El Banco Central Europeo (BCE) constata que están apareciendo señales de moderación de la actividad económica global y señala que "la maduración del ciclo económico mundial, el menor respaldo de las políticas monetarias en las economías avanzadas y el impacto de los aranceles entre Estados Unidos y China" provocarán una desaceleración del crecimiento mundial en 2019, según el último boletín económico publicado hoy.
Indica que las condiciones financieras siguen siendo acomodaticias en las economías avanzadas, mientras que han continuado siendo restrictivas en algunos mercados emergentes. Así, "el crecimiento del comercio internacional se ha ralentizado ligeramente y la incertidumbre acerca de las relaciones comerciales futuras se ha incrementado", apunta.
En este contexto, espera que la actividad económica mundial "experimente una desaceleración en 2019 y se mantenga estable durante los dos años siguientes, a medida que el apoyo de las políticas disminuya gradualmente y China se sitúe en una senda de menor crecimiento".
El BCE asegura que la economía global continuó expandiéndose a un ritmo sostenido en el segundo trimestre de 2018, favorecida por el repunte de la actividad en varias economías avanzadas, entre otras Estados Unidos, Reino Unido y Japón. Sin embargo, aunque a corto plazo espera que el actual impulso cíclico respalde la actividad mundial, a más largo plazo está previsto una desaceleración clíclica en las economías desarrolladas y en China. "La intensificación de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China debería frenar la actividad en ambos países", asevera.
Por lo que respecta a la evolución en los distintos países, en Estados Unidos se espera que la actividad continúe siendo sólida a corto plazo. En Japón prevé que la actividad repunte a corto plazo, aunque el ritmo de expansión económica se desacelerará de forma gradual posteriormente. En el Reino Unido, las perspectivas señalan un crecimiento moderado, ya que la demanda interna sigue siendo débil. En los países de Europa Central y Oriental, el BCE pronostica que el crecimiento del PIB siga siendo robusto en el corto plazo.
En China, la actividad se ha mantenido vigoros, pero a corto plazo, la desaceleración del mercado de la vivienda y los efectos retardados de los procesos de desapalancamiento acometidos previamente deberían frenar el crecimiento. Por último, estima que que Turquía acometa un difícil proceso de ajuste en los próximos meses.
De cara al futuro, la institución que preside Mario Draghi espera que el comercio mundial siga falto de dinamismo y hace hincapié en que un recrudecimiento de las tensiones comerciales entre EE UU y China "podría lastrar de forma significativa el crecimiento mundial". En este sentido, el banco central considera que "los riesgos para la actividad económica global están sesgados a la baja".