El presidente del Banco Mundial, David Malpass, advirtió el sábado al G-20 que no debería escatimar en recursos para proveer alivios de deuda permanentes a algunos países que afrontan aumentos desenfrenados de niveles de pobreza, ya que podrían repetirse los desastrosos ‘defaults’ de la década de 1980.
Malpass dijo que le complacía ver los progresos del Grupo de las 20 principales economías del mundo (G-20) para mejorar la transparencia en los acuerdos de deuda y proveer un alivio mayor a las naciones vulnerables, pero que era necesario hacer más.
“La reducción de la deuda y la transparencia permitirán una inversión productiva, clave para lograr una recuperación más temprana, más sólida y más duradera”, dijo Malpass a los líderes del G-20 durante una reunión por videoconferencia.
“Tenemos que evitar hacer muy poco ahora y luego sufrir incumplimientos desordenados y reestructuraciones repetidas de la deuda como en la década de 1980”, declaró.
La llamada “década perdida” de la década de 1980 dejó a varios países sumamente endeudados de América Latina y otras regiones incapaces de cumplir con el pago de sus deudas, lo que retrasó el crecimiento económico y los esfuerzos para reducir los índices de pobreza.
Malpass, quien comenzó a presionar por reestructuraciones a principios de la crisis de COVID-19, advirtió que los problemas de financiamiento estaban empeorando en países como Chad, Angola, Etiopía y Zambia, y que la ausencia de un “esquema permanente de alivio de deuda” oscurecía las perspectivas de disminución de la pobreza.
Los líderes del G-20, reunidos en una cumbre virtual este fin de semana, están a punto de aprobar formalmente una extensión del congelamiento temporal de los pagos de deuda soberana bilaterales para las naciones más vulnerables, y quieren adoptar un esquema común sobre las futuras reestructuraciones.