Como un balde de agua fría recibió el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, la postura que fijaron varios diputados y senadores el fin de semana pasado respecto a la propuesta del Ejecutivo de cerrar algunos programas para el Presupuesto 2021.
Esto, porque varios legisladores, entre ellos Daniel Núñez (PC), Giorgio Jackson (RD) y Carlos Montes (PS) consignaron a Pulso su preocupación porque el Estado termine eliminando puestos de trabajo, y cuestionaron al gobierno por entregar señales contradictorias en favor y contra del empleo.
En conversación con radio Duna, el jefe de las Finanzas Públicas además de manifestar sentirse sorprendido por “haber leído en la prensa a parlamentarios que se oponen per se a cualquier cambio”, dijo que eso, "es exactamente lo que define la palabra prejuicio, en circunstancias, en las que lo que debería animar el debate presupuestario es la argumentación y la evidencia”.
Briones lamentó “tanta declaración, sin conocer el presupuesto y sin haber revisado el trabajo" y asomó que los cuestionamientos hechos por los diputados Jackson y Núñez, “deslizan algo así como que el Estado tiene que ser una agencia de empleo, y eso es exactamente lo que no debe hacer el Estado”.
Prosiguió explicando que la idea de todo esto es gastar bien los recursos y enfocar esos dineros en objetivos bien pensados, por eso, insistió en que “es momento de ponerle un poquito más de racionalidad y argumentación a este debate y no como sugiere los diputados Núñez o Jackson, de que esto necesariamente implique el despido de funcionarios públicos”.
En todo caso, y además del prejuicio que según dice Briones pesa sobre algunos actores políticos, lo importante ahora es “sacarnos de la cabeza que el Estado es una agencia de empleo”, porque a su juicio, lo que hay que hacer es enfocar todo en función de los ciudadanos.
Las declaraciones de Briones se enmarcan en un contexto de alta complejidad política, dado que al gobierno solo le restan un par de semanas para poder zanjas el Presupuesto 2021 y hasta ahora no ha podido concitar acuerdo con los parlamentarios de oposición. A esto se le sumaría otro flanco abierto: la discusión del salario mínimo.