Dando cuenta de que la actividad se ha desacelerado más lento de lo previsto y que la inflación ha sido más persistente de lo anticipado en diciembre, el Banco Central ajustó al alza ambas variables. Esta información la reveló en el Informe de Política Monetaria (Ipom) de marzo donde elevó su proyección para el Producto Interno Bruto (PIB) desde el rango -1,75 y -0,75 a uno entre -0,5% y 0,5%.
En su argumentación, reafirma lo que planteó el martes en la Reunión de Política Monetaria (RPM): “La velocidad a la que se ha estado ajustando la actividad en lo más reciente ha sido menor a la prevista. El mejor desempeño de inicios de 2023 lleva a revisar al alza la proyección de crecimiento del PIB de este año”.
No obstante, advierte el escenario para 2024 será menor al previsto. De hecho, su proyección para ese año pasó de un rango de 2% a 3% a uno entre 1% y 2%. “La economía continuará con su proceso de ajuste en los trimestres venideros. Por ello, se reduce la proyección para 2024. Considerados ambos años, el crecimiento acumulado no dista mayormente de lo previsto en diciembre”, sostiene el ente rector. Es más, se enfatiza que, en el escenario central, la actividad acumulará un crecimiento del orden de 1,5% entre 2023 y 2024, cifra similar a la prevista en el Ipom de diciembre. Para 2025, se proyecta que la economía crecerá entre 2 y 3%.
Posteriormente, la presidenta del Banco Central, Rosanna Costa, enfatizó que el hecho que “la economía pueda crecer más sin que haya habido un shock de demanda que aumente la brecha es una buena noticia, pero para bajar la inflación a 3% a dos años plazos todavía tenemos que hacer un ajuste en los niveles de producción y llevar a la economía a niveles que sean sostenibles en el largo plazo”.
En ese sentido, añadió que “ese ajuste empezó, pero no ha terminado, y eso se nota en la velocidad en que se está desacelerando el consumo y se nota en la dirección de las sorpresas de la inflación”. Para Costa, “las buenas noticias de crecimiento que tuvimos nos hace iniciar 2023 con una mejor base. De aquí en adelante el proceso de ajuste debiera encaminarse en lo que falte para llegar a un proceso sostenible”.
Destaca que el panorama económico global se ha vuelto más difícil en las últimas semanas. “La economía chilena se verá afectada por una menor demanda externa y condiciones financieras globales más restrictivas”. Así, destaca que “el escenario actual tiene asociado un grado de incertidumbre superior a lo habitual. Por un lado, está el riesgo de un deterioro más abrupto del escenario externo, con mayores implicancias para Chile, por otro, el lento descenso del consumo interno podría resultar en una dinámica inflacionaria más compleja”.
Desde el gobierno, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, dijo que “es una modificación bien significativa, que va en línea con las proyecciones desde los datos de cuentas nacionales (del 2022) que se presentaron recientemente”. En este punto agregó que “eso contribuye a fortalecer la idea de que vamos a tener un año bastante más estable en materia de actividad y que, mirando la evolución de lo que han sido los trimestres anteriores, claramente la mayor caída de actividad se produjo en el tercer trimestre de 2022, o sea ya hace prácticamente seis meses”.
Consumo e inversión
Entre las principales variables de la demanda interna, el BC proyecta que el consumo privado continuará ajustándose en lo venidero. No obstante, dice que, comparado con diciembre, esta parte del gasto tendrá una caída menos marcada en 2023 y un alza más moderada en 2024. La proyección considera mayores holguras en el mercado laboral, coherente con el desempeño previsto para la economía. Así, para este año espera una caída de 3,8% frente a -5,8% previsto en diciembre, mientras que, para el próximo año, la previsión pasó de 2,5% a 0,9%.
Esta proyección, según el Central, también contempla una mayor incertidumbre producto de la situación externa y una política monetaria local que se mantendrá restrictiva por más tiempo. “El acceso al crédito implicará una restricción al consumo superior a la de trimestres previos, en línea con una carga financiera y morosidad de las familias que ha aumentado con rapidez en los últimos trimestres, especialmente en hogares de menores ingresos”. Ahora bien, para el consumo total, la estimación pasó de -4,5% a -3%.
La inversión, en tanto, seguirá mostrando un débil desempeño este año y el próximo, dice el Ipom. Esta estimación incorpora un escenario externo más deteriorado, una mayor incertidumbre global y condiciones financieras que seguirán siendo restrictivas. La información de los catastros —previa a los eventos del escenario externo— mostraba bajos niveles de inversión para los trimestres venideros. La estimación para este año pasó de -5% a -2,9% para este año y de -0,2% a -0,7% en 2024.
En el informe, el BC indica que la lenta reducción del consumo es coherente con un empleo que ha repuntado en lo más reciente y una incertidumbre político-económica local que se ha reducido. “Descontada la estacionalidad, en los últimos meses se ha observado un aumento del empleo, especialmente asalariado, que ha ayudado a un leve repunte de la masa salarial, no obstante, la variación anual de los salarios reales sigue siendo negativa”. El BC hace mención también a que “los indicadores de incertidumbre interna han descendido de forma relevante, hasta niveles comparables a los que se observaban previo a octubre de 2019. El menor ajuste del consumo también coincide con un aumento de los flujos de crédito de consumo rotativo —líneas y tarjetas de crédito”.
Persistencia inflacionaria y tasa de interés alta por más tiempo
En cuanto a la inflación, el ente rector reconoció que su previsión de 3,6% está siendo optimista y, por ello, ahora espera que este año cierre en 4,6%. “La inflación se mantiene en niveles muy elevados”, dice el Central.
En ese sentido, sostiene que, si bien la variación anual del IPC descendió hasta 11,9% en febrero, sigue estando muy por sobre la meta de 3%. La parte subyacente del IPC se ubica en torno a 11% anual desde hace un tiempo, acumulando una sorpresa importante en los últimos meses. Para el Central, varios factores explican por qué la inflación está tardando en bajar.
“El más importante, que la economía no ha logrado reducir los impactos del exceso de gasto que se acumuló en años previos. De hecho, la revisión de las cuentas nacionales mostró que el nivel de consumo de años previos fue mayor que lo estimado. Además, la velocidad a la que se ha estado ajustando en lo más reciente ha sido menor a la prevista”. En el escenario central, se proyecta que la inflación total seguirá reduciéndose en los trimestres venideros y convergerá a la meta de 3% en la última parte de 2024.
En cuanto a la Tasa de Política Monetaria (TPM), esta se ha mantenido en 11,25% desde octubre de 2022. Y reafirmó que se considera que será necesario mantenerla en ese nivel hasta que el estado de la macroeconomía indique que el proceso de convergencia de la inflación a la meta de 3% se ha consolidado. “En el escenario central, esto tomará más tiempo que lo previsto en diciembre”, acota, Y por ello, subraya que “el Consejo reafirma su compromiso de actuar con flexibilidad en caso de que alguno de los riesgos internos o externos se concrete y las condiciones macroeconómicas así lo requieran”.
¿Cómo interpretó este mensaje los economistas? Desde Santander sostienen que “la parte central de dicho corredor apunta a un primer recorte de la Tasa de Política Monetaria (TPM) de 75 puntos base en la reunión de septiembre y luego dos recortes consecutivos de 50 puntos base en las reuniones de octubre y diciembre, con lo que la tasa cerraría el año en 9,5%, por sobre el 8% al que apuntaban en el Ipom previo. Luego, durante 2024 la tasa seguiría bajando de manera gradual para cerrar en torno a 5,5%”.
En Bice Inversiones afirman que “las autoridades mantendrán su TPM en el nivel de 11,25% en sus próximas reuniones, como confirmaron en su último comunicado. Luego, en la medida que se confirme una disminución mayor en la inflación producto de la recesión en la actividad local, iniciaría un proceso gradual de disminuciones durante el tercer trimestre de este año”.
Claudia Sotz, economista jefa de Tanner Investments, añade que dado lo anterior, “el escenario base de trayectoria de la tasa de interés supone la primera baja será julio de 2023 de 50 puntos base, para luego finalizar diciembre de 2023 en 9,5% y en 4,5% en diciembre de 2024″.
Los riesgos que ve el Central
Los riesgos que enfrenta la economía chilena siguen siendo muy relevantes, dice el BC, por lo que sostiene que “la evolución del escenario externo requiere de un monitoreo constante”. Por otro lado, “el problema inflacionario sigue presente”. Asimismo, enfatiza que “el proceso de convergencia de la inflación no se ha consolidado. La inflación sigue siendo muy elevada, con un componente subyacente que no ha mostrado descensos en los últimos meses. El ajuste del gasto privado se ha dado a una velocidad menor que la esperada”.
En este punto indica que “algunas medidas de expectativas de inflación permanecen por sobre 3% a dos años plazo. Un escenario donde el consumo privado retome tasas de crecimiento más significativas comprometería la convergencia de la inflación a la meta y requeriría de una reacción significativa de la política monetaria para asegurar el cumplimiento de la meta de inflación”.
Para el BC, “la economía chilena enfrenta un momento complejo. La inflación se ha mantenido elevada por un largo período, el exceso de gasto no se ha corregido del todo y el escenario externo se ha vuelto más incierto”. Por ello, para el BC “reducir la inflación es una condición ineludible para que el desempeño económico mejore de forma sostenible y la economía sea capaz de hacer frente de la mejor forma posible a los impactos de los shocks provenientes del exterior”.