Mientras los fabricantes de vehículos compiten por un futuro en base a energía limpia, Chile luce estancada.
El país sudamericano posee las mayores reservas globales de litio, un metal ligero clave en la fabricación de baterías para autos eléctricos que en Chile es de alta calidad con bajos costos.
Pero su producción apenas ha variado en los últimos años, mientras los productores actuales, SQM y Albemarle , luchan por impulsarla y capitalizar la fuerte demanda global, que se triplicaría al 2025.
En tanto, el gobierno chileno ha sido lento en habilitar nuevos jugadores en el mercado y grupos sociales se oponen a otras iniciativas, preocupados por el impacto ambiental.
En resumen: Chile pierde terreno ante a sus competidores.
En 2017, Australia superó a Chile como principal proveedor mundial y la vecina Argentina está posicionándose para ganar terreno rápido, con al menos una docena de proyectos en trámite.
Si bien Chile sigue siendo un productor clave, el mercado está ansioso y los inversionistas buscan en otros lugares para aumentar la oferta, dijeron analistas.
Chile "está decepcionando a la industria" y si los planes de expansión siguen tropezando, causaría "incertidumbre y complejidad en la cadena de suministro", dijo Joe Lowry, un consultor independiente, basado en Estados Unidos.
El Ministerio de Minería de Chile no respondió a reiteradas solicitudes de comentarios, pero el ministro Baldo Prokurica dijo a periodistas a inicios del año que el gobierno hace todo lo posible para "garantizar que se explote el litio y otros metales para baterías".
SQM, con sede en Santiago, registró una caída de sus acciones de más del 6% el 23 de mayo cuando anunció que demorará una expansión prevista hasta fines de 2021. El proyecto le permitiría elevar su producción hasta 120.000 toneladas de carbonato de litio.
El jefe de Finanzas, Gerardo Illanes, dijo a Reuters en un correo electrónico que el proyecto, aunque se retrasaría, le daría a la compañía la "flexibilidad que necesitamos en un mercado de rápido crecimiento como el litio".
La rival Albemarle, el mayor productor mundial de litio, a principios de este mes, dijo que su producción de 2019 sería estable frente a 2018.
Eric Norris, jefe de la división de litio de Albemarle, dijo que la estadounidense estaba impulsando los proyectos de expansión de Atacama y dijo que "mantenemos una relación muy fuerte, positiva y activa con los reguladores chilenos".
NO HAY MEJOR LUGAR
A unos 1.150 kilómetros al norte de Santiago, SQM y Albemarle tienen gigantescos estanques llenos de salmuera rica que proviene reservorios subterráneos. Las firmas sólo deben bombear el valioso líquido a la superficie y la madre naturaleza hace el trabajo pesado.
La intensa luz solar, la baja humedad y los vientos cálidos y constantes evaporan la mayor parte del agua, dejando atrás una mezcla de "oro blanco".
Chile tiene aproximadamente una participación del 20% de la producción global de litio, un descenso frente al 36% de hace solo cuatro años, según cifras del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
Durante la dictadura de Augusto Pinochet se declaró al litio recurso "estratégico" debido a su uso nuclear, lo que obliga a las empresas a asociarse con el Estado -como hacen SQM y Albemarle- u obtener un permiso especial, conocido como CEOL, para extraer litio por su cuenta.
El problema, dicen las mineras, es que el gobierno todavía tiene que dar directrices para obtener un CEOL. Tampoco ha establecido un sistema uniforme de regalías o impuestos que ayude a los inversores a evaluar los riesgos.
Esa falta de claridad ha asustado a varios inversionistas extranjeros, según Marcelo Awad, ejecutivo de la canadiense Wealth Minerals. "Dicen: oye no conozco todavía las reglas del juego", comentó.
Ningún jugador nuevo ha logrado los permisos para iniciar producción desde que los precios del metal despegaron en 2014.
Wealth Minerals, que tiene intereses en Atacama y otros salares chilenos, optó por asociarse con la minera estatal Enami en un esfuerzo para seguir adelante, explicó Awad.
PREOCUPACIÓN AMBIENTAL
Otro desafío es el agua. Para seguir siendo viables para la minería, las napas subterráneas deben recargarse con nieve y precipitaciones de la Cordillera de Los Andes. Nadie sabe cuánto se puede bombear de forma segura en el amplio Salar de Atacama, que alberga hasta el 80% de las reservas de litio de Chile.
Un estudio del gobierno realizado el año pasado encontró un déficit en el flujo de agua, lo que llevó al gobierno a anunciar restricciones. Eso ha llevado a un mayor escrutinio del uso del recurso por parte de SQM y Albemarle.
Albemarle recientemente abandonó un plan de expansión de 80.000 a 145.000 de carbonato de litio, luego de que los reguladores chilenos cuestionaran el uso de una tecnología de ahorro de agua.
La compañía dijo que la decisión fue impulsada por la caída en la demanda de carbonato de litio, su mayor producto local, en comparación con el hidróxido que se produce en otros lugares.
SQM también ha enfrentado a los reguladores por la acusación de que ha extraído más salmuera. La disputa terminó cuando SQM aceptó un plan de cumplimiento que requiere que reduzca su bombeo y aumente el control.
Además, el regulador de agua ha reconocido que no sabe si la extracción de litio podría afectar los embalses de agua dulce debajo del Salar de Atacama, que proporcionan agua a las comunidades locales.
Un estudio estatal, que se completaría el año pasado, se retrasó por razones técnicas hasta fines de 2019, dijeron funcionarios a Reuters y la incertidumbre ha endurecido la posición de las comunidades aledañas.
Sergio Cubillos, jefe de un consejo que representa a 18 comunidades indígenas, dijo a Reuters que bloquearán nuevos proyectos en medio de la falta de comprensión del impacto.
La resistencia ya ha derribado al menos una iniciativa. A inicios del año, la canadiense LiCo Energy Metals desechó su proyecto Purickuta en Atacama, citando la oposición "inmensa y generalizada" de la comunidad indígena local.
En total, los contratiempos significan que los fabricantes de baterías y la industria de autos eléctricos necesitan otro plan para satisfacer la demanda, dijo Howard Klein, analista de litio y socio de RK Equity, con sede en Nueva York.
"Si no viene de Chile, entonces tiene que venir de áreas más caras o más riesgosas, lo que, desde una perspectiva económica, no es lo ideal", subrayó el experto.