En 2021, cuando recién se comenzaba a salir de la pandemia a nivel mundial, el destacado economista Barry Eichengreen publicó el libro En defensa de la deuda pública, donde muestra que no siempre un aumento de la deuda fiscal es negativa, de hecho, ha tenido usos positivos, como hacer frente a crisis financieras.
El académico de la Universidad de California, Berkeley, conversó con Pulso respecto de la situación económica global en 2023, el combate de la Reserva Federal (Fed) contra la inflación -que esta semana volvió a subir su tasa de interés- y la idea de la moneda única en América Latina, entre Brasil y Argentina.
Eichengreen se muestra optimista respecto a que las economías avanzadas puedan evitar una recesión este año y dice que la inflación ha tenido distintos orígenes, dependiendo del país.
¿Cuál es su visión sobre la economía mundial para 2023, hay señales recientes menos pesimistas?
-La visión de consenso es cada vez más constructiva: que EE.UU. y quizás incluso Europa evitarán la recesión, que el endurecimiento de los bancos centrales ha terminado en su mayor parte, que el crecimiento en China repuntará rápidamente a medida que las infecciones de Covid se apaguen y se reanude el crecimiento.
¿Qué le preocupa?
-Me preocupan los riesgos a la baja. En EE.UU., la imposibilidad de elevar el techo de la deuda este verano podría ser muy perturbadora. Puede que el crecimiento europeo haya sobrevivido en gran medida a este invierno gracias a un tiempo inusualmente suave, pero la crisis energética del continente volverá con fuerza el próximo invierno. China está contando con la inmunidad de rebaño, pero un gran número de infecciones por Covid en una población solo parcialmente inoculada y con sistemas inmunitarios comprometidos podría engendrar nuevas variantes, con efectos inciertos.
En su opinión, ¿qué elemento fue más relevante en el aumento de la inflación en Estados Unidos y varios otros países, las elevadas ayudas fiscales o los problemas de oferta?
-En Europa, la inflación fue principalmente un fenómeno del lado de la oferta, causado por las perturbaciones de la cadena de suministro y la crisis de los precios de la energía y los alimentos. En Estados Unidos, la demanda en forma de estímulo fiscal de 2021 de (Joe) Biden fue la culpable, junto con las perturbaciones de la cadena de suministro. La respuesta varía según las economías.
¿Hubo demasiada confianza por parte de los gobiernos en que los paquetes de ayuda no generarían inflación? ¿Se olvidó la teoría económica?
-No creo que se haya olvidado la teoría económica; más bien, las predicciones de la teoría económica son imperfectas, en el sentido de que nuestras teorías no nos dicen exactamente en qué momento el estímulo de la demanda empieza a crear un problema de inflación. La inflación se había mantenido contenida durante muchos años frente a los sucesivos paquetes de estímulo fiscal, en realidad desde 2008. Así que los responsables políticos generalizaron -se podría decir que sobregeneralizaron- a partir de esa experiencia. Una vez más, yo no diría que nuestra reciente inflación fue causada por los “paquetes de ayuda” de los gobiernos, como usted plantea en su pregunta. Más bien fue la combinación de estímulos de la demanda con perturbaciones de la oferta, especialmente aquí en Estados Unidos, como ya he dicho. Ahora que las perturbaciones de la cadena de suministro han quedado en gran medida en el retrovisor, la inflación está disminuyendo visiblemente, a pesar de que persisten los déficits fiscales.
Se ha indicado que la Fed seguiría subiendo la tasa de interés hasta situarla en 5%, ¿cree que esto es prudente o las perspectivas de desaceleración económica le harían plantearse empezar a bajarla?
-Bajar las tasas sería prematuro en mi opinión. Sin duda, la inflación está bajando, pero su desaceleración se ha visto favorecida por la fuerte caída de los precios de la energía, y estos aún se pueden dar la vuelta.
Las subidas de tasas de la Fed han puesto fin a más de una década de dinero barato. ¿Qué efectos está viendo para los países emergentes, especialmente los de América Latina?
-La pregunta correcta es si las tasas de interés “reales” (ajustadas a la inflación) seguirán siendo más altas en el futuro, o si finalmente volveremos a la situación anterior a 2022 de tasas de interés reales muy bajas, lo que algunos economistas denominaron un mundo de “estancamiento secular”. La capacidad de los mercados emergentes, y para el caso de todos los países, de atender al servicio de la deuda heredada depende de la relación entre el tipo de interés real y la tasa de crecimiento económico, lo que los economistas denominan “r-g” (donde “r” es el tipo de interés real y “g” es la tasa de crecimiento de la economía). Los factores seculares de “r” -demografía, ahorro mundial y tasas de inversión- no han cambiado obviamente. Y contrariamente a la premisa de su pregunta, la Fed no determina el tipo de interés real.
En otro tema, Brasil y Argentina anunciaron recientemente que quieren crear una moneda común, ¿qué opina de esta idea?
-Escribí una columna hace unos días al respecto. Lo esencial de la columna es que es difícil pensar en dos economías más inadecuadas para una unión monetaria. La buena noticia es que los líderes de Argentina y Brasil están hablando entre ellos. La mala noticia es que hablan de una moneda única.
En el texto que escribió, Eichengreen agrega que “cuando se dice ‘moneda común’, la mayoría de la gente piensa inmediatamente en el euro. Evidentemente, la idea de un euro sudamericano es ridícula. Las condiciones monetarias y financieras de ambos países no podrían ser más diferentes. La inflación es inferior al 6% en Brasil, pero casi del 100% en Argentina”.