Bernardo Larraín, presidente de Sofofa: “Es importante que los liderazgos políticos y empresariales pongan las expectativas (de una nueva Constitución) donde tienen que estar”
Larraín dice que el gran desafío es avanzar en el proceso constitucional y, en paralelo, en la recuperación de la economía. Descarta que el resultado sea una derrota para el empresariado, pues el sector manifestó distintas posiciones.
Una etapa con múltiples desafíos, donde la empresa no puede estar al margen, es la que se abre a partir de hoy. Así lo ve el presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Bernardo Larraín, quien descarta que el resultado de ayer haya significado una derrota para el empresariado.
“No, porque el empresariado manifestó distintas posiciones. Nosotros siempre dijimos que éramos prescindentes. Además nos activamos en el diálogo constitucional. Hemos estado hace mucho tiempo anticipando que venía una nueva constitución o bien una reforma a la actual. Estábamos convencidos en Sofofa que teníamos que estar en el debate”, asegura Larraín, tras conocerse los resultados del plebiscito constituyente.
¿Cómo espera que sea el país a partir de este lunes?
-Que dejemos de hablar del país como una abstracción que depende de otro, de los políticos, y que cada uno asuma desde su espacio un compromiso con lo público. Creo que también tenemos que mirar con una combinación de esperanza el proceso que se inicia, pero también con los pies bien puestos en la tierra, porque hay que mirar de frente un país que tiene su economía muy golpeada, que tiene más desempleo, más pobreza, brechas sociales sin resolver, y también algo que es muy esencial para la vida en sociedad y que a ratos se ve desafiada, como es la paz social.
¿Y cuál será el rol de la empresa?
-Es básicamente ser protagonistas en tres procesos que son muy importantes y a la vez interdependientes. El primero es el proceso constitucional, que va a sentar las bases de los próximos treinta años. En segundo lugar, el proceso de recuperación económica, que tiene que estar centrado en la persona y ser sustentable. Y en tercer lugar, la evolución empresarial, pensando en esta combinación de lo ocurrido después de octubre de 2019 más el Covid, por supuesto que ha cambiado las formas de trabajo, etc.
Es importante que al día siguiente del plebiscito (...) tenemos que decir con mucha responsabilidad que, al mismo tiempo, tenemos que recuperar nuestra economía y profundizar la evolución empresarial.
¿Cómo participará el mundo empresarial en el debate constitucional?
-Más del 50% de los trabajadores de las empresas, según una encuesta del ESE de la Universidad de Los Andes, consideraba que la empresa debía involucrarse activamente en el debate constitucional, no solo en temas propios, sino también asumiendo nuestro rol de ciudadano corporativo. Es responsabilidad de todos cuidar la democracia y la empresa no puede estar al margen. Tenemos que hacerlo con mucha proactividad, articulándonos con otros actores. Hoy día Sofofa, la CPC, etc., tienen que estar articulándose con el mundo del emprendimiento, con los espacios que se han activado. También con el mundo de las regiones, con nuestras empresas socias, etc. Con la opinión pública por supuesto y también con el mundo político.
Con este resultado ¿queda atrás la incertidumbre para las empresas?
-La incertidumbre futura, que inmoviliza las decisiones de las personas, va a depender de que la política responda algunas preguntas. Las reglas de funcionamiento de la convención constituyente, por ejemplo. Las reglas del juego son fundamentales. Eso despeja incertidumbre. La segunda pregunta es si cambiará el ambiente desde uno polarizado a uno de acuerdos. Y una tercera es cómo van a actuar los actores políticos en términos de contener expectativas. Porque la nueva Constitución no va a resolver todos los problemas sociales. Es importante que los liderazgos políticos y empresariales pongan las expectativas donde tienen que estar. Y al mismo tiempo, recuperar la economía y escribir la nueva Constitución. En las respuestas a estas preguntas se juega el partido de la incertidumbre.
El resultado abrumador a favor del Apruebo, ¿puede interpretarse como que no había una polarización social como se creía?
-Es que hay quienes han tratado de apropiarse del Apruebo, pero no es propiedad de un sector político, sino de los chilenos que se manifestaron. Este tipo de consultas genera respuestas simples y unívocas sobre todo lo que ha pasado. Hoy tenemos que pasar desde esta mirada con dos polos a una mirada post Covid, post crisis de octubre, no simplificar el análisis. Esta es una evaluación de los últimos 30 años. Estoy convencido que los chilenos son orgullosos del progreso de los últimos 30 años. Pero el Chile que viene requiere soluciones distintas (...). Otra reflexión es dejar de hablar de Chile como un abstracto, sino que dejemos atrás el Chile bipolar, simplista y pasemos a analizar y dialogar en base a toda la complejidad que tiene este nuevo Chile.
Durante los últimos años el objetivo de Chile parecía ser alcanzar el desarrollo. ¿Cuál cree que será el gran objetivo ahora?
-No, el concepto de desarrollo es bastante integral. Algunos lo quieren reducir al crecimiento económico. El crecimiento es un imperativo ético porque a partir de eso se generan las condiciones para que las personas tengan empleos y todo lo que conlleva. Pero también permite mejorar los espacios públicos, mejorar el umbral de dignidad de bienes sociales como educación, salud y pensiones. El concepto de desarrollo es una integralidad que va más allá del crecimiento económico, que es fundamental a pesar que algunos lo han considerado como un concepto tecnocrático que solo favorece a unos pocos. En los últimos meses ha quedado de manifiesto su importancia. Los chilenos saben que un empleo es una fuente de dignidad. Y eso se logra con una economía dinámica. Sigue siendo un desafío fundamental, pero es el camino para cerrar las brechas sociales. No hay contradicción ni dilema. Es una falsa contradicción.P
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