El 25 de abril saltó a la luz pública que la compañía minera más grande del mundo, la australiana BHP Group Ltd., había hecho una oferta de adquisición por Anglo American Plc, donde la valorizaba en 31 mil millones de libras esterlinas (unos US$38.900 millones). De haber acuerdo, podría crear la mayor superpotencia minera de cobre, mineral de hierro y carbón del mundo. Al día siguiente, la empresa anglosudafricana con sede en Londres rechazó la propuesta de la oceánica con casa matriz en Melbourne.
Esta historia de todos modos aún no concluye, pues los especialistas esperan que BHP vuelva a la carga con una oferta formal. Y para eso tiene hasta el 22 de mayo próximo. “Si el acuerdo tiene éxito sería el más grande en la historia de BHP y uno de los más grandes del año en cualquier sector”, comentó James Whiteside, director de Investigación de Metales y Minería de la consultora Wood Mackenzie.
Mientras tanto, hay otros tiburones circulando. De hecho, han saltado al ruedo del mercado varios nombres con suficiente avidez y liquidez como para competir por la misma presa, como la suiza Glencore, la también australiana Rio Tinto, la canadiense Teck o el fondo soberano de inversión de Arabia Saudita Public Investment Fund (PIF).
Pero ¿qué tiene Anglo American que atrae tanto a los grandes jugadores de la minería en la actualidad? En eso, Chile tiene mucho que ver. Y para algunos es la joya de la corona del negocio.
Para poner en contexto, la valorización bursátil de BHP es de US$142 mil millones, es decir, más de tres veces el precio en el que valuó a Anglo. En 2023, la australiana anotó ingresos por US$53.800 millones y un Ebitda subyacente (ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización, una medida del flujo de caja operacional) de US$28 mil millones. En torno a un tercio de esto proviene de su negocio de cobre, muy focalizado en Chile y en menor medida, en Australia. Pero la gigantesca BHP cuenta también con negocios de mineral de hierro, carbón, níquel y potasio.
Sin embargo, la revolución tecnológica que involucra la electromovilidad tiene a todos los actores globales de la minería en busca, principalmente, de cobre. También de hierro, níquel o cobalto. Pero el metal rojo es por lejos el más atractivo, dada la gran cantidad que se requiere para construir vehículos eléctricos. A saber, un vehículo común requiere unos 24 kilos de cobre, mientras que uno eléctrico necesita desde más del doble hasta 113 kilos.
“Este acuerdo tiene que ver con el cobre y cuando las opciones nuevas parecen limitadas y costosas, tiene sentido que BHP busque soluciones más viables”, aseguró Whiteside, de Wood Mackenzie.
En el mundo, pese a que existen reservas de cobre esparcidas en los cinco continentes, las mayores siguen estando en Chile. Y no hay muchos yacimientos explotables en poco tiempo en otros países, salvo Zambia, Congo o Mongolia. Y dados los riesgos políticos y jurídicos que estos países exhiben, la posibilidad de sacar adelante proyectos desde cero (o greenfields, como se denominan) es al menos compleja. Por eso, la posibilidad más simple y directa es adquirir activos probados y que ya estén operando. Y minas puntuales con cartel de venta no hay en el mercado. Entonces, la alternativa que queda es comprar empresas.
“Hacer minas desde cero toma tiempo y plata. Es mucho más fácil comprar algo que está operando. Activos de cobre a la venta no hay. La única forma es hacer algún take over de una minera. Y ahí pueden estar Teck o Freeport, pero pueden ser caras. Y está Anglo, que está barata”, resume un alto ejecutivo de una gran minera que pidió no ser identificado.
Y el core business del negocio de cobre de Anglo American está en Chile. He aquí la clave de esta megaoperación.
“Los activos de cobre son ‘la joya de la corona’ para cualquier potencial comprador”, explica un informe de Deutsche Bank. Es que juntos podrían producir el 10% del cobre del mundo.
La joya de la corona
Anglo American controla el 50,1% de la sociedad Anglo American Sur, junto con Codelco y Mitsui (joint venture que posee el 29,5%) y Mitsubishi (20,4%). Esta sociedad es dueña de tres activos: Los Bronces, El Soldado y Chagres. La mina Los Bronces, ubicada en la Región Metropolitana, forma parte de uno de los distritos más ricos en cobre del mundo, que comparte con la vecina División Andina de Codelco. El Soldado es una pequeña operación cuprífera en la Región de Valparaíso, donde también se ubica la fundición Chagres.
Los Bronces, que produjo 215 mil toneladas de cobre fino en 2023, tiene reservas por 7,7 millones de toneladas y recursos adicionales por 62,4 millones de toneladas, lo que le brinda una vida útil de 33 años. El Soldado, sólo 39.500 toneladas. Chagres, también pequeña, despachó 110 mil toneladas de ánodos de cobre el año pasado.
Pero Anglo también es socio con el 44% de la mina chilena Collahuasi, considerado uno, sino el mayor, de los yacimientos del mundo en términos de vida útil y capacidad de explotación futura. Situado en la Región de Tarapacá, produjo 573.200 toneladas de cobre el año pasado. En esta mina, la suiza Glencore tiene otro 44% y la japonesa Mitsui, el restante 12%. Cuenta con 32,8 millones de toneladas de reservas y recursos adicionales por 47,1 millones de toneladas, para una vida útil de 74 años, y goza de un bajo costo de 113 centavos. “Esta es la joya de la joya. Porque con la inversión necesaria, podría duplicar su producción y pasar a ser la número uno del mundo, superando a Escondida”, comentó un actor del mercado.
Y además, la anglosudafricana posee el 60% de la mina Quellaveco, ubicada en la región de Moquegua en Perú, que produjo 319 mil toneladas de cobre en 2023, posee reservas por 8,2 millones de toneladas y recursos adicionales por 7,6 millones para una vida útil de 35 años.
Dado que en ninguna de sus operaciones Anglo controla el 100%, la producción de cobre que podría aportar a una fusión, es decir, su producción atribuible, es calculada por JP Morgan en 556 mil toneladas para este año (232 mil en Collahuasi, 98 mil en Los Bronces, 186 mil en Quellaveco y 40 mil en otras operaciones) y en 498 mil toneladas en 10 años más.
La producción total de cobre en el mundo se estima en 24 millones de toneladas para 2023 y Chile, el mayor productor del globo, aportaría cerca de 5 millones.
Pero Anglo American no es sólo cobre. En su portafolio posee también diamantes, platino, níquel y manganeso. Y además cuenta con dos negocios muy deseados para esta transición energética debido a que son sostenes para su infraestructura: mineral de hierro y carbón metalúrgico. El año pasado, produjo 59,9 millones de toneladas de hierro, nada de mal para un mercado global de 2.500 millones. Y 16 millones de toneladas de carbón metalúrgico, para un consumo mundial de carbón de 8.530 millones de toneladas en 2023.
BHP, a su vez, también tiene una cartera diversificada, pero según informes de mercado, está ávida de cobre, pues requiere balancear ese portafolio que está muy inclinado hacia el mineral de hierro.
En metal rojo, el mayor y mejor activo de la australiana es Escondida, la mina de cobre más grande del mundo, ubicada en la Región de Antofagasta. Escondida, de la que BHP posee el 57,5%, su rival Rio Tinto el 30% y la japonesa Jeco (Mitsubishi y Nippon), el 12,5%, produjo 1 millón de toneladas de cobre el año pasado. Sus otras operaciones en Chile, Spence y Cerro Colorado, entregaron 127 mil y 35 mil toneladas, respectivamente, aunque esta última está en proceso de cierre. En Perú, BHP sólo tiene un tercio de Antamina, que el año pasado produjo 426 mil toneladas.
Por qué Anglo no quiere
La fusión parecería tener sentido de negocio. Sin embargo, Anglo American la rechazó por considerarla que “infravalora significativamente” a la compañía y sería “muy poco atractiva” para sus accionistas. Es que la propuesta considera condicionantes como que Anglo debe deshacerse de sus activos en Sudáfrica (la mina de hierro Kumba y su división de platino), y eventualmente también de su negocio de diamantes, que a BHP no le interesa. Al parecer, no querría tener exposición en África, que normalmente ha sido considerado un destino difícil e inestable política y jurídicamente.
En simple, BHP tomaría Anglo y la desguazaría, quedándose con el cobre, el mineral de hierro que Anglo tiene en Brasil y el carbón metalúrgico en Australia.
En Anglo no quieren eso.
Pero, además, BHP está aprovechando el mal ciclo por el que atraviesa la anglosudafricana. Su acción, cuando llegó la propuesta, se transaba en torno a 20 libras esterlinas en la Bolsa de Londres. La oferta de BHP, que era en acciones, sin dinero en efectivo, la valorizaba en 25 libras, incluyendo 4,86 libras por Anglo Platinum y 3,40 libras por Kumba. Es decir, la suma de las partes de Anglo estaba mejor valuada que la empresa completa. Y hace dos años, el papel de Anglo estaba en torno a las 40 libras.
Es que, operacionalmente, Anglo enfrenta algunas dificultades, en cobre especialmente, lo que ha afectado a su acción. Mientras la mina peruana Quellaveco recién inició su producción en 2022, Los Bronces enfrenta problemas por menor ley de mineral, un mineral más duro y escasez de agua, además de que detuvo su concentradora más antigua por su alto costo. Pero paralelamente está llevando adelante su proyecto de reemplazo de mina subterránea y tiene un contrato para usar agua desalinizada, proyectos que en el mediano y largo plazo tendrán su recompensa.
Anglo tampoco quiere desprenderse a un precio tan bajo de joyas como Collahuasi, la futura Los Bronces o la recién ampliada Minas-Rio de hierro de alta ley en Brasil.
Y los bancos de inversión coinciden con Anglo, aunque lo ven desde el punto de vista de los riesgos que la operación podría traer. Por ejemplo, por el lado de la regulación: “el riesgo es alto, especialmente en grandes acuerdos que involucran muchas jurisdicciones (…) Identificamos cuatro reguladores para fijarse: Sudáfrica, China, Unión Europea y Chile”, dice un informe del banco de inversión Berstein. “Funcionarios sudafricanos ya han dado señales negativas”, agregó. El origen de Anglo American está en Sudáfrica, por tanto, tiene una relación de larga data y es un importante inversionista en ese país, por lo que su salida podría generar repercusiones no sólo económicas, sino políticas. “Podemos ver alguna resistencia de la industria china de cobre”, advierten. China compra la mitad del cobre del mundo y tiene el 45% de la capacidad de fundición, por lo que un poder de mercado así no le gustaría. De hecho, ya rechazó en 2011 el acuerdo entre Glencore y Xstrata. “Chile (y en menor medida Perú) probablemente prefieran una profunda y robusta banca de mineras extranjeras. Una combinación AA-BHP en Chile es formidable”, concluye Berstein.
Deutsche Bank sólo apunta al precio: cree que BHP al menos debe ofrecer 31 libras por papel de Anglo, pero incluyendo algo de efectivo para compensar el impacto de la separación de los negocios de Sudáfrica. Ahora, también plantea que esto obliga a Anglo a una reorganización que cree más valor para sus accionistas, pues no puede quedarse de brazos cruzados.
Y por el lado de BHP, a los expertos tampoco les gusta la fusión. “La propuesta sobre Anglo parece más probable que diluya valor de los accionistas en vez de crearlo, el mercado ya le imputa un cargo en contra de US$10 mil millones”, dice JP Morgan.
Efecto en Chile
Pese a ser el país clave en la operación, Chile, su gobierno, sus actores mineros e incluso Codelco, son meros espectadores de ella.
Pese a que el tamaño de Codelco es enorme y hay quienes internamente estiman su valorización en hasta US$100 mil millones, no atraviesa por un momento financiero acorde como para ir a disputar esos activos. Lo que sí es cierto es que la estatal sí podría ver algunos cambios en las mesas que comparte con Anglo.
Claro, porque es socio de la anglosudafricana en Anglo American Sur, cuyo principal activo es Los Bronces. A nivel de sociedad, sólo cambiaría de nombre el accionista, pero las condiciones se mantendrían, dado que por el pacto de accionistas suscrito en 2012 está protegida su inversión ante un eventual cambio de controlador.
Lo que sí temen algunos es que las negociaciones que confidencialmente han llevado adelante equipos de Codelco y Anglo, empujadas por el presidente de la estatal, Máximo Pacheco, para optimizar las operaciones vecinas de Los Bronces y Andina puedan entramparse si hay cambios en Londres. Con un nuevo controlador, las condiciones podrían cambiar.
Y donde sí es claro que habrá efectos es entre los trabajadores de las oficinas corporativas de Anglo en Chile, que son cerca de 400, y probablemente en sus operaciones menos lucrativas como El Soldado o Chagres. Porque al igual que en todos sus negocios del mundo, esas oficinas, dadas las sinergias y duplicaciones, desaparecerían.