Para el Banco Central de Chile, ver cómo el peso se debilita más allá de 1.000/USD no debería ser una opción. La caída de la moneda podría obligar a las autoridades de política monetaria a recurrir a tasas aún más altas.
El peso se ha depreciado 7,6% en los últimos seis días y la curva chilena ya incorpora el riesgo de un ciclo de endurecimiento aún más fuerte. Los swaps a dos años de Cámara han subido 15 puntos básicos hoy y más de 75 puntos base en las últimas cinco sesiones, de lejos la mayor cantidad entre los principales mercados emergentes.
El cobre, principal fuente de dólares de Chile, depende en gran medida de la actividad mundial, especialmente de China. La debilidad adicional en China pesará aún más en la perspectiva de la cuenta corriente de Chile, y los operadores de divisas tan solo necesitan oler una gota de sangre en el agua.
Los formuladores de política monetaria de Chile se lanzaron con todo cuando prometieron vender más de US$20.000 millones para frenar el movimiento de depreciación de la moneda. Eso es casi la mitad de las reservas internacionales del país, y tendrán muy poco espacio para maniobrar si la moneda entra en otra espiral descendente.
La mitad de la intervención fue a través de forwards de tipo de cambio, que liquidan en pesos y no impactan en las reservas. Si bien eso es cierto, los operadores generalmente descontarán la exposición corta total en dólares para estimar el riesgo. Incluso si el país imprime dinero para pagar los derivados, no puede hacerlo sin presionar la inflación, lo que exigiría tasas más altas o un ataque especulativo contra la moneda.
La próxima decisión sobre las tasas está fijada para el 6 de septiembre y, si bien la encuesta más reciente del Banco Central a los economistas mostró que esperaban otro aumento de 75 puntos base, no debería ser una sorpresa si los mercados están descontando tasas mucho más altas para cuando llegue el momento de ir allí.