Un año lleno de vaivenes ha sido 2018 para la cotización del dólar en el mercado cambiario local, como consecuencia de las turbulencias internacionales derivadas de la guerra comercial entre China y EEUU.
Es que la divisa norteamericana se ha convertido en la válvula de escape que ha permitido sortear el escenario externo y los datos así lo demuestran: si hacia febrero cotizaba mínimos de $587,3, ya en mayo escaló hasta los $600 y desde allí no dejó de subir.
Entre agosto y septiembre rondó los $680, retrocedió hasta los $660 y entre octubre y noviembre volvió a subir hasta los $680.
Ayer, sin ir más lejos, cerró en $680 acumulando en el año un aumento de 10,4%, equivalente a $64.
Pero, ¿qué tan alineado está el dólar respecto de sus fundamentos? Según un estudio de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) "pese a la percepción generalizada de que enfrentamos una coyuntura de dólar alto, el tipo de cambio real (que calcula el Banco Central ajustando la variación de la divisa por inflación externa e interna) se ubica en su equilibrio de largo plazo", esto significa que, el tipo de cambio nominal, ajustado por precios externos e internos "se encuentra casi exactamente en su valor promedio de largo plazo", afirma el autor del documento, el gerente de estudios de la CCS, George Lever.
Un escenario distinto se configura si se mira por sector. El documento plantea que en materia de exportaciones, su rentabilidad está asociada al resultado de los retornos por ventas neta (en dólares), de los costos y otros gastos.
Es decir, cuando mayor sea el poder de compra local de cada dólar que reciba, mayor será el margen que obtendrá al financiar sus costos domésticos.
En ese contexto Lever, explica que "en la actualidad, el sector manufacturero se encuentra levemente por sobre el tipo de cambio real de largo plazo (1,3pp), mientras que la minería está desviada más de 7 puntos porcentuales hacia abajo y la silvoagricultura poco más de 9 puntos", afirma.
Respecto de los productos, también es posible ver cuáles muestran una mayor competividad cambiaria.
En el extremo negativo se encuentran productos como el oro (10% desviado en relación a su tipo de cambio real de largo plazo); las conservas de frutas y vegetales (-9%); mientras que el cobre y las uvas ven un tipo de cambio real 8% por debajo de su promedio de largo plazo.
En cambio, la celulosa (23%), salmones (16%) y tableros y madera prensada (5%) se están viendo beneficiados por un favorable escenario de precios externos, que potencia el mayor valor del dólar en la actual coyuntura, exhibiendo un tipo de cambio real por encima de su promedio de largo plazo.
Lever apunta que las "implicancias de esta señala para la economía son relevantes, ya que en general se espera que el precio del dólar converja hacia sus equilibrios de largo plazo". De esta forma, agrega, si bien "estos elementos no determinan completamente la rentabilidad de cada sector, sí permiten esbozar la bonanza o perjuicio que el tipo de cambio real más los precios internacionales acarrearon a los retornos de cada sector".