De manera inusual para la historia moderna de la libre competencia en Chile, la Fiscalía Nacional Económica (FNE) abrió una segunda investigación formal en contra del manejo de una misma empresa y en una misma industria que ya había investigado y, finalmente, llegado a acuerdo: Unilever en el mercado de detergentes.
El organismo antimonopolio encontró mérito para abrir una nueva investigación sobre Unilever, el holding anglo-holandés que lidera el mercado del consumo en Chile y el mundo en distintas categorías de productos.
La decisión de abrir el proceso se dio en completo sigilo y hace varios meses. Unilever ya fue denunciada por la fiscalía ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) en 2013 por abuso de posición dominante y prácticas exclusorias en el mercado de los detergentes, ofensiva que fue respaldada por los competidores de la multinacional, encabezados por las empresas nacionales Jabones Maritano (Popeye) y Cleaner.
En 2014 se acordó un avenimiento entre las partes, donde Unilever se comprometió a terminar con las prácticas anticompetitivas en los canales mayorista y supermercadista, además de repartir alrededor de US$ 5 millones entre todos los denunciantes. El acuerdo fue más allá de detergentes, pues se hizo extensivo en locales mayoristas también para suavizantes, lavalozas, jabón de tocador, pastas dentales, desodorantes, té, mayonesas y kétchup, mientras que en los supermercados abarcó también a suavizantes, lavalozas, mayonesas y kétchup. En todas estas categorías Unilever tenía más del 50% de participación de mercado.
La segunda parte de esta historia se inició hace casi un año, el 27 de junio de 2018, cuando Popeye -luego se sumó Cleaner- demandó a la firma internacional ante la FNE y planteó, entre otros aspectos, que Unilever acapara espacios en las góndolas y realiza ofertas a precios predatorios que obstaculizan la competencia, tanto en el canal supermercados como en almacenes y mayoristas, con la finalidad de "asfixiar" a las otras compañías de detergentes.
Un par de días después de la demanda de Popeye, el gerente general de Unilever Chile -empresa que es uno de los principales proveedores de supermercados-, Hans Eben, quien es, además, parte del directorio de Cencosud, acudió a una audiencia con el exfiscal interino de la FNE junto a su abogado y a Erik Lange, quien justo un par de días antes había dejado de ser el director de ventas del holding multimarca y sigue en la firma como parte del directorio y está a cargo del cumplimiento del avenimiento de 2014. La idea de la reunión, señalaron en esa oportunidad desde la empresa, fue adelantarse a posibles citaciones de la FNE y sostener que las acusaciones en su contra no tienen asidero.
Pese a lo anterior, la FNE ya abrió la investigación y PULSO Domingo logró recabar decenas de correos electrónicos y otros archivos procedentes de ejecutivos de Unilever que dan cuenta de antecedentes relacionados al caso que se denuncia por parte de los competidores de la empresa foránea.
Gift cards de incentivo
22 de diciembre de 2015, correo de un funcionario de Unilever a intermediario de la empresa. Asunto: Gift cards diciembre distribuidores. Texto: "Hola, me puedes enviar una cotización por las siguientes gift cards, please: ocho tarjetas de $ 200.000, tres de $ 100.000 y una de $ 30.000. Gracias, saludos".
5 de febrero de 2016, correo entre funcionarios de Unilever. Asunto: Concursos y espacios diciembre. Texto: "Por favor, tenemos que pagar los siguientes concursos y espacios. Gestores y supervisores: $ 550.000 (gift cards) por exhibiciones y mantención de espacios. Jefes de salas (espacios, cabeceras, payloaders): $ 1.050.000 (21 jefes de salas por gift cards de $ 50.000. Total: $ 1.600.000. Saludos".
En el avenimiento de 2014, el segundo punto del acuerdo entre Unilever y las demandantes indica que la transnacional "no ofrecerá, aplicará, pactará, pagará ni financiará, directa o indirectamente, por sí o a través de terceros, acuerdos, incentivos, premios o descuentos de ninguna naturaleza".
Frente a lo anterior, cabe recordar que el director de Unilever y exresponsable comercial de la compañía, Erik Lange, al ser consultado por PULSO Domingo si la compañía entregaba como incentivo gift cards a clientes, respondió: "No. Respecto de eso veo que te pasaron un montón de falsedades que no tienen nada que ver con la realidad. No tengo más comentarios". Agregó que no han hecho investigaciones internas por esta clase de incentivos.
En esa misma oportunidad, al ser consultado Lange por si en la compañía estaban tranquilos con el nivel de cumplimiento que tienen en libre competencia, respondió que "a partir del acuerdo con la FNE hemos tenido un cumplimiento perfecto de todo, así que tengo la tranquilidad absoluta de lo que hemos hecho".
8 de agosto de 2017, correo entre funcionarios de Unilever. Asunto: Kennedy.xlsx. Texto: "En adjunto va el detalle de la compra de mermas en Jumbo Kennedy, esto nos permitirá mantener los cuatro payloaders que tenemos en sala de HC, además conseguiremos el mueble que está en un pilar para exhibir productos HC. Favor enviar OI para generar la DEO. Saludos".
El correo anterior, aseguran conocedores de estas gestiones, hace referencia a que Unilever compra (usualmente a través de empresas externas) mermas de supermercados (productos que se comieron sin pagar, dañados o robados) a pedido de jefes de salas, quienes tienen el poder negociador de ofrecer espacios de privilegios a las marcas, con tal de que estas le compren mercadería inutilizable que les significará pérdida o una baja en el estado de resultado del supermercado. En particular, payloaders son estantes y HC es la categoría "home care" o cuidado del hogar.
El artículo quinto del avenimiento de 2014 reza que "tratándose de una categoría relevante, Unilever Chile, a través de sus reponedores, sus empleados o ejecutivos designados por los supermercados como capitanes de categoría o cualquier otro representante o ejecutivo, no podrá pactar, pagar, aplicar premios o descuentos, a fin de obtener el posicionamiento privilegiado objetivamente no justificado de sus productos en el planograma, esquema de distribución o layout de la góndola".
Software "RSE" y prácticas en el canal mayorista
El manejo de gift cards, de compras de mermas e, incluso, de autocompras por parte de Unilever -revelan conocedores- era cuidadosamente detallado en un software o plataforma que manejaba un proveedor externo que se encargaba de hacer los movimientos que la multinacional le pidió durante más de una década.
El servicio externalizado -dicen fuentes al tanto- cesó hace algunos meses, pero este medio tuvo acceso a vestigios del software o planilla llamado "Respaldo-Solicitud- Envío de Inversiones (RSE)", donde "se manejaba una caja chica destinada a actividades promocionales, compras de mermas pedidas por jefes de sala, entrega de incentivos y autocompras que la compañía hace en distintos canales, como supermercados y farmacias, destinados a ganar participación de mercado de forma doble", señala una fuente conocedora de las prácticas.
Un proveedor externo de Unilever indica que llegó a facturar alrededor de $ 800 millones mensuales en algunos años, haciendo todos estos movimientos que ejecutivos de Unilever le pedían -a través de correos electrónicos a los cuales este medio tuvo acceso-. Eso sí, la facturación fue bajando en los últimos años y hace algunos meses se cortó el vínculo.
Otra fuente cercana al canal mayorista indica que la anglo-holandesa llena algunas bodegas de cadenas del canal tradicional y luego se autocompra la mercadería con fines de acaparar los espacios físicos y obtener altos niveles de venta, cosa que también denuncia Popeye y Cleaner ante la FNE.
Este tipo de prácticas habrían colmado la paciencia del principal distribuidor del país, Adelco, ligada a la familia Paulmann Mast. De hecho, altos ejecutivos de esa industria y fuentes de esa misma empresa confirman que ya no trabajan con Unilever. Adicionalmente, otro de los cinco principales actores del mundo mayorista -que para este artículo prefirió reservar su nombre- también tiene una disputa con la multinacional por el no pago de autocompras que le llenaron sus espacios físicos equivalentes en hasta seis meses de inventario.
"Si, por ejemplo, un detergente se vende a $ 80 para los clientes del mayorista, Unilever se los vende a la cadena a $ 100. Unilever es el que fijó el precio a $ 80 para la gente. Luego -para que el mayorista no pierda-, la compañía les paga posteriormente los $ 20 más $ 5 que es el margen. Muchas veces esa ganancia es un acuerdo de palabra y finalmente Unilever no siempre lo respeta, pero con esto asegura copar el espacio de bodegas y de vender bajo el precio costo", ilustra un alto ejecutivo del canal mayorista.
Al ser consultada la firma internacional por todos estos antecedentes, donde se les ofreció espacio para que pudieran contestar cada punto, la compañía se remitió a enviar la siguiente declaración: "Unilever confirma que en el año 2014 firmó un avenimiento con la Fiscalía Nacional Económica. Desde ese momento la compañía se ha comprometido firmemente en el cumplimiento de los compromisos establecidos en el mismo y ha colaborado en cada ocasión que ha sido solicitada".