De alguna forma todos jugamos a ganarle al sistema. Intentamos llegar antes que Waze, buscamos el nivel más bajo del dólar para comprar, o soñamos con haber invertido en criptomonedas. Pero con el ahorro previsional no se juega. Cada vez que das la orden para cambiarte del fondo A al E, por ejemplo, pasan muchas cosas por atrás que no ves. Y quizás lo que tampoco vas a querer ver, es que estás dañando tu pensión. Ah! Y la de todo el resto también. Es como cometer los 7 pecados capitales de las finanzas.
Soberbia. Al igual que con Waze, pensamos que lo podremos hacer mejor. Creemos que, cambiándonos de fondo, nuestro desempeño será mejor al final de nuestra vida laboral, si no, no lo haríamos. Pero diversos estudios, y un reciente informe de la Super de Pensiones nos muestra que no es así. Según este, el 80% de las personas que realizan cambios de fondo lo hacen peor que si se hubiesen quedado donde les correspondía. Puesto en simple, puedes perder algo así como un 1% de rentabilidad por año por estar cambiando frecuentemente de fondo. Consejo: una vez que estés en el perfil adecuado de riesgo, quédate ahí, los portfolio managers de las AFP sabrán qué hacer.
Gula. Partieron siendo algunas recomendaciones y algunos traspasos, y hemos terminado con más de un millón de traspasos al año, un 15% de los afiliados solicitando traspasos, con los supuestos “expertos financieros” recomendando hasta 3 traspasos en un mes, e incluso con afiliados traspasando fondos más de una vez al día! Nos pusimos golosos, pidiéndoles a las AFP que pasen para allá y para acá, nada menos que el equivalente al 50% de nuestro PIB en un año.
Avaricia. En este punto podríamos explicarlo de una manera bien técnica, pero pongámoslo de forma sencilla. Si salgo a vender primero, quizás alcanzo a vender caro, y antes que el resto. Soy avaro, gano yo (así lo creo al menos), y de pasada perjudico al resto, al hacer caer los precios de los activos, muchas veces injustificadamente. Las decisiones del 15% de los afiliados que ha realizado traspasos, afecta al otro 85% que no se traspasan. Además, con tanto traspaso, hemos ido obligando a las administradoras a tener más liquidez, llegando incluso en algún momento a tener un 20% de ella en el fondo más conservador. Tomemos la calculadora y veamos cuánto retorno le quitamos a nuestras pensiones por este efecto. Por último, los retiros del 10%, generaron al menos un aspecto positivo, que es que las personas sintieron el ahorro suyo. Pero eso no nos da derecho a creer que podemos hacer lo que queramos con él. Eso no significa que me puedo automedicar, ni que puedo manejar por la izquierda, ni fumar en un recinto cerrado.
Pereza. Cuesta acusar de pereza a 1 millón de afiliados que están activamente siguiendo a los “expertos financieros”. Pero este no es el tipo de actividad que deseamos. Queremos que se informen, que lean, que busquen las credenciales detrás del equipo “asesor” de 6 personas de un portal de internet. Si fuese tu salud, ¿estarías cambiando de tratamiento para tu enfermedad cada dos semanas, porque unos doctores online te lo sugieren?
Envidia. La verdad es que con todo esto, los ganadores no han sido los que han solicitado los traspasos de fondos. Es el resto del mercado financiero, que sabiendo leer todo tipo de señales, están atentos al famoso email de los “expertos” para hacerle “frontrunning” al afiliado. No es de malos, sólo están resguardando los ahorros de Uds. mismos, en un fondo mutuo, una compañía de seguros, u otro vehículo.
Lujuria. Los únicos que probablemente sí le han ganado al sistema son los mismos “expertos”, que se desembolsan al menos unos 200 millones de pesos al mes, el equivalente a unos 600 sueldos mínimos. Sumémosle a esto que tienen una ventaja evidente: los cambios de fondos mueven miles de millones de dólares y tienen impacto en el dólar, en las tasas de interés y las acciones, lo que les genera ventajas a estas personas, que no sólo conocen esta información con anticipación, ¡sino que la producen!
Ira. Después de leer estas líneas, espero transmitirle la misma ira que tenemos algunos, de ver cómo por más de una década no hemos podido parar a estos “doctores online”.