Detener el robo de propiedad intelectual está en el centro de las demandas que ha presentado Donald Trump a China, en el marco de la guerra comercial. Aunque hasta hace poco Beijing negaba que hubiera grandes problemas en la materia, tras acordar una tregua el fin de semana, han decidido tomar cartas en el asunto y endurecer los castigos para quienes cometan este delito.
Según lo consignado ayer por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma se acordó, con otros 37 departamentos de gobierno, una nueva política para castigar a los reincidentes en el robo de propiedad intelectual. La política considera la creación de una lista negra de personas y empresas que enfrentaran una serie de sanciones y restricciones.
El gobierno no podrá brindarles apoyo, tampoco tendrán acceso a contratos con el Estado y encararán limitaciones para llegar a ocupar cargos en los directorios de empresas públicas.
Estos infractores incluso tendrán dificultades para comprar propiedades, ir de vacaciones o conseguir extensiones para sus líneas de crédito. Además, a las empresas se les prohibirá emitir bonos.
Exigencias de EEUU. Tras el encuentro entre Donald Trump y Xi Jinping en el G20, la Casa Blanca detallo que ambas naciones trabajarían en "cambios estructurales", que permitan proteger de manera más eficiente la protección de la propiedad intelectual en China.
Antes, desde Washington han asegurado que este tipo de robo por parte de los chinos le cuesta US$600.000 millones anuales a las firmas estadounidenses.
"Para aquellos de nosotros que estamos en la industria, proteger los derechos de propiedad intelectual es definitivamente una medida bienvenida", dijo a Agence France-Presse (AFP) Bob Jin, socio de la firma de abogados LexField, que se enfoca en la ley de propiedad intelectual en Beijing.
En este momento no se cuenta con medidas particulares para los reincidentes, "así que esto en realidad está llenando algunos espacios en blanco", destacó el experto.
Métodos sofisticados
Sin embargo, es difícil saber si este tipo de medidas lograrán abordar de manera efectiva los problemas de propiedad intelectual que se enfrentan en China, lo cuales no sólo han sido denunciados por Estados Unidos, sino que también para varios países de Europa y por sus vecinos de Corea del Sur y Japón.
En ese marco Guy Sorman, economista y filósofo francés, considera que se debería buscar una instancia como la Organización Mundial de Comercio (OMC) para detener las prácticas chinas, considerando su sofisticación.
"Esto no se trata de robar, es mucho más complicado que eso. Lo que hacen los chinos es imitar la innovación que se realiza fuera de su país. La replican, pero cambian algunas cosas para después emitir una nueva patente, que es hecha en China", detalló a PULSO Sorman, tras conocer la tregua comercial declarada el sábado.
"Han sido muy efectivos en transportes de trenes, cuando crean un nuevo modelo que es 99% alemán y francés y 1% chino, para luego decir que es una patente de ellos. Es muy difícil contener así".
Por medio del uso de estas prácticas o no, lo cierto es que en la actualidad el gigante asiático encabeza el ranking de los países que más emiten patente, según el informe publicado el lunes por la World Intellectual Porperty Organization. Estados Unidos queda en segundo lugar, seguido de Japón y Corea del Sur.
De esta manera, basados en datos de 2017, son las compañías chinas las que lideran el listado corporativo. Los primeros dos puestos del podio los ocupan Huawei y ZTE, mientras que en el tercer lugar aparece la estadounidense Intel.