Un investigador chileno inventó un calefactor "ecoeficiente" que quema madera pero promete ahorrar hasta un 75 % de combustible y más de un 90 % de eficiencia calórica, bajo la premisa de que "la energía de la leña se transfiera a las viviendas y no a los pulmones de la gente".

El inventor Héctor Becker es un experto en termodinámica del Departamento de Ingeniería en Maderas de la Universidad del Bío Bío (UBB), quien según un informe facilitado a Efe está entusiasmado por los primeros resultados de su sistema, realizados en fábrica.

Dichos resultados muestran más de un 90 % de eficiencia calórica y una reducción de hasta el 75 % de las emisiones contaminantes.

Formado en la Universidad Libre de Bruselas y alumno del Premio Nobel 1972 Ilya Prigogine, Becker considera perfectamente posible mejorar sustancialmente la eficiencia energética y el desempeño de los actuales sistemas de calefacción que utilizan madera.

El rendimiento del calefactor será próximamente evaluado en el Departamento de Ingeniería en Maderas de la Universidad del Bio Bío con el objeto de ratificar los resultados de las primeras evaluaciones.

"Si bien es cierto que los resultados han sido prometedores, aún hay mucho por hacer", advirtió al respecto William Gacitúa, director del Departamento de Ingeniería en Maderas de la UBB.

Ello con el fin de entregar "un producto totalmente evaluado, con mediciones que den garantía de su bajo consumo de leña, equilibrio térmico, rendimiento y composición de los gases de la combustión", remarcó.

Becker apostó por crear un equipamiento casero, adaptando el diseño de calderas de alta eficiencia utilizadas en instalaciones industriales.

En esta nueva tecnología, a diferencia de las que emplean materiales refractarios que rechazan el calor, la cámara de combustión está conformada por un sistema de tubos cuya disposición logra recuperar la radiación que emite la leña.

Se trata de un concepto originalmente desarrollado en Alemania para elevar la eficiencia de sus calderas de biomasa, perfeccionado por Becker en una serie de proyectos industriales en Centroamérica, donde estuvo radicado.

El sistema logra además quemar gases como el alquitrán, la creosota y el ácido piroleñoso, presentes en las chimeneas y en el aire de las ciudades del sur de Chile.

Becker incorporó también una cámara de combustión catalítica que permite quemar bien y transmitir al hogar un calor eficiente a razón de "una astilla por hora", según el investigador

"Cuando encendí el prototipo por primera vez, a los pocos minutos, los gases de salida se hicieron traslúcidos", explicó en el informe.

Eso "porque antes de alcanzar la temperatura necesaria para producir la conversión catalítica, las celdillas del convertidor dividen los gases remanentes y los mezclan con el aire secundario y las llamas, logrando que en su mayoría se enciendan", precisó.

"Nuestro sistema logra quemar tres o cuatro veces menos leña para calentar la vivienda, logrando aportes importantes tanto al usuario como al ambiente y al recurso forestal", subrayó.

Hasta ahora Becker ha desarrollado dos prototipos de esta innovadora estufa de combustión lenta, pero ya prepara otros 10 dispositivos similares.

Jorge Saavedra, académico del departamento de Ingeniería en Maderas de la UBB, cree que en dicho centro "próximamente" estarán trabajando en generar las condiciones "para comprobar los alentadores resultados de las primeras pruebas de este prototipo".

La idea, explicó, "es tratar de cuantificar y comparar con otras estufas convencionales el nivel de desempeño, monitorear la eficiencia energética y los niveles de contaminación".

Para ello, señaló Gacitúa, "el equipo buscará caracterizar la composición de los gases en las distintas etapas de combustión, poniendo atención en el encendido del calefactor, que es la fase de mayor contaminación.

Para los investigadores, el proyecto rompe la errónea creencia de los efectos contaminantes del empleo de la leña como medio de calefacción doméstica.

Por ello, según Becker, "antes de generar restricciones y planes de descontaminación que privilegian otros sistemas, se deben determinar científicamente los reales niveles de eficiencia de los equipos de combustión de biomasa existentes, incrementando las exigencias en su certificación".

Ello, a su juicio, permitirá quitarle el estigma a la leña y recuperar su empleo como un combustible renovable, económico y amigable con el medioambiente.