Comenzaron con 50 conductores en Santiago y en solo un año lograron 40 mil. Además, un millón de pasajeros descargaron la aplicación. El gerente general de Beat Chile, Christopher Banfield, cuenta cómo han ido ganando participación en el mercado y los planes que tienen a futuro.

¿Cual es el principal desafío de Beat?

-En Chile, el desafío es hacerse un espacio en un mercado que ya viene con un statu quo, sobre todo de un player muy fuerte y grande. Poder entrar y hacer un espacio en un mercado de un competidor, que tiene muchos pasajeros y conductores, es un desafío muy fuerte.

Nuestro objetivo es replicar lo que hemos logrado en Lima, que es transformarse en el número uno y estar en la pelea con la competencia.

¿Cómo lograron eso? ¿Buscan replicarlo en Chile?

-En Lima llevamos cuatro años, hay dos players, el norteamericano y Beat, todo el mundo nos conoce y queremos lograr lo mismo en Santiago.

El desafío de Beat Chile es ser ese player que todo el mundo conozca, que sea parte de un uso cotidiano y la primera opción de un pasajero.

La ventaja es que tenemos modelos de incentivo por hora, semanas, donde en cada carrera adicional vamos ofreciendo bonos para poder justamente ofrecer tarifas más económicas, dado que tenemos que compensar a los conductores o no manejarían con nosotros. Es nuestra fuerza competitiva dentro del mercado.

El proyecto de ley que se está discutiendo para regular la industria, ¿cómo lo ven?

-Vemos como muy positivo, en general, que se esté regulando, porque esa sensación de ilegalidad es muy negativa tanto para conductores como para los millones de pasajeros que todos los días se movilizan con estas aplicaciones.

Muchas veces se habla de problemas que no existen y que no se basan en los hechos, como temas de seguridad y de calidad.

Cuando uno hace ese tipo de proyectos es muy bueno entender como funciona y cuáles son los puntos a favor, y tratar de ser objetivo en esas decisiones, y no con algo que uno siente o percibe, sino que hechos.

En Chile ha existido tensión entre los taxis y las aplicaciones. ¿Cómo se podría resolver eso?

-Justamente a través de un marco legal, porque mientras las reglas no estén claras, va a existir esa tensión. En Lima no existe ese conflicto, son complementarios.

Nosotros tenemos varios conductores que antes eran radiotaxis ejecutivos y complementan con Beat. Cuando los llama la central, hacen un viaje ejecutivo, pero después pasan dos horas sin que los llamen, pero como están inscritos en Beat pueden hacer viajes y no tienen tiempos muertos.

Integrar los taxis a la plataforma ¿es una opción?

-Tampoco se le puede imponer al pasajero un tipo de auto. Pero sí, perfectamente podrían estar integrados y podría ser una opción. Es importante recordar que el primer player de aplicación de movilidad en entrar en Chile fue una de taxis. No es un tema de tecnología, es de modelo de negocios y de elección del consumidor según el tipo de viaje.

Si el proyecto se aprueba como está hoy, ¿afectará los precios?

-Cualquier medida del proyecto que venga a disrumpir la cantidad de oferta dentro del parque que existe hoy de conductores de aplicación, que reduzca y limite ese parque, tiene un impacto en el precio. Y vemos algunos artículos que se están discutiendo que potencialmente podrían ser limitantes.