“No hay un momento exacto en que uno pueda decir que nació la idea”, dice Eduardo Della Maggiora (41), el CEO y cofundador de Betterfly, una de las tres startups “unicornios” (empresas valorizadas en más de US$1.000 millones) chilenas. Por eso, este triatleta e ingeniero comercial, se da un tiempo entre vuelo y vuelo para desempolvar una serie de detalles de la prehistoria de Betterfly. “Varios puntos que conectan mi experiencia profesional con la personal, incluyendo momentos muy dolorosos de mi vida. No sé cómo los uní y transformé en una compañía con propósito social y un modelo de negocios que fue evolucionando”, dice.

La historia comienza con la muerte de su padre, cuando tenía 16 años. Luego estudió en la universidad y entró a JP Morgan, donde estuvo 10 años, incluyendo un tiempo en Nueva York. En ese momento su madre atravesó por una grave enfermedad. Y con esos dos episodios, decidió dar un giro a su vida. “Pero esa parte la he contado bastante”, dice, y agrega: “Antes de renunciar a JP Morgan me hice la clásica pregunta de qué quería hacer con mi vida, la que empezó a crecer cada vez más. Me encanta leer y el primer libro de emprendimiento que leí fue en 2010, fecha en que estaban partiendo algunos íconos como Uber y Airbnb, mientras yo estaba en Nueva York”. El empresario se refiere a “Start something that matters” (“Comienza con algo que importe”) de Blake Mycoskie, el CEO de TOMS Shoes, una empresa norteamericana que vende alpargatas y tiene un modelo denominado “Uno por uno”. Por cada par de calzado vendido, regalan otro a niños que viven en la pobreza. “¡Wow! Se puede hacer un modelo de negocios que también tenga impacto social, pensé”, señala Della Maggiora.

Acto seguido se puso a ver charlas TED en esa línea y a estudiar todo lo relacionado a lo que era el impacto social, así como el movimiento de Empresas B (compañías que tienen un sello de sustentabilidad). De hecho, a principios de 2022 reclutó a Juan Pablo Larenas -quien fue cofundador de Sistema B en Chile- como el Chief Impact Officer de Betterfly.

Estaba en la Gran Manzana y, a fines de 2014, de un momento a otro decidió renunciar a JP Morgan. Se fue a África por seis meses a “hacer un voluntariado y un borrón de todo lo que estaba haciendo hasta ese momento”, confiesa. Como le sobraba tiempo y había internet, leía incansablemente en su Kindle sobre emprendimiento social. Fue recién cuando comenzó realmente a experimentar lo que era el emprendimiento. Primero armó una fundación que duró poco porque no tenía ningún sustento. Luego creó un crowdfunding, cuyo modelo consistía en invitar a 30 personas que aportaran US$3 diarios por 30 días para construir un colegio para educar a mil niños. Incluso, lo inscribió como fundación en Estados Unidos. “La campaña fue muy exitosa, pero el proyecto también quebró. Luego creé una plataforma para preservar áreas verdes y tampoco despegó. Pero, debo confesar, que a ninguna iniciativa le dediqué tiempo completo”, cuenta.

Volvió a Chile y, junto a unos excolegas de JP Morgan, creó Tyndall Group, una boutique financiera que existe hasta el día de hoy. “Si bien era mi propia empresa, sentía que estaba haciendo lo mismo que en JP Morgan”, dice Della Maggiora. Paralelamente comenzó otra de sus pasiones: el triatlón.

En 2017 y ya con tres años en Tyndall se casó y, aparte de esa decisión, tomó otra: Irse a vivir a Estados Unidos. La elección fue en Boulder (Estado de Colorado), ciudad que tiene dos particularidades: es un conocido centro de innovación social, con la Universidad de Colorado a la cabeza; y uno de los lugares clave para los amantes del triatlón. “Vivíamos en un departamento de unos 50m2 y, entre entrenamiento y entrenamiento, pegaba en la pared todas las ideas que se me ocurrían. Del piso al techo. Todos los días anotaba algo”.

A finales de ese año y luego de haber participado en la primera parte del Ironman en Hawaii, Eduardo della Maggiora y su esposa, Paloma Fernández, tomaron un vuelo para pasar las fiestas de fin de año en Chile. “Recuerdo que estábamos en la última fila, al lado del baño y en la mitad de la noche surgió una idea: ‘calorías por calorías’. Comencé a anotar todo lo que se me ocurriera”. Ya en Chile, y mientras pedaleaba en la subida a Farellones, Eduardo se detuvo de golpe. Miró las montañas por unos minutos y apareció de nuevo en su mente la frase “calorías por calorías”. “¿Qué pasaría si convertimos las calorías que quemamos haciendo deporte en calorías de comida para personas que necesitan alimentarse?”, se preguntó.

El piloto

“Durante los siguientes días agarré todo lo que había aprendido en África, especialmente el concepto de la fundación. Necesitábamos 30 días para juntar 30 millones de calorías para alimentar a 400 niños en Haití. Tenía que ser un número redondo. Pero la clave de todo es que el mensaje fuera simple. Deporte por plata… calorías por calorías.”, recuerda el fundador de Betterlfy.

Llamó a unos amigos que eran los dueños del Grupo Sud, un holding de empresas dedicadas a la comunicación y el marketing, y les contó su idea. “No tenía un peso de inversión, pero les encantó el concepto y me ayudaron a hacer una página web para que cualquier persona pudiese registrar sus calorías en un lapso de 30 días y ahí veríamos si prendía”, recuerda. Incluso, “le pusimos ‘La Teletón de las calorías’. Mientras yo armaba el modelo, mi esposa se encargaba de las redes sociales. Lanzamos el piloto en marzo de 2018 y la cuestión explotó”.

Luego del piloto, Della Maggiora llamó a su hermano Cristóbal, quien trabajaba en JP Morgan y andaba de vacaciones. “Prepárate porque a la vuelta tenemos que conversar”, le dijo. “En el fondo él sabía que le iba a pedir que se saliera de su empresa”. Ambos fundaron Burn to Give (el antiguo nombre de Betterfly). Contrataron a dos programadores para desarrollar la primera versión de la app que demoró unos cuatro meses en estar lista.

Entremedio, Della Maggiora volvió a Boulder con el objetivo de entrenar para la segunda temporada del Ironman. Ambos hermanos trabajaban en paralelo en Estados Unidos y Chile. Lograron levantar su primera ronda de inversión de US$2 millones de la mano de Alaya Capital, un venture capital liderado por empresarios sudamericanos. Eduardo logró bajar su récord de 9 horas en el Ironman de Hawaii. “Fue una locura. Quedaba muy poco para la competencia y seguíamos peleando con Apple para que publicaran la app y, paralelamente, levantando la ronda de inversión. Dos días antes del Ironman logró estar disponible la app. Como sea, cumplí mi meta deportiva y con eso, me volví a Chile para meterme full a armar el modelo de Burn to Give”.

El modelo

Nuevamente, desde México, Eduardo Della Maggiora ríe antes de contar la siguiente parte de la historia. “Estaba convencido de esa pasión que tenían nuestros usuarios de ayudar a otros y a sí mismos. Sin embargo, había que embotellarlo y transformarlo en un modelo que fuera sustentable y escalable. Lo que le prometí a los fondos en ese minuto era que en los próximos dos años me iba a enfocar de pies a cabeza a descubrir el modelo”. Lo que tenía claro este deportista empresario, es que en el corazón tenía que estar el tema de cobertura de seguros de vida, cuando el concepto de insurtech (empresas tecnológicas para la industria de seguros) aún no era muy conocido.

“Casi terminando 2019 logramos desarrollar el concepto de lo que hoy es Betterfly, por lo que había que levantar una ronda de inversión”, dice Della Maggiora. En febrero de 2020 viajó a Silicon Valley para reunirse con varios fondos y de ahí, tomó un vuelo a la otra costa del país del norte para reclutar en Nueva York a la persona que lideraría todo el equipo tecnológico. Volvió a Chile y comenzó la pandemia. “Al principio me preocupé por toda la gente que ya habíamos contratado, pero llegó un viento de cola para nuestro modelo”. La ronda Serie A la hicieron en dos partes. En la primera consiguieron cerca de US$6 millones sin haber lanzado oficialmente el producto y la segunda, se concretó el 30 de diciembre de 2020 la que alcanzó US$20 millones y fue liderada por QED Investors, un venture capital estadounidense especializado en fintech.

El 19 de noviembre de 2020 la empresa cambia de nombre de Burn to Give a Betterfly, en un evento denominado como BetterMatch, donde dos equipos (Better y Together) compuestos por exdeportistas, personajes del espectáculo y parte del team de esta startup jugaron un partido de fútbol en el estadio San Carlos de Apoquindo, transmitido por el CDF.

El modelo de Betterfly se basa en una plataforma online de beneficios para trabajadores de empresas que recompensa sus hábitos saludables con un seguro de vida. Su modelo de negocio consiste en una membresía por colaborador cercana a los $3.000 (pagada por su empleador), la que incluye beneficios como acceso a telemedicina las 24 horas, apoyo para la salud mental a través de psicólogos, fitness, meditación, mindfulness, nutricionista, finanzas y educación para el bienestar. “Las personas mejoran sus hábitos de salud, consiguen protección financiera y colaboran con causas sociales” es la base del propósito de esta startup.

El resto de la historia es bastante conocida. A mediados de 2021 levantan su Serie B por US$60 millones y a principios del 2022 logran la Serie C, donde recaudaron US$125 millones, transformándose en un unicornio… ejem… “unicornio social” como aclara Della Maggiora. Esto, porque es una empresa inscrita en Estados Unidos como Public Benefits Corporation (PBC), una denominación poco usual que al principio “tuvo de cabeza a los abogados”, dice el CEO de Betterfly.

Betterfly opera actualmente en Chile, México y Brasil. Acaba de anunciar su desembarco en Europa y prontamente estará funcionando también en Colombia y Perú. Aunque los hermanos Della Maggiora ya miran Estados Unidos. De hecho, Eduardo Della Maggiora vive en Miami desde marzo de 2022.