pese a esta aceleración prevista para 2021, las previsiones para 2022 y 2023, no son auspiciosas, ya que se espera una fuerte desaceleración. Así, para 2022 y 2023, se proyecta que la economía crecerá entre 1,5% y 2,5%, y entre 0,0% y 1,0%, respectivamente.
Al respecto, advierte que, aunque en esta trayectoria es posible que se registren tasas de expansión negativas en algunos trimestres, el nivel de actividad que alcanzará la economía al final del período de proyección será similar al que se preveía en los Informes de junio y septiembre de este año.
“Las tasas de expansión anual de la economía tendrán una importante reducción, contribuyendo a resolver los desequilibrios que se han acumulado en los últimos trimestres”.
En el detalle sostiene que la elevada base de comparación, la extinción de las transferencias fiscales directas, la utilización de la liquidez acumulada en los últimos trimestres, la mayor estrechez de las condiciones financieras y la la acción de la política monetaria, llevará a una contracción del consumo privado en los próximos dos años.
En el escenario central, prevé que el consumo caerá 0,2% el 2022 y 1,5% el 2023, explicado por una reducción sustancial del consumo de bienes durables luego de su fuerte acumulación durante el 2021.
En cuanto a la inversión, el BC indicó que la formación bruta de capital fijo también tendrá un débil desempeño en los dos años venideros, comportamiento en el que juegan un rol fundamental las condiciones financieras más estrechas derivadas de los cambios estructurales que se han producido en el mercado de capitales local, lo mismo que la persistencia de una mayor incertidumbre.
Así, el escenario central supone que la inversión se reducirá 2,2% en el 2022, para luego aumentar marginalmente en el 2023. En estas proyecciones, la inversión pública y el arrastre de grandes proyectos no alcanzará a compensar el impacto de la incertidumbre local y las altas.