A pesar de las dificultades políticas y una economía aún estancada, Brasil destaca, para los inversores, como una isla de estabilidad inesperada a medida que emergen problemas en América Latina.

Las gestoras de capitales como Pacific Investment Management y BlackRock son algunas de las firmas que muestran optimismo sobre los activos del país. La razón principal es la amplia agenda de reformas del Gobierno, que tras lograr con éxito un cambio del oneroso sistema de pensiones, ahora quiere abordarlo todo, desde un sistema tributario notoriamente complicado a una estructura estatal hinchada. El banco central también suma optimismo al reducir las tasas de interés a un récord a medida que la inflación se mantiene por debajo del objetivo.

El panorama es muy diferente en otras partes de la región, que se ha visto sumida en una creciente agitación política. En las últimas semanas, Chile y Ecuador han declarado estados de emergencia por protestas violentas; Argentina endureció los controles de capital tras la elección de Alberto Fernández; el presidente de Perú cerró el Congreso, y hubo disturbios en Bolivia tras la elección de Evo Morales para un cuarto mandato a la presidencia.

"Indudablemente Brasil destaca", dijo Axel Christensen, jefe de estrategia para América Latina en BlackRock en Nueva York. La posibilidad de reformas fiscales, federales y administrativas, junto con unas tasas bajas, están aumentando el apetito de los inversores por el país, dijo.

El ánimo optimista es evidente en los movimientos de los activos, que en su mayoría han ignorado los enfrentamientos dentro del partido gobernante y las polémicas que rodean al presidente Jair Bolsonaro. El real brasileño fue la moneda de mejor rendimiento de la región el mes pasado y las acciones cotizaban a un máximo histórico. El principal fondo cotizado en bolsa especializado en acciones del país, el ETF iShares MSCI Brasil de US$9.400 millones, acaba de registrar su mayor entrada de capitales mensual este año, y el riesgo del país medido por los swaps de incumplimiento crediticio a cinco años se encuentra en el nivel más bajo desde 2013, un momento en que la deuda de Brasil todavía tenía un grado de inversión.

"Si bien Brasil no es ajeno a la inestabilidad política, su clase política ha empezado a comprender la necesidad de proteger la agenda económica del ruido político", dijo Ismael Orenstein, gestor de activos de Pimco en Newport Beach, que tiene una recomendación de sobreponderar para los activos locales de Brasil. "También estamos comenzando a ver algunos brotes verdes en el lado de la actividad y el crédito, que nos vuelven más positivos sobre las perspectivas de crecimiento económico y activos como la moneda y el crédito corporativo".

Al alza

Después de años de crecimiento decepcionante, algunos analistas se están volviendo más alcistas sobre la economía de Brasil, y dicen que 2020 es el año en que el país finalmente ofrecerá una sorpresa positiva. Están apostando a que los bajos costes de los préstamos aumentarán el crédito y el gasto de los consumidores, y la resolución de la reforma de las pensiones después de años de debate dará a los inversores extranjeros más confianza para invertir en el país.

"La aprobación de la reforma de las pensiones será grande a corto y largo plazo, y el Gobierno todavía parece ir en serio y optimista sobre los planes de privatizar más activos", dijo Brendan McKenna, estratega de divisas de Wells Fargo Securities LLC en Nueva York.

Su optimismo no se aplica al resto de la región. McKenna dice que ahora está más preocupado por Chile, ya que la cancelación de la Cumbre Apec en Santiago supone la admisión de cierta derrota, mientras que Argentina sigue siendo un caos. Se muestra más optimista respecto a Colombia, donde dice que la economía va relativamente bien y la inflación es baja y algo estable.

"Los activos brasileños tienen más recorrido, principalmente debido al impacto de las tasas más bajas, la privatización y las reformas microeconómicas", dijo Gustavo Medeiros, subdirector de análisis de Ashmore Group Plc en Londres. "No será una línea recta, pero el caso para un repunte sostenible de las ganancias y, posteriormente, de la inversión y el crecimiento del PIB están ahí".