Bifidice: el puente biotecnológico entre Siberia y Santiago

Bifidice
Antje Bracker y Anastasia Gutkevich, cofundadoras de Bifidice

En 2016 arribó a nuestro país la ciudadana rusa Anastasia Gutkevich, para mostrar su idea de negocio en Start-Up Chile: una tecnología que optimiza el funcionamiento intestinal, mejorando la salud de las personas. Le gustó Santiago y se quedó para desarrollarla. Junto a su socia, la chilena Antje Bracker, acaban de levantar una inversión de US$ 850.000.


Siberia, Rusia, invierno de 1981. Luego de años de investigaciones, los biofísicos y genetistas Eugeny y Elena Gutkevich descubren la bifidum, una bacteria que reside en el intestino humano y produce una gran cantidad de enzimas que permite una mayor asimilación de nutrientes, optimizando la digestión y fortaleciendo así el sistema inmune.

Santiago , Chile, invierno de 2016. La economista Anastasia Gutkevich, hija de Eugeny y Elena, aterriza en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez desde Rusia. Viene con una serie de muestras, cifras y un proyecto de negocios para presentar en Start-Up Chile de Corfo. La idea es comercializar una línea de helados desarrollados con la misma tecnología.

“Antes de llegar a Chile, trabajé más que nada en el mundo corporativo, pero me entusiasmé con la idea de mis padres con el objetivo de mejorar la salud, principalmente infantil. Por eso la implementamos en una línea de helados”, explica Gutkevich, quien junto a su esposo e hija, se enamoraron de nuestro país rápidamente. “Quisimos probar si funcionaba el negocio en Chile. Creamos Bifidice y lanzamos los primeros productos. Rápidamente logramos ventas. Nos sorprendió las redes de apoyo a los emprendedores. Así que decidimos quedarnos aquí. Creo que ha sido una de las mejores decisiones de mi vida”, asegura. De hecho, en nuestro país, tuvieron una segunda hija.

La clave de la solución de Bifidice es aplicar una tecnología única para modificar la microbiota del sistema digestivo en base a alimentos masivos. Son microorganismos que pueden cambiar la salud intestinal, mejorándola. “Si crías niños saludables, tendrás adultos saludables, por eso al principio nos enfocamos en ellos y en las mujeres embarazadas”, señala Gutkevich, quien aclara que los primeros prototipos los hicieron en Rusia, con apoyo gubernamental, para luego desarrollar el negocio con la ayuda de Corfo, que hasta la fecha les ha entregado cerca de US$350.000.

Luego de encontrar una planta para fabricar los helados y comenzar a promocionarlos, había que repartirlos. “Durante los primeros meses despaché yo misma los productos. En Uber o en micro, con el cooler al hombro. Tocando puertas en todas las comunas de Santiago. Durante el primer año, aprendí a moverme por Pudahuel, Macul, Puente Alto y Lo Barnechea. Además, mejoré el español tratando de explicar a los clientes qué era la microbiota”, cuenta Gutkevich. Y agrega: “Descubrí que en Chile las familias son gigantes (ríe). Hablar con una persona te ayuda a que te conozcan 100 más. Eso fue muy eficiente. En los países europeos y Estados Unidos conoces a alguien y con suerte te recomienda a dos personas. Aquí, la gente tiene miles de primos, sobrinos, tíos y amigos. Esas familias siguen aún siendo clientes”.

Crecimiento

Como muchas startups, la pandemia aceleró el crecimiento de Bifidice. Según la CEO de esta empresa, el primer año de pandemia creció un 300%. Pero lo que más le ayudó fueron los cientos de testimonios de médicos y nutricionistas acerca de los beneficios de este helado. Había una gran presión por salir fuera de la capital chilena y el canal de venta online se fortaleció más que nunca.

Idearon una red de distribución liderada por siete mujeres, que llevaron el helado de Bifidice a las regiones de Antofagasta, Coquimbo, O’Higgins, Maule, Biobío, Los Lagos y La Araucanía. Pero querían proyectar el negocio a nivel internacional, principalmente a Europa y EE.UU. Así que en 2021 postularon a un programa de la incubadora de negocios alemana ProVegIncubator, quienes les explicaron cómo escalar hacia otros países. Dentro de la nueva estrategia, consiguieron que una revista científica publicara un estudio clínico de cómo funcionaba la tecnología detrás de Bifidice, lo que abrió más puertas.

“Fue cuando, motivada por ProVegIncubator, comencé a investigar más sobre lo que eran las rondas de inversión, algo que está muy en la cultura norteamericana y también chilena, pero que era algo desconocido para mí. Ahí me ayudaron varios consejeros, como Sebastián Díaz (exdirector ejecutivo de Start-Up Chile). Tuve muchas reuniones con inversionistas, family office y venture capital para mostrarles mi sueño. Pero no funcionó”, recuerda. Según la emprendedora, por un lado, para los inversionistas chilenos era extraño que alguien pidiera apoyo para vender los productos en Europa y, para los inversionistas del Viejo Continente, no era común abrir su billetera a empresas que aún no tuvieran ventas en Europa. “Tuve al menos 100 reuniones. Me decían que era muy lindo. Que era increíble cómo hacía ciencia desde Chile y… muchas gracias”.

En 2022, las biotech y foodtech comenzaron a ponerse más de moda. La ciudadana rusa decidió que era hora de dar un salto y buscó a una socia que la apoyara durante la fase de escalamiento. La chilena Antje Bracker (actualmente cofundadora de Bifidice), experta en procesos de crecimiento y ventas B2B, fichó para la startup. Luego, sumaron a una nueva jefa de ciencias para liderar desarrollos tecnológicos con probióticos y crearon un directorio de consejeros, compuesto por el abogado Pablo Acevedo (Flores y Acevedo) y Sebastián Díaz.

Antje Bracker y Anastasia Gutkevich, cofundadoras de Bifidice

Paralelamente, fueron apoyados por la famosa incubadora de origen chileno y especializada en biotecnología The Ganesha Lab. Incluso, fueron a presentar su startup a unos inversionistas en Miami y entraron a un sistema de crowdfunding con Broota. “Todo muy bien, pero no fue suficiente. No lográbamos dar el salto que necesitábamos. A principios de 2023, con Antje, nos desmotivamos bastante. No sé cómo ganamos confianza y empezamos de nuevo a buscar inversionistas”, cuenta Gutkevich.

El 28 de diciembre anunciaron el cierre de una ronda por US$850.000, encabezada por el fondo chileno Südlich Capital y respaldado por los inversionistas ángeles Fernando Rex, Thomas Otesen y Gabriel Salinas. “El capital obtenido se utilizará para consolidar la internacionalización de Bifidice, hacer crecer el equipo y desarrollar nuevas líneas de negocio”, comenta Antje Bracker.

Incluso, las socias de esta startup señalan que ya están en conversaciones para levantar una ronda mayor.

Aparte de la venta a consumidores finales de sus productos, ya cuentan con diez clientes B2B en Chile, Argentina y Colombia. Con la llegada del nuevo capital, quieren enfocarse en el resto de América Latina, principalmente México, para luego saltar a Estados Unidos y explorar Europa. Y, por qué no, que en el refrigerador de una familia en Siberia, una niña saque un helado que diga “Bifidice”.

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Bifidice

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El puente biotecnológico entre Siberia y Santiago

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En 2016 arribó a nuestro país la ciudadana rusa Anastasia Gutkevich, para mostrar su idea de negocio en Start-Up Chile: una tecnología que optimiza el funcionamiento intestinal, mejorando la salud de las personas. Le gustó Santiago y se quedó para desarrollarla. Junto a su socia, la chilena Antje Bracker, acaban de levantar una inversión de US$ 850.000.

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Daniel Fajardo Cabello

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