Dejando en evidencia que la desaceleración económica en el Viejo Continente es más profunda de lo anticipado, el Banco Central Europeo (BCE) determinó posponer para fines de este año su plan de subir tasa de interés.

En el comunicado difundido al término de su reunión de política monetaria, la entidad informó que mantendrá la tasa referencial en 0,0% hasta "al menos fines de 2019", aplazando su idea de concretar un alza en los intereses a mediados de este año (verano boreal).

La decisión responde a las crecientes señales de desaceleración en la economías de la Unión Europea. "El debilitamiento en los datos económicos apunta una moderación notable en el ritmo de expansión económica, que se extenderá a lo largo del año", dijo el presidente del BCE, Mario Draghi, en una conferencia de prensa posterior a la reunión.

En la instancia, Draghi afirmó que el central ajustó a la baja sus pronósticos de expansión del PIB en la Zona Euro a 1,1% para este año y 1,6% para 2020, frente al 1,7% que había anticipado para ambos años en diciembre pasado.

A su vez, el BCE  rebajó su previsión de inflación para 2019 y los próximos dos, reconociendo así que no alcanzará antes de 2022 su objetivo de evolución de precios.

En concreto, la inflación debería alcanzar 1,2% este año, 1,5% en 2020 y 1,6% en 2021, contra el 1,6%, 1,7% y 1,8% pronosticado a fines del año pasado.

Más liquidez a los bancos

En medio de los impactos por guerra comercial, además de la incertidumbre provocada por el Brexit, el crecimiento en el bloque ha tenido un enfriamiento, generando temores de que ese descenso mute en una desaceleración más profunda, si los bancos comienzan a reducir la oferta de nuevos créditos.

En esa línea, el BCE ofreció a los bancos nuevas rondas de liquidez a partir de septiembre. La operación de refinanciamiento con vencimiento a dos años apunta, en parte, a ayudar a los bancos a refinanciar más de 720.000 millones de euros en créditos existentes del BCE y así evitar una contracción de los préstamos.