Hace casi 8 años, el Banco Central Europeo (BCE) comenzó su proceso de baja de tasas de la mano del actual presidente, Mario Draghi, luego de que su predecesor subiera en forma polémica dos veces la TPM en la primera mitad de 2011. Durante el día de ayer fuimos testigos de un nuevo capítulo de este esfuerzo por parte del ente emisor por levantar la actividad económica, bajando la tasa de depósitos a -0,5%, su nivel más bajo en la historia. Adicionalmente, anunció un nuevo programa de compra de bonos por €20 billones mensuales sin un plazo definido, dejando atrás en forma tajante la posibilidad de subir las tasas en 2020.
Desde que comenzó el proceso de baja de tasas en 2011 (acompañado de un programa de compra de bonos dos años después) la inflación ha promediado 1,2%, el crecimiento económico, 1,3%, y la bolsa (Stoxx 50) ha escalado en 48%. Los números nos hablan de una performance más bien promedio si los comparamos con los índices globales, sin embargo, es justo y necesario reconocer que el conglomerado se vio enfrentado a su peor crisis desde su creación, situación que Draghi y compañía salvaron de forma notable.
¿Será igual esta vez?
El golpe de timón del BCE al anunciar un nuevo ciclo de política monetaria expansiva obedece a la debilidad que ha presentado la economía de la Unión Monetaria Europea (UME); los indicadores de actividad manufacturera se encuentran en zona de contracción al igual que los indicadores de confianza, los premios por inflación a 5 años marcan 1,3% -lejos de la meta de 2%-, mientras que los resultados corporativos del último trimestre muestran un retroceso de 1,29%.
Sin duda que una política monetaria expansiva es bienvenida para empujar la actividad. Ahora, habría que preguntarse qué tanto podría ayudar mayores bajas de tasas cuando ya tenemos lecturas negativas en la mayoría de los papeles soberanos. En este sentido, es interesante observar que los bonos a 10 años de Grecia marcan 1,55%, tasa menor incluso que la de los bonos del tesoro de Estados Unidos (1,77%).
Si bien es difícil aventurarse en pronósticos de forma tan anticipada, puede ser que la respuesta para la futura performance de la UME esté más en lo que pueda hacer la política fiscal de los países miembros. No por nada la frase "es momento de que la política fiscal se haga cargo" fue la más comentada de ayer. Al final del día, Draghi nos recuerda que la política monetaria por sí sola puede no ser suficiente.