Cada vez más personas utilizan la plataforma Airbnb cuando viajan. Ello ha llamado la atención de propietarios de casas y departamentos quienes, atraídos por la posibilidad de rentabilizar sus inmuebles, ofrecen sus servicios a través de este sistema.
Sin embargo, su creciente popularidad despierta críticas entre los establecimientos formales, que acusan que la plataforma en realidad lo que ha hecho es crear toda una industria de alojamientos informales.
Y si bien este sistema todavía representa un porcentaje menor del conjunto de alojamientos en el país, viene creciendo sostenidamente desde 2014. Así lo reveló un estudio de Fedetur, gremio que agrupa a distintos actores del sector turístico, que reveló que la oferta de arriendos en Airbnb se incrementó en 46% en 2018 en relación a 2017, totalizando en torno a 26.724 unidades disponibles sólo en Santiago. Hace cuatro años, la oferta llegaba a apenas a 1.975 ubicaciones.
La irrupción de Airbnb es aún mayor en las denominadas ciudades balnearios, que concentran alta demanda durante la temporada estival. Según el informe de Fedetur, la oferta disponible en La Serena y Coquimbo creció 87% el año pasado respecto a 2017. De hecho, los alojamientos ofrecidos por esta plataforma prácticamente se duplicó en un año, pasando de 3.389 a 6.348 habitaciones en 2018.
En el caso de Valparaíso, Viña del Mar y Concón, en su conjunto, suman 13.129 habitaciones disponibles. En 2018 la oferta creció 82% respecto a 2017.
Recaudación fiscal
Todo este crecimiento, según Fedetur, tiene un efecto indeseado: una menor recaudación fiscal, pues estas ubicaciones no pagan impuestos, lo que a juicio del gremio configura una competencia desleal. A su juicio, la pérdida fiscal alcanzó los US$4 millones en 2018 por no pago de IVA, impuestos a la renta y patentes comerciales.
Dicha estimación, explica Fedetur, considera una proporción del total de arriendos en Airbnb. En Santiago, por ejemplo, se estima que las pérdidas fiscales llegaron el año pasado a US$3 millones, mientras que en Valparaíso, Viña del Mar y Concón alcanzaría los US$743.345. En La Serena y Coquimbo, en tanto, se calcula en US$249.046.
Helen Kouyoumdjian, vicepresidenta ejecutiva de Fedetur, explica que además del impacto económico, preocupa la seguridad de los turistas. "Una empresa que está registrada tiene todos sus permisos sanitarios al día, algo que no existe en los alojamientos informales", indica.
De acuerdo con el estudio gran parte de los arriendos -más del 50%-, que se ofrecen por Airbnb son propiedades completas, mayoritariamente de una o dos piezas. Predominan los departamentos. Por esta razón, dice Kouyoumdjian, "la oferta informal no es necesariamente colaborativa".