No son muchas las ocasiones en que nuestro país es destacado en primer lugar, ya sea en ámbitos deportivos, educacionales, económicos, o de otra índole. Es más, desde que integramos la OCDE nos hemos visto comparados ya no con el concierto latinoamericano, donde resultábamos siempre en los primeros puestos, sino que ahora estamos midiéndonos con la misma vara que países con mayores niveles de desarrollo.
Por esta razón es tan importante lo que hemos alcanzado en términos de energía renovable, y su inédita inserción a través de mecanismos competitivos en el sistema eléctrico.
En esta ocasión llega uno de los reconocimientos más importantes: Bloomberg NEF publicó recientemente un ranking de mercados emergentes atractivos para invertir en energías limpias, en el que Chile alcanzó el primer lugar, destacándose por elementos tales como el excepcional potencial de recursos renovables, por una alta inversión extranjera, disponibilidad e institucionalidad financiera para el desarrollo de proyectos, así como también por la reconocida estabilidad institucional, jurídica y económica de las últimas décadas.
Pero no sólo eso: nos encontramos en un inédito esfuerzo por descarbonizar nuestra matriz, para lo cual hemos estado trabajado estos meses escuchando y analizando las distintas aristas vinculadas al tema. Nuestro objetivo es ser capaces como país de lograr un justo equilibrio entre avanzar hacia un medioambiente más limpio, tener seguridad en nuestro suministro eléctrico y relevar las variables sociales, laborales y económicas de las zonas donde se emplazan estas centrales.
No ha sido un camino fácil, pero muy prontamente tendremos buenas noticias que nos situarán como uno de los primeros países no desarrollados en avanzar en esta dirección.
El reciente anuncio de la realización de la próxima COP25 en nuestro país es una muestra más de que nos encontramos en un buen pie. Pero, a su vez, nos impone la meta de liderar la transición energética desde los combustibles fósiles a las tecnologías limpias. De demostrar que somos capaces de desarrollar nuestro gran potencial renovable en armonía con un suministro competitivo y de calidad, y de cumplir el compromiso en materia ambiental que hemos adquirido.
Los esfuerzos han sido claros y están plasmados en la Ruta Energética que trazamos: la incorporación eficiente de energía sostenible es uno de los pilares de nuestra gestión, lo que involucra la modernización del sector energético y la incorporación de las distintas posibilidades que recientemente nos ofrece la tecnología, como la electromovilidad, el almacenamiento o contar con generación residencial.
Como gobierno y como país, estamos dispuestos para ponernos metas altas y estándares más cercanos a los países desarrollados. Está en nuestras manos y es responsabilidad de todos, sector público y privado, liderar no sólo el ranking de energías renovables, sino que impulsar la transición energética constituyéndonos en una vitrina de desarrollo para el mundo, y con un alto grado de involucramiento de la ciudadanía.
Estamos en buen pie para afrontarlo, y existe la voluntad política y la férrea decisión de avanzar de manera acelerada hacia el país que todos queremos; limpio, eficiente y seguro.