Los indicadores financieros de los hogares muestran algún grado de deterioro, dando cuenta que persisten los riesgos reportados previamente, señaló este miércoles el Banco Central al dar a conocer su Informe de Estabilidad Financiera (IEF) correspondiente al primer semestre de este año.
Precisó que los riesgos siguen concentrados en la evolución futura del mercado del trabajo y que la deuda hipotecaria bancaria ha seguido aumentando principalmente por el componente de monto promedio, lo cual ha sido consistente con precios de vivienda que han continuado creciendo y con la mayor participación de deudores que poseen dos o más hipotecas.
Asimismo indicó que una fracción de estos últimos serían inversionistas minoristas que adquieren propiedades para arrendarlas.
Por su parte, añadió, la deuda de consumo ha moderado su expansión en fuentes bancarias, incrementando la participación de oferentes de crédito no bancarios (OCNB). Así, al cierre de 2017, la deuda agregada del sector se ubicaba en 46% del PIB, mientras que información administrativa de deuda bancaria da cuenta que, entre los años 2015 y 2017, los deudores de ingreso medio-alto incrementaron sus niveles de endeudamiento, mientras transversalmente se observó un aumento de la carga financiera.
Lo anterior, sumado a un mayor uso de créditos rotativos entre algunos deudores desde finales de 2017, apuntaba a que éstos tendrían menores holguras financieras, precisó.
"Hacia adelante la mayor vulnerabilidad del sector se concentra en la evolución del mercado laboral, en particular entre aquellos hogares con alto nivel de endeudamiento, y con bajo margen financiero para enfrentar shocks de ingreso", señaló.
Asimismo el informe indentifica una mayor vulnerabilidad de algunos sectores de la economía frente a eventuales rezagos o retrocesos, aun en un contexto de recuperación más general y la preferencia de los bancos por garantías como mecanismo de mitigación de riesgo, estando éstas expuestas a riesgos de valoración y liquidez frente a cambios abruptos en la situación económica.
Ante ello el BC sostiene que "la mejor forma de reducir estos riesgos es avanzando en la agenda de fortalecimiento del sistema financiero, dentro de la cual el proyecto de nueva Ley General de Bancos juega un papel central".
Empresas
En cuanto a la situación de las empresas el informe indica que en el tercer y cuarto trimestre del año pasado la deuda agregada se redujo, alcanzando 111% del PIB. La reducción al cierre de 2017 alcanzó 1,4% real anual, en línea con el menor crecimiento de la deuda externa, el cual estuvo en gran parte explicado por la apreciación del peso en dicho lapso. En relación al punto más alto alcanzado sobre el PIB, en el tercer trimestre de 2015, la disminución de la deuda alcanzó a 3,1% real.
Por su parte, las mayores emisiones de bonos corporativos en los últimos dos años —que se dieron en un contexto de favorables condiciones de financiamiento— fueron destinadas principalmente al refinanciamiento de pasivos. Los indicadores de impago presentaron aumentos moderados respecto del IEF anterior, concentrados principalmente en empresas de los sectores actividades inmobiliarias y otros servicios financieros.
Así, advierte el Banco Central, "en un escenario donde la actividad de estos sectores no aumente en línea con el resto de la economía podría deteriorar aún más la situación de impago de estas firmas".
Riesgos
El IEF indica que tanto usuarios como oferentes de crédito estarían en condiciones de acomodar los impactos de distintos escenarios de tensión, incluyendo aquellos asociados a condiciones financieras más estrechas, gracias a que la composición del crédito y el refinanciamiento de deudas ha reducido su exposición a riesgos de tasas y cambiarios.
Pero agrega que mayor sería, en cambio, la vulnerabilidad ante un deterioro de las condiciones
económicas y del mercado del trabajo.
Asimismo sostiene que uno de los riesgos externos más relevantes que enfrenta la economía chilena, es un deterioro abrupto de las condiciones de financiamiento en el exterior y que este ocurriría, por ejemplo, ante una normalización de los niveles de apetito por riesgo.
"Ello podría incrementar de forma relevante la tasa de largo plazo en Chile, aun considerando el efecto amortiguador que proporciona el régimen cambiario flexible", afirma.
En cuanto a la regulación indica que si bien ha habido avances significativos de política financiera en los últimos períodos —en el último tiempo, un nuevo marco de regulación general aplicable a sistemas de pago de alto valor y la publicación para consulta de nuevas normas sobre gestión de riesgos de liquidez en la banca— persisten en el sistema financiero chileno brechas relevantes respecto a estándares internacionales.