Tal como ha mostrado este Mundial, Brasil y Argentina tienen estilos muy distintos de jugar fútbol. Asimismo, la institucionalidad y situación macroeconómica de ambos países también son bastante disímiles, por lo que frente a turbulencias externas, no tiene sentido que Brasil sufra las mismas consecuencias que Argentina.
Los datos son evidentes. Cuando empezaron las turbulencias a mediados de abril, Brasil tenía una baja inflación relativa a la meta del banco central (2,7% vs. una meta de 4,5%) mientras que en Argentina la inflación estaba bastante por sobre la meta (29% vs. una meta de 15%). La situación fiscal también era distinta; Brasil tiene un déficit primario bastante menor (1,6% del PIB) que el de Argentina (5,2% del PIB).
Además, a pesar de que la deuda pública brasileña (90% del PIB) es mucho mayor que la del país transandino (50% del PIB), está casi por entera denominada en moneda local (93% del total a diferencia del 27% en el caso argentino). Más importante aún es que el déficit en cuenta corriente brasileño es 0,4% del PIB en los últimos 12 meses comparado a 5,4% del PIB argentino.
Brasil es un país que aprendió las lecciones de la ola de crisis de mercados emergentes del cambio del siglo. Esto incluyó principalmente limitar el uso de deuda externa para financiar al gobierno, establecer un inflation target con un banco central creíble y lo más independiente posible y, una flotación con limitada intervención cambiaria. Esta institucionalidad le permitió sobrellevar la peor recesión desde la Gran Depresión sin ningún atisbo de crisis cambiaria. Argentina en cambio, si bien va en la trayectoria correcta, recién está comenzando a establecer una institucionalidad macro similar a la de Brasil.
Es claro que en el caso de Brasil y Argentina las comparaciones resultan ser bastante odiosas. Brasil ha construido una institucionalidad macro que le ha permitido soportar peores turbulencias externas que la actual. Un buen ejemplo de esto es la resiliencia que mostró frente al llamado "Taper Tandrum" de mayo de 2013. En Argentina en cambio, esta construcción, que será exitosa, tomará tiempo en asentarse puesto que está recién empezando y dependerá de factores políticos como la continuidad de las iniciativas del actual gobierno. Por tanto, en el mundial como en su institucionalidad macro, Brasil se ve un equipo más sólido y armado donde los buenos resultados provienen de un proceso mientras Argentina parece más bien un trabajo en progreso, pero en buen camino.