En 2013 la mayoría de los chilenos no tenía idea qué era Huawei. Pocos años después se transformó en una marca masiva gracias a una fuerte estrategia de marketing a nivel planetario, además de ser el símbolo de dispositivos móviles de alta tecnología, pero a precios más accesibles. Apple y Samsung miraron con nerviosismo a este símbolo tecnológico chino. En 2018, Huawei pasó a ser la segunda marca de celulares de mayor venta a nivel local, con una participación de mercado de un 26% según GFK e IDC.
En Chile no solo tiene smartphones, también vende tablets, notebooks, wearables y accesorios, donde claramente los teléfonos son los protagonistas. Según información del Servicio Nacional de Aduanas, durante 2018 se importaron 2.285.804 móviles de la marca china por poco más de US$ 270,4 millones (ver gráfico). En lo que va del año, los modelos de teléfonos más vendidos por esta marca son el P20 Lite, el Mate 20 Lite y el Y9 en su versión 2019.
Pero Huawei se encuentra en Chile desde 2003, en un negocio que representa actualmente cerca del 52% de sus ingresos a nivel mundial: infraestructura tecnológica para la industria de las telecomunicaciones. En nuestro país, el porcentaje de esa línea de negocios es similar y posee contratos con todas las empresas de telecomunicaciones, incluyendo Entel, Claro, WOM, Movistar, VTR y GTD.
La filial chilena quiere dar a conocer más esta área en la ciudadanía y que no solo la identifiquen por los terminales, en una estrategia que se está dando en todo el mundo. De hecho, a fines de mayo terminarán las obras de la Fibra Óptica Austral (FOA), carretera de telecomunicaciones de 3.000 km, cuyo tramo submarino es construido por Huawei Marine Networks, por mandato de la chilena CTR S.A. La inversión de este segmento es de US$ 80,17 millones y se pondrá en marcha el segundo semestre.
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