El Barómetro de la Economía Chilena del Instituto de Políticas Públicas (IPP) de la Universidad Andrés Bello muestra una mejora de la economía chilena en abril respecto del mes anterior. “Si bien aún no alcanza los niveles estables pre-pandemia, da luces de que se encamina hacia ese escenario”, dice el estudio.
El barómetro posiciona en un plano una serie de indicadores económicos, entre cuatro cuadrantes: bien y mejorando; bien pero empeorando; mal pero mejorando; y mal y empeorando.
El Índice Económico IPP Unab se ubicó a nivel general en el cuadrante “bien y mejorando”. Este congregó la mayoría de las variables, las cuales corresponden a la inflación, el IMACEC, la incertidumbre económica, los deudores morosos, la confianza de los consumidores, el precio del cobre, la participación laboral, el saldo en cuentas corrientes y depósitos a plazo, el spread soberano, el IPSA, la participación laboral femenina, la inversión extranjera directa, la tasa de ocupación, la tasa promedio ponderado de créditos de consumo y la tasa de informalidad.
El resto de variables que aún se encuentran en terreno positivo, en el cuadrante “bien pero empeorando”, fueron las remuneraciones reales y la deuda neta del gobierno central, que equivalen a un 8% del total.
En el terreno negativo del plano, el cuadrante “mal pero mejorando” concentró el 17% de los indicadores económicos considerados. Estos son desempleo, la tasa de créditos hipotecarios, la confianza empresarial y la creación de empleos. Por su parte, en “mal y empeorando” sólo se posicionaron el 13% de las variables: el dólar, las exportaciones y el índice de avisos laborales en internet.
En abril, el cuadrante “bien y mejorando” tuvo un aumento de variables pasando de un 42% a un 63%. También disminuyó el porcentaje de variables en el cuadrante “bien, pero empeorando”, de 25% a 8%, y en “mal, pero mejorando”, de 29% a 17%. Por último, en el área “mal y empeorando” aumentó la concentración de variables de 4% a un 13%.
Subíndices
A su vez las variables consideradas para la medición del barómetro en cuestión se subdividen en 3 subíndices. Estos son: expectativas, situación macroeconómica, y situación de los consumidores.
En detalle, en el subíndice de expectativas, no se observaron cambios de cuadrante, pero sí variaciones positivas para la confianza empresarial, el spread soberano y al incertidumbre económica. Mientras que la confianza de los consumidores no experimentó cambios, el IPSA empeoró levemente.
“Debido a las actualizaciones anteriores el subíndice presentó una mejora de 5,3 puntos porcentuales. Se mantiene, además, que las variables que más aportan al establecimiento positivo del subíndice corresponden al spread soberano y la incertidumbre económica, mientras que la confianza empresarial es la única que empuja hacia un terreno negativo”, precisaron desde el IPP en el documento.
Por otro lado, el subíndice de situación macroeconómica si experimentó cambios de cuadrante, uno positivo y uno negativo. La evolución positiva correspondió a la inversión extranjera que pasó de “bien, pero empeorando” a “bien y mejorando”, mientras que las exportaciones pasaron de “mal, pero mejorando” a “mal y empeorando”.
El subíndice en general aumentó 5 puntos porcentuales, empujado por el desempeño positivo del IMACEC, la deuda neta del gobierno central y el precio del cobre, y contrarrestado por el precio de dólar.
Finalmente el subíndice de situación de los consumidores presentó mayores cambios de cuadrantes: cuatro positivos y uno negativo. La inflación y los deudores morosos pasó de estar “bien, pero empeorando” a “bien y mejorando”. Por su parte la tasa de ocupación pasó de “mal, pero mejorando” a “bien y mejorando”, y la tasa de informalidad pasó de “Bien, pero empeorando” a “bien y mejorando”.
Los avisos laborales de internet fue el único cambio negativo, pasando de “mal, pero mejorando” a “mal y empeorando”. Esta, junto a los créditos hipotecarios empujaron hacia el terreno negativo del plano el subíndice, sin embargo, no fue suficiente para mover al subíndice, que aumentó 6,4% impulsado por la tasa de créditos de consumo y la inflación.
Desde el IPP enfatizaron en que “si bien el diagnóstico que entrega el Barómetro muestra una economía cada vez más recuperada y que parece ir en camino hacia alcanzar sus valores pre-pandemia, se debe tener cuidado con considerar que estos son los deseables. Las expectativas de crecimiento para nuestro país siguen siendo bajas, donde el último Ipom del Banco Central muestra proyecciones de 2% a 3%, por lo que si bien hay noticias positivas, estas no serían suficientes”.
“Por último, los conflictos geopolíticos pueden presentarse como una amenaza real para la estabilidad de la economía mundial y, por tanto, con efectos en la economía chilena (...) el seguimiento de este conflicto y acciones para palear sus posibles consecuencias en la economía chilena deben planificarse desde ya por parte de las autoridades y así resguardar el avance que ha tenido el país para superar la crisis provocada por la pandemia”, concluyeron.