El Informe sobre el Índice de Desperdicio de Alimentos 2024 del PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), elaborado por WRAP (Worldwide Responsible Accredited Production), proporciona una estimación mundial precisa sobre el desperdicio de alimentos por parte de minoristas y consumidores. Las cifras entregadas hace algunos meses que corresponden al año 2022 estipulan que se generaron 1.050 millones de toneladas de desperdicios alimentarios (incluidos los restos no comestibles), lo que significa una pérdida de 132 kilogramos por persona y aproximadamente una quinta parte de todos los alimentos disponibles para el consumo humano. Del total de esos alimentos desperdiciados, el 60% se desechó desde los hogares, mientras que el 28% correspondió a los proveedores de servicios alimentarios y el 12% al comercio minorista.
Esta realidad fue la que motivó al francés radicado en México, Kim Durand, a dejar su trabajo en UberEats para comenzar un nuevo rumbo y crear una foodtech llamada Cheaf, que tenía por objetivo buscar un impacto positivo tanto medioambiental como social. “En México, por ejemplo, aproximadamente el 40% de la población vive en pobreza y al mismo tiempo, 20 millones de toneladas de comida en buen estado se van a basura. Cuando conocí esa realidad, se me hizo un problema tonto y creí que se podía, parcialmente, resolver con tecnología y con algo de mi experiencia”, cuenta Durand.
Tras un par de años de buen funcionamiento y éxito en México - Kim Durand y su socia Elena López fueron elegidos entre las 30 promesas del 2023 por la revista Forbes México-, el equipo de Cheaf decidió emprender nuevos rumbos y eligió Chile como una nueva meta. “Chile es un país que es muy abierto a temas de sustentabilidad, tanto a nivel regulación como a nivel del comportamiento de las empresas y de las exigencias de los habitantes. Y esto es fundamental para que este tipo de iniciativas tenga tracción desde el inicio”, dice el creador de Cheaf sobre de las razones que los llevaron a elegir Chile como el primer país en su proceso de internacionalización.
Según datos que maneja Durand, en términos de desperdicios, se estima que en Chile al menos 1,62 millones de toneladas terminan en la basura cada año, lo que genera un gran problema para las autoridades en materia de gestión de la basura y la contaminación que esta produce.
Desde la llegada de Cheaf a Chile tras el cierre de su primera alianza con Cencosud, hace ocho meses aproximadamente, la app ha logrado rescatar más de un millón de kilos de comida, lo que a su vez equivale a unos dos millones setecientos mil kilos de CO2 que no fueron liberados a la atmósfera y más de mil millones de litros de agua que fueron aprovechados.
Cheaf funciona con un simple modelo: permite que las personas opten a alimentos de calidad pero que los supermercados ya no pueden vender y por un 50% de su valor original.
Un nuevo socio estratégico
La startup acaba de cerrar una nueva alianza con la red de supermercados Trébol profundizando así la presencia de Cheaf en la zona centro sur del país. Gracias a esta unión, más de un millón de personas en 26 comunas de las regiones de La Araucanía, O’Higgins, Maule, Biobío, Los Ríos y Los Lagos, podrán acceder a los descuentos de al menos un 50%, en alimentos en buen estado pero en camino a convertirse en desperdicio alimentario.
Rodrigo Ramírez, country manager de Cheaf Chile, comenta que por ahora la aplicación está en marcha blanca en un supermercado Trébol en Temuco, pero que pronto será posible rescatar alimentos en toda la red de tiendas . “La semana pasada iniciamos un programa piloto logrando muy buenos resultados. En las próximas semanas ya será posible rescatar alimentos en la mayoría de los supermercados de Trébol, entre Santa Cruz y Llanquihue”, indica Ramírez.