"Hoy, los funcionarios del Departamento de Justicia de Canadá emitieron una Autoridad para Proceder, iniciando formalmente un proceso de extradición en el caso de la Sra. Meng Wanzhou". Con esas palabras las autoridades canadienses informaban ayer su determinación de abrir el caso que puede derivar en la entrega de la CFO de Huawei a la justicia estadounidense, por supuestas conspiraciones contra las sanciones impuestas por la administración de Donald Trump a Irán.

Aunque el proceso para una extradición efectiva podría tardar incluso un año, la decisión de traspasar a la prisionera, que ha permanecido con arresto domiciliario desde que fue detenida el 6 de diciembre del año pasado, no llega en el mejor momento. Estados Unidos y China, sede de la fabricante de celulares e infraestructura de telecomunicaciones, acaban de extender una tregua para negociar el final de la guerra comercial.

"Esto es parte de las negociaciones comerciales. Estados Unidos y Occidente demostraron que procesarán a una ejecutiva china por un crimen real", indica a PULSO Ross Gerber, CEO de la consultora de California Gerberg Kawasaki. "En cierto modo, ella es rehén de Trump (...) Creo que la dejarán ir una vez que esté en los Estados Unidos y se logre el trato", indicó.

En efecto, Beijing ha seguido de cerca la confrontación entre la Casa Blanca y uno de sus campeones nacionales. De hecho, previo a que Canadá comunicara la extradición, el embajador chino en ese país, Lu Shaye, indicó que el ataque de EEUU "no se basa en preocupaciones reales de seguridad nacional, sino que está destinado a desplazar a Huawei y crear condiciones de competencia desleal para beneficiar a sus propias compañías".

Huawei gana terreno. El diplomático hace referencia a la batalla que abrió Washington contra Huawei: la campaña internacional para que la empresa no participe del desarrollo de la infraestructura de la red 5G.

Esta misma semana, Robert L. Strayer, embajador del Departamento de Estado de EEUU para las comunicaciones cibernéticas e internacionales, acusaba que las "organizaciones y ciudadanos chinos deben, de acuerdo con la ley, apoyar, cooperar y colaborar en el trabajo de inteligencia nacional".

Sin embargo, esta tesis ha perdido credibilidad al menos en Europa, donde los funcionarios de Trump han desplegado su lobby contra Huawei. "Deje que los expertos decidan si las redes son seguras o no. La acusación de seguridad estadounidense de nuestro 5G no tiene pruebas, no tienen nada", señala Guo Ping, presidente de la compañía en la Mobile World Congress de Barcelona.

Fue en el marco de ese evento cuando las cosas comenzaron a inclinarse a favor de Huawei. Ejemplo de ello fue lo señalado por el director general de Vodafone, Nick Read, quien explicó que la prohibición a Huawei en Europa sería "costosa" y "enormemente disruptiva", ya que retrasaría por dos años la llegada de 5G a Europa. Así, la misma firma informó que trabajará con la compañía china en el despliegue de la red en España.