Chile ofreció una prima tentadora sobre sus bonos existentes cuando comercializó nueva deuda la semana pasada dirigida a inversionistas internacionales y, aun así, se ahorró una gran suma en comparación con un préstamo en dólares.
El país estableció una guía de tasa inicial de 7,25% en bonos ambientales, sociales y de gobernanza corporativa (ASG) en pesos con vencimiento en 2034, en un momento en que sus antiguos bonos en pesos con vencimiento en 2033 rendían 55 puntos base menos.
Canjear esos nuevos bonos por instrumentos en dólares al precio inicial de la guía habría dejado a Chile pagando una tasa de interés del 5,54%, 62 puntos base menos que sus bonos existentes en dólares a 2033. Pero, es más, Chile no vendió los bonos al 7,25%. Utilizó un sindicato de bancos para comercializar el acuerdo de 1 billón de pesos (US$1.000 millones) y, como suelen hacerlo los agentes colocadores, ofrecieron un rendimiento muy alto antes de ajustarlo a 6,95%, logrando una cartera de pedidos de US$3.500 millones.
Para los bonos en pesos, en un momento en que el peso se está debilitando, ese no es un mal resultado. En términos de dólares, ese rendimiento es de alrededor de 5,33%, un ahorro de aproximadamente 90 puntos base. Y 90 puntos base sobre US$1.000 millones son US$9 millones al año en intereses.
Chile utiliza sindicatos para vender bonos en pesos en un esfuerzo por atraer más inversionistas internacionales al mercado de deuda local. En este caso, los extranjeros representaron el 46% de los compradores, según un comunicado del Ministerio de Hacienda. Los bonos son los primeros instrumentos sociales que vende en pesos, pero la deuda social ahora representa el 31% de su total. Goldman Sachs Group Inc., Itaú Unibanco Holding SA, Banco Santander SA y Bank of Nova Scotia fueron los agentes colocadores.
Moody’s Investors Service y S&P Global otorgan a Chile una calificación crediticia cinco niveles sobre el grado especulativo, mientras que la calificación de Fitch es un escalón inferior. Moody’s rebajó su calificación en un nivel el 15 de septiembre.
Mientras tanto, la deuda de Uruguay —que tiene calificaciones entre uno y dos niveles por encima del grado especulativo, mucho más bajas que las de Chile— ahora se cotiza con un rendimiento más bajo que la deuda chilena en el mercado de bonos en dólares. Y vendió bonos similares a los de Chile. Si bien posiblemente hubo un ligero ahorro de costos, no fue tan barato como la deuda de Chile.
Uruguay vendió US$1.000 millones en bonos ASG a 12 años, que comercializó con un diferencial de 195 puntos base sobre los bonos del Tesoro antes de ajustar el precio a 170 puntos base. El cupón del bono disminuye si cumple con los objetivos específicos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y aumenta si no cumple con otros criterios. El rendimiento fue de 5,94%, menos de lo que paga Chile, pero no muy lejos de la curva de Uruguay.