1. “Han estado muy coñetes”
Coñete: Tacaño (que escatima en el gasto). Según la Real Academia Española, es un adjetivo utilizado en Chile, Perú y Bolivia. El término lo empleó el Presidente Gabriel Boric hace 10 días para referirse a los bancos y su aproximación al sector construcción, sumido en una crisis desde hace ya dos años. “Quiero hacer un llamado a los bancos, que han estado muy coñetes, en particular con las empresas de construcción para poder sacar adelante nuevos proyectos”, dijo a la radio Rancagua el 9 de mayo.
Boric abrió así los fuegos del primer cruce. Los bancos recordaron ese mismo día que el Banco Central ha reportado que el menor dinamismo de los créditos se asocia a condiciones de demanda. Es decir, los agentes económicos cursan menos solicitudes crediticias. Más enfático fue el presidente de la asociación del sector, José Manuel Mena, quien apuntó que “ese problema principalmente se refiere a la demanda, a la demanda del sector construcción, a la demanda por casas, por departamentos”. Y aquello, agregó, no estaba ocasionado por la banca, sino por la economía en general.
El sector inmobiliario sigue deprimido. Lo dice el último Informe de Estabilidad Financiera (IEF) del Banco Central, expuesto dos días antes de la primera cornada de Boric a la banca, sobre el sector inmobiliario: “Las vulnerabilidades identificadas en informes anteriores siguen presentes en este sector. Así, ha continuado aumentando el stock disponible de viviendas terminadas para la venta y la vacancia de unidades para arrendar, mientras la rentabilidad del arriendo ha caído”. Y fue más allá: “De perdurar la debilidad de la demanda, las empresas inmobiliarias podrían requerir efectuar ajustes en sus precios, reduciendo la rentabilidad del negocio y su capacidad de pago”.
¿Son tacaños los bancos? El por años gerente general de la Asociación de Bancos, Alejandro Alarcón, dice que no y recuerda la otra cara de la moneda. “Los bancos representan no solo los préstamos del país, también los ahorros de la sociedad. Y no solo tienen que cuidar a quién le prestan, sino que deben cuidar que los ahorros estén bien resguardados”.
Aunque no ha mirado los últimos números en detalle, Joaquín Cortez, ex presidente de la Comisión para el Mercado Financiero, organismo que supervisa al sector, alude a lo mismo al preferir una banca más conservadora casi por definición. “Son básicamente intermediarios. Tienen que en primer lugar dar seguridad que van a ser capaces de honrar los depósitos de sus clientes y, en segundo lugar, dar un buen retorno sobre el capital a sus accionistas. Una banca mal capitalizada es muy riesgosa para las economías. Gran parte de las recesiones se han iniciado por crisis bancarias”, recuerda.
“Los bancos no se mueven por sensaciones”, opina Pablo Correa, execonomista jefe del Banco Santander y ex vicepresidente del BancoEstado, quien apunta a dos fenómenos contemporáneos. Primero, un alza en los costos de fondo, las tasas largas, a nivel global. Segundo, a los estándares de Basilea III, proceso que termina en 2025 y que sube el nivel de capital exigido a los bancos: el 10%, con un mínimo de 4,5% de capital propio (el resto son bonos y otros instrumentos) sube ahora a 11,95% y 8,45%. “Con eso, para los accionistas, el negocio se hizo más caro, y por lo mismo, tienes que tener más cuidado en dónde colocas el capital y la ecuación riesgo-retorno cambió”, afirma.
En el caso particular, Correa afirma que la construcción sigue el camino de la demanda interna, los salarios reales y el empleo, variables que han estado débiles, lo que sumado al aumento de costos de construcción, contrae márgenes y eleva el riesgo. “Que la banca disminuya su concentración a ese sector es natural”.
Muchos banqueros y analistas del sector atribuyen el celo bancario a una regulación prudencial, más exigente que otros países incluso, originada tras la crisis de los años ochenta. Y que deja poco a la discrecionalidad.
¿Hay margen de acción? Alejandro Alarcón dice: “Siempre hay margen de acción, pero es un problema que es largo, no es llegar y salir a prestar: tienen que cuidar los recursos que están prestando porque de cada 10 pesos que se prestan, nueve pesos son de los ahorrantes”.
No opinan lo mismo otros banqueros que afirman que las mediciones de riesgo son modelos matemáticos que dependen de los factores considerados. Y que cambiar a veces uno u otro factor puede producir resultados diferentes. Y que ahí puede haber receptividad.
En la industria recalcan, además, que entre los bancos existe competencia y que algunos, por ejemplo, buscan spreads más altos tomando más riesgos. “Depende del modelo de negocios de cada banco”, apuntan. Y entonces no puede la industria actuar como un cartel, moviéndose en una u otra dirección.
Una ex autoridad sectorial cree que los bancos pueden ser más activos en la búsqueda de negocios y que aunque pesa, y mucho, no es suficiente justificación para la depresión de créditos la caída de la demanda. “Una banca moderna puede salir a buscar clientes”, propone. “Si fueran más agresivos en dar préstamos ayudarían a acelerar la actividad. Pero en rigor, aquello no se puede pedir públicamente y puede ser hasta contraproducente”, dice un economista de simpatías gubernamentales.
La competencia, o la falta de ella, ha sido un argumento que emplean los críticos del sistema bancario: en privado, empresarios de otros sectores reprochan la baja cartera vencida de los bancos y sus altos retornos sobre patrimonio, en relación con industrias de otros países, lo que justificaría la “tacañería”. “Pero esto es un negocio que busca maximizar utilidades. Aquí no hay sentimientos”, concede un crítico de la acción de la banca local.
Ese argumento, sin embargo, lo refutan desde la misma banca: dicen que la competencia es feroz, que sus indicadores no distan mucho de países de otras latitudes y que la morosidad de la cartera es acorde al nivel de desarrollo financiero del país, por lo que no sería más conservadora en el circuito internacional. Hace poco, la banca acompañó a una discusión sobre grupos económicos en el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) un estudio de Sebastián Claro, ex consejero del Banco Central, y el consultor Ramón Delpiano. “El sistema bancario chileno no es particularmente concentrado, y diferentes métricas sugieren que el mercado de crédito comercial es bastante competitivo”, concluye el reporte de Claro, encargado por la banca. “De acuerdo con datos del Banco Mundial para el periodo 2017-2021, la rentabilidad promedio sobre activos después de impuestos en la banca chilena no fue muy diferente al promedio de la muestra, y corresponde gruesamente a la de países con similar tamaño del sistema bancario”, dice el reporte.
2. “Los bancos siguen sin prestar plata”
El mismo día de su entrevista radial, el mandatario usó este razonamiento: el Banco Central, dijo, ha estado bajando la tasa de interés, pero “los bancos siguen sin prestar plata”. José Manuel Mena cuestionó entonces la relación entre una y otra cosa. “El BC está bajando tasas, lo que favorece más bien a los créditos de consumo, pero los créditos de largo plazo, los créditos que se plantean para proyectos de cuatro, cinco, o diez años, son proyectos cuya tasa de referencia es la tasa de largo plazo, que tiene que ver con tasas internacionales, con las tasas de largo plazo del BC, no con la tasa que fija el BC, que es a un día”, respondió ese día.
En su último IEF, el BC apuntó que las tasas de interés de corto plazo -que determinan los créditos comerciales a menores plazos y de consumo- han descendido en línea con la Tasa de Política Monetaria (TPM), pero las tasas de largo plazo locales “han seguido la dinámica de sus pares internacionales, permaneciendo en niveles elevados en perspectiva histórica, lo que se ha traspasado al costo de financiamiento corporativo e hipotecario”.
El sector inmobiliario tiene dos problemas distintos. Uno es que suele financiar proyectos con créditos de corto plazo para construir sus proyectos. Si tradicionalmente, decía en septiembre pasado Socovesa, el mayor actor local, el sector se financiaba a UF + 3%, en 2023 saltaron hasta UF + 12%. Esas tasas cortas han bajado. “Eso resuelve en parte un problema: el capital de trabajo de las empresas”, dice un actor del mercado. Pero no soluciona lo otro: los ingresos de las inmobiliarias. Las ventas de viviendas siguen deprimidas y los créditos hipotecarios dependen de los costos de fondo de los bancos, que siguen altos. La banca pone otra comparación: los precios de la vivienda subieron 54% en diez años, mientras el ingreso promedio de los hogares lo hizo 14%. El flujo de los créditos hipotecarios en los últimos dos años es un tercio de la cifra prepandemia.
Pese a todo, en la banca aseguran que no han dejado caer al sector: en el último año, en los créditos Fogaes, un fondo de garantías especiales avalado por el Estado, el 100% de las empresas elegibles de la construcción postuló a financiamiento. La banca, privada y pública, acogió el 95% de las solicitudes y solo rechazó un 5%.
3. “Los bancos adoptaron una tesis muy pesimista”
El martes de esta semana, Boric volvió a la carga. En un evento de la construcción, un público potencialmente receptivo a la crítica a sus prestamistas, el Presidente cambió el tono y recalibró su crítica a los bancos, ahora con un intangible. “Uno de los problemas que tenemos en materia de crédito es que los bancos adoptaron una tesis muy pesimista respecto de las proyecciones de la economía chilena”, dijo.
Mena volvió a responder, usando las mismas palabras de Boric: “No nos mueve el voluntarismo ni el pesimismo a la hora de evaluar créditos, sino normas, prácticas y antecedentes que fundamentan la decisión de prestar o no, velando por una sana gestión de riesgo”.
Al día siguiente, Mario Marcel reforzó la renovada tesis de Boric. Aunque eludió la polémica por los coñetes, reforzó lo que dijo Boric. “Creo que tuvieron una percepción de riesgo excesiva el año pasado y creo que ahora deberían estar revisando esas percepciones y probablemente veamos un comportamiento bastante más favorable del que es”, dijo.
Marcel es el ministro que tiene más acceso a la industria. Su registro de audiencias de lobby registra cuatro reuniones con personeros de la Asociación de Bancos desde que asumió en marzo de 2022, una protocolar con el nuevo country manager del Santander, otra con los gerentes del Banco de Chile, y una en conjunto, en enero, con los dos gerentes generales de ambos bancos: Román Blanco, por el Santander, y Eduardo Ebensperger, por el Chile, para hablar de Transbak. Pero eso es lo que aparece en la agenda de lobby cuando un privado pide reuniones. No quedan en ese registro las reuniones de trabajo permanente entre los equipos de Hacienda y la Abif ni las convocatorias que realiza el propio Marcel a los bancos, algo que suele hacer para tomar el pulso a la actividad. Marcel es quien tiene la mayor experiencia ligada al sector en el gabinete y presidió el Banco Central en el año de la pandemia, cuando abrió el flujo de dinero hacia la banca para dotar de liquidez a la economía, algo que los privados reconocen como una medida acertada. Ese entendimiento del sector, creen en la banca, explica por qué Marcel eludió los adjetivos. “Trató de darle un tono más técnico a la conversación”, dice un ejecutivo del sector. Aun así, en el mundo privado objeta su interpretación.
“No creo que la banca haya sobreestimado el riesgo el 2023″, opina Pablo Correa sobre un 2023 que creció solo 0,2%, gracias, dice, a que el impulso hidroeléctrico evitó una recesión. “Fue un accidente estadístico, no producto de una buena gestión de política económica, menos sectorial o por una baja de la incertidumbre local”, apunta.
“No creo que la actitud conservadora de la banca se deba a exigencias regulatorias, sino a la percepción que tienen sobre la evolución de la economía. Creo que ven un crecimiento mediocre hacia adelante. Están en contacto directo con sus clientes, así que tienen más sensibilidad de lo que ocurre en la economía, que la autoridad y los analistas que miran indicadores rezagados”, agrega Joaquín Cortez, líder de la CMF entre 2018 y 2022.
Otro economista opina que predomina la sensación ambiente: un pesimismo y un derrotismo más o menos generalizado, voceado por el empresariado y amplificado por la política y los medios, dice, permea sin duda también a los bancos. “Y se dejan llevar”, agrega.
La banca es una industria procíclica que tiene una elasticidad que se ha medido y se sitúa entre 1,5 y 2 veces. ¿Qué significa eso? Que si la economía crece 1%, la actividad bancaria crece 1,5% o 2%. Pero lo mismo si la economía va a la baja: con un crecimiento casi nulo, las colocaciones cayeron.
Alejandro Alarcón no recuerda en su período en la Abif -16 años, hasta 2011- un “exocet” de un gobierno a la banca como el de Boric, pero concede que la queja contra la banca es recurrente, incluso de otros sectores de la economía. “Las presiones venían de todas partes, incluso de industrias pares: no voy a nombrar ninguna para no herir susceptibilidades, pero varios sectores económicos distintos de la banca se quejaban de falta de cariño, un poco parecido a lo que está haciendo el Presidente”, dice. En otros países, admite un ejecutivo del sector, ocurre lo mismo: “Todos los clientes quieren que les presten más y a más bajo precio”.
El expresidente del BC, Vittorio Corbo, atribuyó las críticas de Boric al nerviosismo y recomendó leer el último IEF. También aconsejó al Presidente hablar con Marcel: “Puede conversar con el ministro de Hacienda que entiende muy bien estas cosas”. “El Presidente está muy desinformado”, dispara Alarcón.
Los bancos marcan otra contradicción estatal en el debate sobre el pesimismo. Hacienda prevé un crecimiento del PIB de 2,5% para 2025, pero un informe de la CMF, para sus ejercicios de supervisión en materia de capital, plantea como escenario base una contracción de 1%.
4. El tremendo desempeño de BancoEstado…”
El Presidente hizo esta semana otra comparación en la que puso el ejemplo de BancoEstado. La estatal, apuntó, subió 3,5% sus colocaciones en 2023, “mientras que el resto de los bancos se contrajo en un 2,2%”. Boric agregó que en esa estrategia incluso subió sus utilidades. “El tremendo desempeño de BancoEstado en esta materia es una muestra de que sí se puede”, dijo. El ciudadano Gabriel Boric, en todo caso, no registra operaciones con BancoEstado: su última declaración de patrimonio, de marzo de 2024, registra depósitos a plazo y fondos mutuos por $ 31 millones en el Banco Santander.
Sobre esto, Mena respondió que una evaluación crediticia trasciende la medición de un solo año y eligió otra métrica. “En los últimos cuatro años, el número de operaciones hipotecarias en la banca privada crecieron dos veces lo observado en la banca estatal”, dijo. En su reporte de 2023, BancoEstado hizo hincapié en el último año: en vivienda, sus colocaciones subieron 6,5% versus 2,4% del sistema. “Mientras el resto de la banca optó por restringir su oferta, BancoEstado mantiene una política comercial de largo plazo, que le permite atender las necesidades de desarrollo del país en un escenario de menor crecimiento económico”, dice el reporte. Su presidente, Daniel Hojman, no estuvo disponible para una entrevista.
Pero ninguna comparación es adecuada, dicen otros banqueros. Es que BancoEstado -que reportó el 14,8% de las colocaciones locales al cierre de 2023- ha ejercido ese rol en otras crisis anteriores. Lo recuerda Pablo Piñera, ex gerente general de BancoEstado entre 2008 y 2014. “El 2008, en la crisis subprime, el banco vio la oportunidad de crecer en colocaciones, dado que el resto de la banca se contrajo, la banca privada creció negativamente, mientras BancoEstado creció en colocaciones más del 20%. Y fue una buena oportunidad para BancoEstado de crecer y cumplir su rol de banco público. La economía rápidamente se recuperó y se pagaron los créditos al BancoEstado, ahí están las cifras”, dice Piñera, quien prefiere no pronunciarse sobre el resto de la polémica.
Pablo Correa, exvicepresidente de la entidad, apunta que BancoEstado opera en la misma cancha, con las mismas reglas y condiciones y el mismo regulador que la banca privada. La gran diferencia es su dueño. “BancoEstado tiene un accionista diferente que sí puede decirte ‘toma un poco más de riesgo’ o ‘disminuye tu margen de interés’, pero si la cartera se deteriora, las utilidades bajan o no tiene capital, BancoEstado deberá responder ante la CMF, el mercado -recordemos que es un emisor de valores local e internacional- como cualquier otro actor. Y ha sido capaz de hacer ambas cosas con éxito, jugando su rol de banco público sin poner en riesgo la calidad de su balance”.
Nada, en teoría, impide que los dueños de los bancos privados pidan lo mismo a sus directores y ejecutivos. Pero solo en teoría, agrega Pablo Correa: “En la práctica, cuando tú vas a levantar capital, o fondos, el mercado te compara por tu rentabilidad. Bancos con menos margen son castigados y les cuesta más emitir o lo hacen a otro precio. BancoEstado tiene una ventaja: tiene un balance con un costo de fondo más barato, en parte importante por la gran cantidad de cuentas vistas (cuenta RUT) y ahorro, que le salen mucho más barato”.