El sostenido aumento que muestran los precios de los materiales, del que incluso ha dado cuenta el Banco Central, tiene fuertemente preocupados a diversos sectores y en particular a la construcción. Y aunque el fenómeno se viene observando desde mediados del año pasado, en los últimos meses se ha intensificado, afectando a empresas de todos los tamaños, desde pymes hasta grandes constructoras.
El tema preocupa bastante a la Cámara Chilena de la Construcción (CChC). Si bien ya han encendido las alarmas sobre este riesgo, hoy ven que este aumenta, poniendo en riesgo algunas obras, sobre todo las viviendas sociales.
“Los precios han seguido subiendo, algunos de ellos en forma muy relevante, y es probable que esta tendencia se mantenga por algunos meses más, ya que estamos ante un fenómeno internacional y cuya normalización, tanto en término de precios como de disponibilidad de materiales, va a tardar un tiempo”, advierte Antonio Errázuriz, presidente de la CChC.
El representante gremial agrega que, al analizar los datos publicados hasta abril, se observa que el alza del costo de los materiales ha triplicado el aumento del IPC, con especial impacto en la vivienda social, que tiene márgenes más bajos y cuyos contratos, en su gran mayoría, no se pueden reajustar.
“No hay que olvidar que casi el 90% de las empresas que las construyen son pymes, que no tienen ninguna posibilidad de internalizar estos mayores costos. Y esto está provocando la paralización de obras en construcción y retraso en su entrega, postergación del inicio de nuevos proyectos y menor participación en las licitaciones para construir futuras viviendas”, advierte el líder gremial.
“Desde el punto de vista de los beneficiarios de los proyectos, destacaría el riesgo de que esto termine siendo una nueva dificultad para que miles de familias puedan acceder a una vivienda, lo que además pone una presión adicional sobre un déficit habitacional que solo ha aumentado en los últimos años”, complementa Errázuriz.
La Cámara cree que esto también debiera ser motivo de preocupación a nivel del gobierno y del Ministerio de Vivienda, pues cree, conlleva el riesgo de incumplir los objetivos de la política habitacional y las metas comprometidas en el plan de reactivación del gobierno.
Por ello, llama al gobierno a tomar medidas. “De no mediar una acción decidida de la autoridad para corregir el actual escenario, los perjudicados serán las familias, los trabajadores, las empresas y el gobierno”, advierte.
¿La solución? Según Errázuriz, una solución “más inmediata y eficaz” sería incorporar a los contratos un sistema de reajuste polinómico que considere, entre otros aspectos, la variación del precio de los materiales.
“Por otra parte, y dado que la pandemia ha hecho que los plazos de los proyectos de construcción se vean afectados, creemos vital que dicha situación no se traduzca en multas a los proyectos por los mayores plazos de entrega que ha impuesto esta coyuntura. Estos temas los hemos conversado con las autoridades, hemos sido escuchados, pero aún no vemos soluciones concretas a una situación que es grave y urgente, lo que nos preocupa enormemente”, concluye sobre ese tema.
El segundo semestre
Los indicadores de actividad vienen mostrando una recuperación de la actividad del sector en los meses recientes, aunque según el líder de la CChC, esto es un promedio que no es parejo para todos los subsectores de la construcción.
“En promedio, se puede decir que la actividad de la construcción va repuntando, pero esto no es igual para todos los subsectores que componen nuestra industria. Por ejemplo, si comparamos los permisos de edificación otorgados en el período enero-marzo de este año con igual período del año pasado, vemos que se registra una baja cercana al 10%”, dice.
“Con todo, seguimos estimando que la inversión en construcción crecerá este año, como escenario base, algo sobre el 8%, recuperándose solo en parte de la caída que anotó el año pasado”, complementa.
Respecto a la confianza del sector para invertir, sostiene que si bien esta ha mejorado, aún se mantiene en zona pesimista. Y enumera las razones de ello: “Está la pandemia, pero también el que se siga usando la violencia y la coerción como mecanismos para imponer ideas u obtener algún beneficio, que el debate constitucional nos polarice y no se use para construir un proyecto compartido de país y el fenómeno del explosivo aumento del precio de los insumos y materiales de construcción del que aquí hemos conversado”, concluye.