El Banco Central Europeo (BCE) tomó la decisión de poner término al programa de compra de bonos por casi US$ 3.000 billones, justo en momentos en que asoman señales de vulnerabilidad en la economía del bloque.
A partir de enero, la entidad dirigida por Mario Draghi ya no estará en el mercado adquiriendo deuda europea de forma activa aunque sí mantendrá una medida que dará continuidad a su política acomodaticia: la reinversión de los vencimientos de deuda.
"El consejo de gobierno pretende seguir reinvirtiendo, en su totalidad, los principales pagos de los vencimientos de papeles adquiridos en el programa de compra de activos por un período extenso pasada la fecha en que comience a elevar las tasas de interés y en cualquier caso por el tiempo que sea necesario", dijo el BCE.
En cuanto a la tasa de interés, el Consejo aseguró que permanecerán en los mínimos históricos "al menos durante el verano" de 2019.
Si bien es probable que la decisión sea acogida por países como Alemania -que se han quejado durante mucho tiempo de la felixibilidad de la política monetaria- llega en un momento complejo.
El programa de alivio cuantitativo comenzó en la zona del euro en marzo de 2015 con la esperanza de que evitaría la amenaza de la deflación. Se lanzó meses después de que la Reserva Federal detuviera su propio programa y solo después de las batallas dentro del Consejo de Gobierno, que ya había recortado los tipos de interés por debajo de cero, con los responsables políticos alemanes liderando la oposición.