En alerta. Así están los bancos tras la puesta en consulta, por parte de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), de la normativa sobre bancos sistémicos, la primera de una serie de regulaciones que se requieren para avanzar hacia Basilea III, como parte de las exigencias de la nueva Ley General de Bancos.
La industria se volcó en los últimos días a analizar los requerimientos y sus alcances, levantando una serie de reparos. Entre ellos, que los requisitos de capital serían equivalentes más a lo que ocurre con los bancos globalmente sistémicos que a las normas que existen en el mundo para bancos domésticos de menor tamaño.
Ejecutivos de la banca que prefirieron mantener su nombre bajo reserva, sostienen que ello podría generar un desincentivo en los bancos sistémicos para crecer, ganar cuota de mercado o suscribir créditos para ciertas carteras como empresas o vivienda. Incluso, podrían subir precios dado el mayor costo del capital. Por ello, aseguran que podría disminuir la competencia entre los seis bancos más grandes del sistema, es decir, Santander, Banco de Chile, BancoEstado, Bci, Scotiabank e Itaú (en la que participa como accionista la familia Saieh, controladora de Copesa, empresa que edita PULSO).
La norma en consulta identifica a seis bancos sistémicamente importantes: dos en el nivel I, que exige un cargo de capital básico adicional de 1% de los Activos Ponderados por Riesgo (APR); y cuatro en el nivel II , con un cargo de 1,5% de los APR.
Pero más allá de que el requerimiento empiece en 1% y no en 0%, como ocurre en otros países (tal como criticó esta semana el presidente de la Asociación de Bancos, José Manuel Mena), y que el techo sea 3,5% (lo que posicionaría a Chile como uno de los países con mayor cargo de capital en el techo, para bancos domésticos), lo que preocupa a la banca es que los rangos de cargos adicionales de capital básicos sufren saltos importantes a medida que el banco gana participación de mercado, sobre todo si alguna entidad supera el 18% de mercado, por lo que eventualmente no habría instituciones interesadas en superar ese tamaño.
Esta participación de 18% no está lejos para muchas entidades, considerando que Bci tenía 16,95% de mercado a junio (consolidando EE.UU.), Santander 16,8%, y Banco de Chile 15,89%.
Según la Autoridad Bancaria Europea (EBA), de las 202 instituciones que son sistémicamente importantes para la economía doméstica o para la Unión Europea (UE), casi el 50% tiene cargos menores al 1%. Fuera de la UE el panorama es similar: en México, por ejemplo, los cargos de capital tienen un piso de 0,6% y un techo de 2,25%, donde de los siete bancos sistémicos del país azteca, cuatro tienen un cargo menor al 1%.
De hecho, Santander España es considerado como uno de los 29 bancos sistémicos globales, por lo que el regulador le exige un cargo adicional de capital básico del 1% por este concepto, pero en Chile, el mismo Santander, pese a tener un menor tamaño que su matriz, necesitaría un capital que incluso podría superar el 1,5%.
El mismo presidente de BancoEstado, Arturo Tagle, dijo esta semana que "los escenarios más pesimistas que simulábamos era que el riesgo sistémico exigiera un 1% adicional y, con la norma que puso en consulta la CMF, el rango llega a 1,5%, es decir, 50% solo por ese motivo de riesgo sistémico".
En total, la CMF estimó que los seis bancos que serían sistémicos requerirán US$2.500 millones para cumplir con las exigencias de capital sistémico, por sobre el capital requerido para aumentar el patrimonio efectivo desde 8% a 10,5% de los APR, común a todos los bancos del sistema financiero chileno.
Sólo este monto de US$2.500 millones implicaría que casi se duplique el escenario central al que llegó el grupo de trabajo de 2015 en base a cálculos de la ex Superintendencia de Bancos (ex SBIF, actual CMF), donde se estableció que el capital adicional que necesitaría la banca para cumplir con los estándares de Basilea III se acercaba a los US$2.800 millones.