Este martes el sistema bancario chileno reportó un resultado consolidado de $ 357.849 millones (US$ 442) al cierre de enero de 2023, lo que significa una disminución de un 25,01% en doce meses. En tanto, la rentabilidad sobre patrimonio promedio alcanzó un 20,59% y la rentabilidad sobre activos promedio fue de 1,42%, ambas, por sobre lo alcanzado en igual mes del año anterior.
Estos resultados se vieron influidos por las colocaciones, las cuales retrocedieron 3,02% en doce meses, profundizando la caída de 2,86% registrada en diciembre pasado y contrastando con el incremento de 3,11% observado en enero de 2022.
La mayor caída de las colocaciones, respecto del mes anterior, se explicó por el retroceso de las colocaciones comerciales y una mayor caída de las colocaciones de consumo. Mientras, la cartera de vivienda creció marginalmente, estabilizándose la trayectoria descendente observada en los últimos doce meses.
Por su parte, las colocaciones comerciales cayeron un 5,54% en doce meses, contra un retroceso de 5,62% registrado en diciembre, mientras que las colocaciones de consumo cayeron por segundo mes, acentuándose dicha baja desde un 0,76% en diciembre a un 1,28% en enero. Los créditos para vivienda aumentaron levemente desde un 1,34% a un 1,36%.
En materia de riesgo de crédito, los índices de provisiones sobre colocaciones, de morosidad de 90 días o más y de cartera deteriorada aumentaron respecto del mes anterior, excepto el índice de provisiones de la cartera de vivienda, que se mantuvo.
De esta manera, el índice de provisiones sobre colocaciones subió de un 2,46% a un 2,50% en el mes, producto de un incremento en el indicador de las carteras comercial y consumo.
El coeficiente de cartera deteriorada aumentó de un 4,74% a un 4,88% en el mes, y el índice de morosidad de 90 días o más lo hizo de un 1,68% a un 1,78%, registrándose, en ambos casos, un mayor índice en las tres carteras.
Respecto de doce meses atrás, se expandieron los tres índices de riesgo de crédito. El indicador de provisiones sobre colocaciones impulsado por un aumento de los respectivos índices de las carteras de consumo y vivienda, el de morosidad de 90 días o más explicado por un mayor indicador en las tres carteras, mientras que el mayor coeficiente de cartera deteriorada obedeció al incremento de los índices de las carteras comercial y consumo.