Banco Central y el control inflacionario: entidad explica en detalle sus políticas y la importancia de la estabilidad de precios
En un documento publicado este martes, el BC muestra que desde que comenzó su autonomía, en 1989, el promedio del IPC es 5,6%, y en la década de 2011-2020 se encamina a registrar una variación media de 3,1%, la más baja de la historia.
La autonomía y el rol que ha jugado el Banco Central durante los últimos 30 años es un tema que ya está presente en el debate de la nueva Constitución y seguramente lo seguirá estando durante 2021. Y si bien son pocas las voces que plantean innovar en algunas atribuciones o metas que tiene la institución, es fundamental analizar esta temática con cifras.
“El Banco Central enfrentará el proceso constitucional con pleno respeto al proceso definido, con confianza en los antecedentes que alimentarán la discusión de la convención en esta materia. La convicción de no pertenecer a un modelo o a un sector de la política o la sociedad, y la esperanza de que de allí saldrá el mejor marco institucional para guiar su gestión en las próximas décadas”, sostuvo el viernes pasado el presidente del Banco Central, Mario Marcel, en el Seminario Visión Económica 2021, de Sofofa y la Universidad del Desarrollo.
En medio de este contexto, es que el Banco Central público este martes el documento “Dinámicas y Determinantes de la Inflación en Chile”, que resume un conjunto de investigaciones propias y de otras entidades respecto del comportamiento histórico de la inflación en Chile, sus dinámicas de corto y mediano plazo, y el rol que cumple el marco de política monetaria en la determinación de las expectativas de inflación.
El texto, que es parte de cronograma de publicaciones del ente rector, presenta un análisis y caracterización de este fenómeno, así como las dinámicas de precios en Chile desde una perspectiva empírica. De acuerdo con el BC, su relevancia radica en que el entendimiento de las dinámicas de la inflación es clave para comprender el manejo de la política monetaria, sus mecanismos de transmisión y su efectividad.
Entre sus principales mensajes destaca que “una inflación alta y volátil impone costos significativos sobre el crecimiento económico y el bienestar de la población, al introducir incertidumbre, reducir la eficiencia y la inversión, y ser regresiva”.
El informe resalta que “dado que en el largo plazo la inflación se asocia al crecimiento excesivo de la cantidad de dinero, su comportamiento promedio depende críticamente de la política monetaria. Por esto, la principal contribución de un Banco Central a la sociedad es garantizar una inflación baja y estable”.
Según describe el BC, la inflación alta y volátil fue un fenómeno persistente y recurrente en buena parte del siglo XX en Chile. “En gran parte del período, esto puede relacionarse a la subordinación de la política monetaria a objetivos de financiamiento fiscal”. Así, se menciona que “la autonomía del BC con un objetivo explícito de estabilidad de precios, y la disciplina fiscal han sido hitos claves para lograr una inflación baja y estable en los últimos 20 años. Es interesante constatar que esto se dio en conjunto con uno de los períodos más prolongados de alto crecimiento en la historia de Chile”.
De hecho, si se analizan las cifras, desde que comenzó la autonomía del BC, en 1989, el promedio del IPC es 5,6%, mientras que el promedio de la década de 2011-2020 se encamina a registrar una variación de 3,1%, la más baja de la historia. Previo a la autonomía, la inflación promedio superaba con creces estas cifras. Por ejemplo, el promedio de la década del 80 fue de 20,3% y 174% entre 1971-1980.
Traspaso inflacionario
Las dinámicas de corto y mediano plazo de la inflación de Chile están altamente influenciadas por lo que ocurra con el sector externo. “Por esta razón, un marco de política monetaria que controla la inflación en el horizonte de dos años, pero que tolera desvíos transitorios asociados a fluctuaciones cambiarias y otros shocks, permite lograr el objetivo primordial de estabilidad de precios sin exacerbar la volatilidad de la actividad y el empleo”, dice el documento.
Se menciona que bajo un régimen de tipo de cambio flexible, el tipo de cambio nominal es una variable de ajuste crucial en la respuesta a los shocks externos que recibe la economía, y es por tanto un mecanismo por el cual estos se transmiten a inflación. “La evidencia muestra que, en Chile, el coeficiente de traspaso del tipo de cambio nominal a inflación es relativamente pequeño en la comparación internacional, y se ha reducido en el tiempo”. Se subraya que esos “bajos niveles promedio de traspaso están, en general, asociados con una alta credibilidad de la meta de inflación. Esto ha sido central para la conducción de la política monetaria en Chile, en la medida que ha facilitado la implementación de una política contracíclica en respuesta a shocks externos como, por ejemplo, los shocks adversos a los términos de intercambio vividos entre 2014 y 2015 con la caída de los precios de las materias primas”.
Expectativas
En el análisis también se enfatiza el rol de las expectativas de inflación en la conducción de la política monetaria, tanto por su efecto directo en inflación, como por la importancia del anclaje de dichas expectativas a la meta del Banco Central. “En la medida en que las expectativas de inflación permanezcan ancladas, la política monetaria será efectiva y podrá jugar el rol contracíclico anteriormente mencionado”.
Por último se menciona que “la coherencia entre mensajes, acciones y objetivos, así como el tener un marco creíble de políticas macroeconómicas, han servido para anclar las expectativas de inflación”. Así “bajo las distintas metodologías alternativas con las que se han medido las expectativas de inflación en Chile, estas han permanecido ancladas en la meta del BCCh -3%, durante el horizonte de política de dos años- por buena parte de las últimas dos décadas”.
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