Según los datos del último World Economic Outlook, el crecimiento proyectado para Chile de en torno a 4% en 2018, le permitirá a la economía doméstica cerrar con un PIB per cápita de US$25.891, según paridad de poder de compra (PPP), es decir, comparando dicho ingreso con el del resto de las economías del mundo.
Si ese dinamismo continúa y se cumplen las estimaciones del organismo multilateral para el país, el crecimiento de 3,4% (2019), 3,2% (2020) y la convergencia a un 3% en los años siguientes, le permitirían hacia 2022 cruzar la frontera de ingresos comparables de US$30 mil, convirtiéndose en la primera economía de Sudamérica en hacerlo, luego de 11 años de sobrepasar la marca anterior de US$20 mil.
Esta proyección hacia 2022 dejaría atrás en la misma fecha a países como Uruguay (US$ 28.133), Argentina (US$22.621) y Brasil (US$18.539) y pone en el último lugar de la región a Bolivia, con US$9.381.
Esto implica para Chile que el PIB per cápita comparable aumentaría en unos US$ 4.600 durante la actual administración, una marca bastante superior a la del gobierno anterior, que sólo subió US$2.005.
Sin embargo, si bien el hito es relevante puesto que confirma la confianza que existe en las potencialidades de crecer de Chile a nivel mundial, lo que redunda en aumentar el atractivo para invertir en el país y mejorar el acceso a financiamiento, también tiene la virtud de reabrir el debate acerca de lo que le falta al país para convertirse en una economía desarrollada.
Los temas pendientes
El consenso de los economistas apunta a que existen una serie de variables adicionales a las del ingreso per cápita para determinar el nivel de desarrollo de la economía.
Según el director de Núcleo Milenio en Desarrollo Social de la Universidad de Chile, Fabián Duarte, "lo primero, y fundamental, es resolver el tema de la desigualdad". Afirma que si bien podemos llegar a un PIB per cápita de US$30 mil "es un promedio que oculta nuestra realidad: los países más desiguales de la OCDE son Chile y México".
Desde ese punto de vista, agrega "si no resolvemos los temas distributivos, tendremos a una parte de Chile desarrollado y la otra, mayoritaria, no lo será".
Una idea con la que concuerda Joseph Ramos, ex presidente de la Comisión Nacional de Productividad. "Para alcanzar el nivel de ingresos de un país europeo, Chile debería crecer en promedio por unos 10 a 15 años lo que creció los primeros 25 años de gobiernos de la Concertación (en torno a 5%).
Sin embargo, aunque creciéramos a ese ritmo, Chile es un país muy desigual: un tercio de la población tendría un nivel más bajo de vida que el tercio más bajo de los europeos", subraya.
¿Cuáles son los temas pendientes?
Para Patricio Rojas de Rojas y Asociados, "todavía falta mucho camino por recorrer, como mejorar la infraestructura regional, la vivienda, la salud o la educación" y que en ese sentido, si bien en la actual administración las prioridades están bien enfocadas -como en infancia, adultos mayores, salud y crecimiento- "en la medida que las brechas se van cerrando, avanzar cada vez cuesta más.
Chile ha hecho reformas que le permitieron avanzar rápido, pero las que quedan son más fundamentales y más caras, como aumentar la productividad y tener una institucionalidad clara".
En ese punto, el economista de Forecast Angel Cabrera no deja de mencionar la propuesta de reforma tributaria del Ejecutivo. "Tuvimos prácticamente 4 años de estancamiento del ingreso per cápita y es necesario recuperar un ritmo de 4%, para eso necesitamos políticas que promuevan el ahorro y la inversión, entre ellas, una reforma tributaria que revierta los efectos negativos de la anterior", subraya.
En este contexto, crecer es importante destaca María Paz Arzola de LyD. "La búsqueda de un mejor bienestar de la población y la mejora de los indicadores en sí mismo también dependen del crecimiento económico, y los gobiernos tienen que balancear que ese crecimiento económico vaya acompañado de políticas apropiadas", precisa.
Pero no todo lo pendiente es económico. Según el economista de la PUC Ignacio Irarrázaval, también es necesario mejorar el capital humano, en un contexto de creciente globalización.
"Para ser un país desarrollado en un contexto de globalización, en que nuestro país compite con todo el mundo necesitamos urgentemente tener mejores y mayores competencias.
La evaluación de competencia de adultos de la OCDE (PIAAC) que más del 50% de los adultos chilenos tiene un nivel deficiente en habilidades lectoras, en habilidades numéricas el 60% no supera el segundo nivel de competencias.
Estos resultados distan considerablemente del resto de los países OECD". A ello se suma, según Cristián Echeverría de la UDD, factores como respeto del Estado de derecho, del régimen jurídico, de las instituciones, del medio ambiente, además de la equidad en un amplio sentido.
"Es la integralidad de la distribución de los beneficios del crecimiento, que incluye los modos de interacción de la sociedad, los hábitos y la cultura de Chile y cosas tan sencillas como la honestidad y la puntualidad. Es lo que los anglosajones llaman "el código de honor", que no es solo ingreso per cápita".
Sobre propuestas, los consultados apuntan en su mayoría a mejorar la calidad de la educación desde la infancia, en un giro relevante respecto de la administración Bachelet, que tuvo como énfasis el acceso de los jóvenes a la educación, particularmente en competencias técnicas.
De hecho, Ramos acota que en último informe de la Comisión se recomendó ampliar la gratuidad a ese segmento y garantizar que cada joven pueda acceder a un título técnico.