El pleno de la Cámara de Diputados del Congreso de Brasil aprobó este miércoles en primera ronda el texto principal de uno de los proyectos emblemático propuestos por Jair Bolsonaro, la ley que reforma el costoso sistema de pensiones del país, una medida que busca sanear las finanzas públicas.

La primera de las dos votaciones necesarias para la aprobación del texto que define el marco general de la reforma concluyó 379 votos a favor y 131 en contra, 71 votos sobre el mínimo necesario de 308.

El marco legal de la reforma, que propone endurecer el acceso a las jubilaciones en búsqueda de un ahorro fiscal equivalente a unos US$265.000 millones en diez años, todavía puede ser objeto de alteraciones, pues los diputados deberán definir ahora la situación en que quedarán algunos sectores específicos.

Entre ellos, el oficialismo insiste en que la reforma alcance los ámbitos municipales y regionales, que fueron excluidos de la versión aprobada este miércoles, pese a que estaban en el proyecto original.

Una vez resueltos esos casos, el pleno de los Diputados someterá el proyecto retocado a una nueva votación y, si lo aprueba nuevamente por un mínimo de 308 votos, lo remitirá al Senado, que lo examinará durante el segundo semestre de este año.

La expectativa es que esta segunda votación en la Cámara de Diputados se realizará antes del sábado, pues el 18 de julio el Congreso iniciará un receso que concluirá el 1 de agosto y la intención de la mayoritaria base oficialista es acelerar el trámite.

La reforma es la gran apuesta del Gobierno de Bolsonaro para intentar recomponer una economía que entre 2015 y 2016 perdió 7%, que creció a un ritmo insuficiente del 1% anual en 2017 y 2018 y que este año se teme que pueda volver a caer en una recesión.

Para lograr esa meta, el proyecto plantea una edad mínima para el acceso a la jubilación, que hasta ahora no es requisito en Brasil y que sería de 62 años para las mujeres y 65 para los hombres.

Una de las propuestas más polémicas planteaba poner fin al actual sistema de reparto, mediante el cual el Estado gestiona en un fondo único las contribuciones de trabajadores y empresarios, para adoptar un régimen de capitalización, mediante el cual la jubilación de un trabajador dependería de lo que pudiera ahorrar durante su vida.

Sin embargo, esa propuesta no prosperó por el firme rechazo de vastos sectores de centro y derecha que, si bien apoyan a Bolsonaro, coincidieron en que el país no está en condiciones de pasar a un régimen de capitalización, debido a la escasa capacidad de ahorro de sus trabajadores.