Vivió cerca de 12 años en Chile, cuando fue el CEO de Endesa a nivel local. Y desde hace unos 10 años, es CEO global de energía de Acciona, empresa que ha apostado por las renovables como su core de negocio.
Esta semana Rafael Mateo participó de una charla en la COP25 que se realiza en Madrid, en uno de los centros neurálgicos del área destinada a la sociedad civil en el marco de la cumbre climática. Lo hizo junto a José Ignacio Escobar, director general de energía de Acciona para Sudamérica y un ejecutivo de Bloomberg New Energy Finance (BNEF), donde presentaron un estudio, que, entre otras conclusiones, indicó que las energías eólica y solar representarían el 40% de la demanda eléctrica de Chile para 2030, y el 66% para 2050, frente al 10% actual.
Por eso, hay una apuesta fuerte de esta compañía en nuestro país. Sin ir más lejos, construyeron una de las plantas de energía fotovoltaica más grandes de América Latina, El Romero Solar, que está ubicada en el norte de Chile y tiene una capacidad de 246 MWp (capacidad máxima en su peak). Y van por más. "En estos momentos tenemos unos 400 MW en construcción", comenta Mateo con la vista ya en el 2020, y agrega: "Además de dos parques eólicos a punto de terminar (San Gabriel y Tolpan), dos parques solares en el norte (Usya y Almeyda) y varios otros proyectos con los cuales esperamos finalizar el próximo año con casi 700 MW operativos. Realmente tenemos suficiente pipeline para acompañar el crecimiento de la economía".
Tomando en cuenta lo que ha pasado en Chile en estos dos meses de crisis social, ¿cómo sigue la hoja de ruta?
-La hoja de ruta sigue absolutamente igual. Para nosotros, Chile sigue siendo uno de los principales destinos de inversión a largo plazo. Cada vez que construimos un parque eólico o una planta solar es para los próximos 30 o 40 años. Por lo tanto, nuestro plan en Chile es a largo plazo a pesar de los momentos complicados.
¿Pero de qué forma están mirando como empresa la crisis social en Chile?
-La estamos mirando con atención, pero sabemos que Chile es una economía resiliente. Es un país con una alta estabilidad política y regulatoria. Por lo tanto, seguimos en lo que estábamos haciendo y preparando todo lo que teníamos planificado. Creemos que todo se va a poner en orden.
¿Cómo pueden las grandes compañías aportar para mejorar la situación que ocurre en Chile?
-En el caso de Acciona, al ser una empresa de energías limpias, mediante dos caminos: primero, la energía es el motor de la economía y segundo, al ser renovable, es muy territorial. O sea, autóctona, ya que no necesitar energía de otro país. En otras palabras, tiene la misión de desarrollar la matriz energética no sólo de forma limpia, sino que además de forma local y generando empleos locales.
¿De qué forma se puede apurar más aún la descarbonización?
-Lo que está claro es que hoy, la tecnología sin emitir carbón está absolutamente desarrollada y es competitiva. Además, la fuente más barata para generar electricidad se basa en las tecnologías eólica o solar. Por eso, creo que la descarbonización es un proceso irreversible. Ya se ha anunciado el cierre de algunas centrales térmicas y las de carbón van a ir saliendo de forma natural, porque no hay una tasa de rentabilidad.
¿Pero cómo se puede incentivar más aún las inversiones en renovables?
-Habría que subir más la tasa al carbono, o sea, el impuesto a las emisiones. Está comprobado que cuando esto pasa, se hacen más caras las inversiones en ese tipo de plantas, las que van saliendo de forma natural por razones de mercado, ya que se da una señal económica y tributaria al respecto.
¿Hay realmente una demanda importante de los grandes clientes (compañías, industrias, etc.) por energías limpias?
-Hoy, los clientes están comprometidos con el cambio climático y se han dado cuenta que pueden comprar energía exigiendo no solo precios competitivos, sino además que sean limpias. Por eso están comparándonos directamente.
¿Y cómo los clientes domiciliarios pueden influir también en esa tendencia?
-Creo que el ciudadano está exigiendo a sus comercializadoras y generadoras que entreguen energía limpia. Por ejemplo, en Chile, estamos entregando un sistema donde somos capaces de mostrarles a los clientes finales, mediante un mecanismo de blockchain, la trazabilidad de la energía que ellos consumen. De tal forma que no solo sabe que consumen energía limpia, sino que, además, en qué planta se está produciendo, para que no haya ningún tipo de engaño o trampa.
¿Eventos como la COP25 mueven realmente de forma importante la aguja en la industria de energías renovables?
-No cabe duda que es un catalizador importante de la sociedad acerca de que no hay plan B en el planeta. Que es tiempo de actuar. Estamos no ante un cambio, sino ante una emergencia climática. Las cosas que están pasando son suficientemente graves y creo que convocatorias como la COP25 producen una altísima sensibilidad de toda la sociedad.